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"¿Por qué te quedaste?" La pregunta va dirigida a Alejandro Abadie, que no duda: "Me quedé porque es mi club, empecé y voy a terminar jugando acá".
"¿Por qué te fuiste?", fue el interrogante para Emiliano Lascelandare: "A que no podés responder", chicanea Abadie a su amigo, que se toma unos segundos para contestar. Se ríe y suelta: "Distintos pensamientos".
Es la historia de dos amigos, de dos clubes y un lugar común. Por primera vez, esta tarde, San Fernando y Delta Rugby Club se enfrentarán tras la decisión de 40 jugadores y dirigentes de abandonar San Fernando para fundar Delta. Corría diciembre de 2009 cuando, tras dos años de mala relación entre la comisión directiva del club y gente de rugby, un grupo de dirigentes y jugadores del plantel superior decidió irse. La lucha de poder deterioró el vínculo a tal punto que la reconciliación dejó de ser una posibilidad. Los incidentes se volvieron cotidianos y la paciencia se agotó cuando la conducción de la institución resolvió suspender a cinco referentes, y así impidieron que se presentaran en el torneo de seven, en el cual defendían la corona. Los jugadores explotaron y dieron un portazo.
"Era un momento complicado y se presentó la posibilidad de una nueva oportunidad. ¿Qué siento al pisar esta cancha? Nostalgia", dice el pilar de Delta que, invitado por La Nacion, volvió al club que lo vio nacer, con su nueva camiseta. El Polaco Abadie, su mejor amigo, no se conforma con su respuesta y acota: "Es la primera vez que lo veo con la camiseta. No sé... no me gusta. Me gustaría que esté jugando conmigo. Tiene puesta la camiseta equivocada".
En la fría tarde de San Fernando sólo unos pocos testigos presencian un momento que podría ser fundacional para el rugby bonaerense: el nacimiento de un nuevo clásico. Ejemplos similares sobran. El más famoso tal vez sea el que ocurrió en 1935, cuando de un conflicto interno en el Club Atlético San Isidro nació el San Isidro Club, y con él, el clásico más importante de la Argentina.
Como en aquella oportunidad, la división dejó heridos de ambos lados: familias partidas y amistades perdidas son algunas de las consecuencias más palpables. Pero entre tantas diferencias, dos compañeros se juramentaron no perder lo que el rugby les dio: la amistad. "Hablamos en la semana, pero no de rugby", dicen, casi a coro.
Cargado de emociones y recelos; amistad y enemistad; amores y odios? el encuentro que hoy disputarán en la cancha de Delta -hace de local en el anexo Escobar del CASI-, desde las 15.30, será de alto riesgo . Así también lo considera la URBA, que designó al experimentado Cristian Sánchez Ruiz para arbitrarlo. Y así lo viven los protagonistas: "Es algo distinto; voy a enfrentar a gente con la que compartía el equipo. No es la mejor situación", dice Abadie. A su lado, tiritando por las bajas temperaturas, Lascelandare agrega: "Imagino que vendrá mucha gente... La separación fue muy reciente".
Sobre el final, vuelve la pregunta inicial para el primera línea de 25 años: "Me fui porque no me quedaba nadie en el club. Vos no estabas [le dice a Abadie, que asiente con la cabeza] y el resto de mis amigos se fue. Fue muy difícil".
La salida de aquel grupo de San Fernando condenó al equipo a perder la categoría. Tras clasificarse al Top 14 en 2009, el club entró en una debacle que aún no logra frenar. Por eso, un triunfo frente a su nuevo rival clásico sería un buen punto de partida para encarar lo que viene, la pelea por mantener la categoría en el Grupo 2. Misma situación es la que le toca a Delta, pero distinto el camino que debió atravesar. Subió dos categorías en el primer año de competencia y ahora deberá esforzarse para no ceder el lugar que alcanzó.
Tras la escisión, es el turno de que el rugby recomponga los ánimos y amaine las diferencias entre jugadores que vienen de la misma cuna.



