No oyen, juegan al rugby y quieren viajar, pero no son autorizados por la UAR
El seleccionado de sordos necesita el aval de la entidad para realizar una gira por Inglaterra y Gales; la unión no lo reconoce y el periplo se frustró
La noticia impactó. Rugby Sordos Argentina (RSA) canceló una gira que tenía prevista para agosto por el Reino Unido, y el por qué causó sorpresa e indignación. La Unión Argentina de Rugby (UAR) no dio su autorización, requerimiento que era indispensable para emprender el viaje, y eso provocó una honda desilusión en los 30 jugadores y miembros del cuerpo técnico, que hasta hace poco vendían bonos para recaudar dinero. Detrás de este desenlace está la historia de un proyecto que desde su fundación, en 2013, lucha por ser reconocido por una entidad nacional que, por ahora, no muestra interés en formalizarlo.
RSA tiene 25 jugadores de entre 20 y 35 años, más algunos menores en proceso de aprendizaje. La composición bien federal –hay rugbiers de 12 provincias– los lleva a entrenarse por separado, pero una vez por mes realizan un encuentro general. Hace unos meses recibieron una invitación de los seleccionados de Inglaterra y Gales. Como las uniones exigían por reglamento una autorización de la institución madre del rugby nacional, enviaron en mayo una carta a la UAR, que respondió hace pocos días con la negativa.
RSA publicó en las redes sociales un comunicado. Firmado por Gustavo Díaz y Mariano Matut, sus fundadores, afirma que “el equipo de personas sordas no es reconocido como seleccionado nacional de rugby porque no es convocado ni organizado por UAR” y que el primer paso que dieron desde su nacimiento fue “acudir a la UAR para ser reconocidos”. “En el día de hoy mantiene su postura, aún cuando RSA respeta y cumple sus requisitos”, manifiesta la carta. Ante una consulta para LA NACION, Díaz y Matut se abstuvieron de ampliar el tema.
“Ellos sabían que estaba complicado. Aceptaron anticipadamente la invitación para ir a jugar y necesitaban una autorización que no podíamos darles porque no tenemos jurisdicción ni competencia. Podemos tomar conocimiento de que hay un equipo de sordos, pero no es representativo”, explicó Néstor Galán, el vicepresidente primero de la UAR.
Pasaron casi dos meses desde el pedido de autorización efectuado por RSA el 8 de mayo hasta la respuesta de la UAR, del 5 de julio. Para los jugadores transcurrieron demasiados tiempo e incertidumbre en una situación que, según plantean, estuvo clara desde el principio. Del otro lado, Galán justificó la demora: “Mandamos una carta a World Rugby para conocer la situación del rugby de sordos en el mundo y tardaron en contestarnos. Dijeron que conocían el tema y que lo apoyaban pero que no tenían ninguna injerencia”.
Desde la UAR aseguran que no pusieron reparos en que se realizara la gira. “Les dimos las recomendaciones que hacemos con todos los equipos”, agregó Galán, refiriéndose a los requisitos del “rugby seguro”, es decir, que todos los jugadores tengan sus aptos, que haya un médico en la delegación, que contraten seguros médicos individuales y que presenten la invitación de la institución que los recibe y la autorización de la unión a la que ésta pertenece.
Existe un antecedente en el que RSA fue autorizado. Sucedió en 2015, cuando jugó un torneo internacional en Chile. Galán aclaró que en aquella ocasión el visto bueno no partió de la UAR sino de su fundación, FUAR.
No son nuevas estas dificultades. Durante la visita del seleccionado de sordos de Nueva Zelanda, la entidad madre del rugby argentino se negó a autorizar por escrito el test-match que se haría en Córdoba. Finalmente, fue la unión cordobesa quien hizo de garante y ambos seleccionados sostuvieron un encuentro histórico para la especialidad, que culminó 19-15 en favor del visitante. En tanto, Deaf Blacks anunció una gira por el país para abril de 2018: otra vez RSA deberá buscar un parche.
Este caso expone una situación compleja para la UAR: cómo proceder cuando hay seleccionados alternativos. Los combinados Pumas Classic, de rugby universitario y de quad rugby tampoco gozan del reconocimiento oficial. Lo mismo pasa con Pumpas XV, que en agosto participará en el mundial de rugby inclusivo en España, pero que no necesitó de una autorización oficial dado que el organizador es un ente privado.
Desde la UAR aclararon que no tienen nada en contra de los integrantes de este seleccionado. “Fui a un entrenamiento y charlé con ellos. No hay problema en colaborar, pero una cosa es eso y otra es tener una relación formal. Para eso tienen que tener personería jurídica y estar afiliados a una unión”, detalló Galán. Lo primero es obtenible, con paciencia y haciendo los trámites correspondientes; la afiliación es prácticamente inalcanzable: como mínimo se debe presentar equipos en todas las categorías juveniles y en el plantel superior.
Ésa parece ser una única respuesta de la UAR en esta encrucijada, que promete tener algún capítulo más.
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