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Los Trials de atletismo son el cimiento definitivo con el que Estados Unidos llega a un Mundial o a un Juego Olímpico. Este año, del 1 al 10 de julio, en el emblemático estadio Hayward Field de Eugene, en Oregon, se desarrollaron las pruebas clasificatorias para la composición definitiva del equipo estadounidense que participó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Allí, en el escenario de ese pequeño pueblo de 160.000 habitantes, los mejores de la pista y el campo dirimieron los tres atletas por disciplina que serían los representantes olímpicos.
No importa lo hecho durante la temporada, no se tiene en cuenta una lesión: los Trials son la única puerta de entrada para vestir y representar los colores del país con más medallas olímpicas desde que se iniciaron los Juegos Olímpicos de la era moderna. Desde Atenas 1896 a Río 2016, Estados Unidos acumula 797 preseas (334 de oro, 258 de plata y 205 de bronce).
Nadie, por más nombre o récord mundial que tenga, puede escapar a esta voraz y despiadada pero efectiva manera de definir los nombres del equipo nacional de atletismo. Es que en Estados Unidos no hay excusas ni apellido ilustre con peso propio que sirvan como trampolín para ser representante olímpico. Bastó con ver las lágrimas de tristeza de Sanya Richards-Ross, quien en Brasil no pudo revalidar sus títulos olímpicos de 400 metros y posta 4x400 de Londres 2012, para comprender lo impiadoso que puede resultar el deporte de alto rendimiento. La plusmarquista continental se retiró lesionada en las eliminatorias y el público que colmó la capacidad del estadio de la Universidad de Oregon la despidió con un cálido y cerrado aplauso en lo que significaría su posible alejamiento del atletismo profesional. "Tuve una carrera increíble. Que mi última prueba sea aquí, a los 31 años y en este estadio. es algo maravilloso que voy a recordar por siempre", contó la atleta nacida en Kingston, Jamaica, pero que vive en Estados Unidos desde pequeña y a los 16 años aceptó la propuesta de integrarse al equipo júnior de su país de adopción. Tampoco importaron los pergaminos de la multicampeona Allyson Felix, quien logró la clasificación para los 400 metros (en Río sería plata) pero no obtuvo su pasaje para los 200 metros, en los que sólo le faltó una centésima para lograrlo.

Asimismo, las pruebas de vallas cortas dejaron una de las sorpresas mayúsculas de toda la competición: entre los hombres se quedaron afuera Ryan Wilson, medallista mundial; Omo Osaghae, campeón del mundo en Sopot 2014; Jason Richardson, campeón mundial en 2011 y medalla de plata en los Londres 2012; David Oliver, campeón mundial en 2013 y bronce olímpico en Pekín 2008; y Aries Merritt, campeón olímpico en Londres 2012 y récordman mundial de la especialidad. Mientras que entre las mujeres no lograron su boleto olímpico Dawn Harper Nelson, subcampeona olímpica en Londres 2012 y campeona en Pekín 2008; y Kendra Harrison, poseedora de la segunda mejor marca de todos los tiempos. Tampoco tuvo suerte Tyson Gay. El segundo atleta más rápido de la historia no logró la clasificación ni en 100 ni en 200 metros. Si bien fue parte del equipo de la posta 4x100, Estados Unidos recibió un duro doblez al ser descalificado en la final. Evidencias que sirven de ejemplo. Para ser atleta olímpico de Estados Unidos hay que revalidar la credencial de acceso en los Trials. Otra no hay.
Cuna del running estadounidense, la ciudad de Eugene, sede del condado de Lane en el estado de Oregon, también es conocida como "TrackTown USA". Su historia y sus calles respiran atletismo. Su pista, su histórica pista, es el lugar señalado en el que durante diez días se llevaron a cabo los selectivos olímpicos de Estados Unidos. Con el básquetbol, el fútbol americano y béisbol en período de receso, los Trials ganan la escena y ponen al atletismo en lo más alto del deporte estadounidense. Es pleno verano en Eugene y el calor pega fuerte en el cemento.

A pesar de las altas temperaturas, el Hayward Field casi no tiene una butaca libre. Y la que se libera, rápidamente es ocupada. Las más de 10.000 localidades fluctúan entre la mañana y la tarde, pero esta verdadera fiesta del atletismo invita a quedarse. Así lo hace saber Brittney Reese, quien logró con holgura el pasaje a Río pero más tarde debió conformarse con la medalla de plata en salto en largo, detrás de su compatriota Tianna Bartoletta, quien también se colgó la presea dorada en la posta 4x100. "En esta pista se dieron grandes acontecimientos para el atletismo de nuestro país. Y los Trials muestran dónde estamos parados previo a un acontecimiento como los Juegos de Río", contó Reese ante un grupo de periodistas que participó de la iniciativa de Nike, de convivir en tres días de entrenamiento en Eugene. Se trata de un campamento en pleno corazón del atletismo estadounidense para asimilar las bondades del novedoso sistema Nike Training Club (NTC) ideado para corredores con pretensiones y no tanto que buscan mejorar su performance.
Estatua: "Bill Bowerman. Profesor, innovador, visionario, motivador..." Eso dice en la estatua que se levanta a un costado de la recta de la pista de Eugene, en homenaje al hombre que fue, justamente, todo eso y mucho más
La fiesta de las tribunas reluce en cada rincón. Familias enteras eligen ver esta competencia en la que el nacionalismo está a flor de piel. Como Sara y Neil, que portan una bandera de su país y la hacen flamear con énfasis cada vez que un atleta pasa cerca de sus asientos. O, Patricia, una maestra de la prepa que corrió 200 metros cuando era joven pero nunca le alcanzó para estar en una definición con las mejores de Estados Unidos. "Siempre soñé con estar del otro lado, con traspasar la pista pero nunca pude. No tenía talento, pero la escuela secundaria y la Universidad me inculcaron el amor por el deporte", dice la docente de 50 años. Lo mejor del día sucede al final. Es el plato fuerte. Es el turno de Galen Rupp, ese rubiecito producto del Oregon Proyect que dirige el cubano Alberto Salazar. La grandeza de Rupp es notable. Sale a correr los 10.000 con autoridad. Sabe que debe ganar ya que la gente, su gente, espera eso de él. Y no defrauda. Luego, en Río, será el mismo que ayudará a Mo Farah a recuperarse tras su caída. Será el mismo que se conformará con en el quinto puesto. Días después, en la segunda maratón de su vida, tras lograr la clasificación en Los Angeles, se colgará la medalla de bronce olímpica.


