Meses, semanas, días y horas para Patagonia Run
Yasmin Jalil, corredora amateur, participará desde esta noche en los 130 km
Meses, semanas, días... Es jueves 7 de abril y el conteo ya es en horas. Es el momento de acreditarnos para Patagonia Run Hardwear 2016, una de las carreras de trail mas importantes de Sudamérica.
El centro de eventos Le Village está colmado de corredores. El equipo de TMX Team nos sonríe mientras la ansiedad nos lleva de acá para allá.
Ahí esté Tere, parte del staff que después nos esperará en Bayos. Hay filas en todo el sector. Corredores que van por 10, 21, 42, 70, 100 y también los que estrenamos la nueva distancia de esta edición: 130k.
Cada uno representa en sí mismo una historia única e irrepetible, pero igual de respetable y emocionante.
Cada una vale la pena ser contada. Al menos eso nos pasa a los corredores. Nos interesamos por el otro. Nos vinculamos con el otro. Prestar atención no es sólo un mandamiento para correr una carrera. Es una necesidad en la vida misma.
Se ven fotos de años anteriores, los carteles, los backs con cada recorrido. Este será mi cuarto Patagonia Run y las emociones siguen tan vigentes como la primera vez. Firmo el deslinde, Tere vuelve a sonreír y me pone la pulsera que marca la distancia. "¡130k, estás loca!", esboza. Me río y le digo que tiene un poco de razón. A veces pienso en eso y en por qué. Pero sólo se que lo hago convencida de que puedo.
Minutos después repaso el recorrido. Dos cumbres: Cerro Colorado y el Quilanlahue. Uno de noche, el otro día. El coastering por Lago Lácar, el amanecer en el medio de la naturaleza. Lo imagino todo. Lo visibilizo todo. O eso creo. "La charla técnica es obligatoria. Mañana a las 12 y a las 19.30 salen de Plaza San Martín", avisa Tere, que ya es como si fuera una amiga más. "Vas a recibir mucho amor. Ahí vamos a estar", agrega. Se que es cierto, los colaboradores de esta carrera se encargan de alentarnos y cuidarnos en cada puesto.
Seguimos de acá para allá con los amigos del Team Correcamino. Posamos, jugamos, nos sacamos una y mil fotos. En tres meses sumé más de 1200 km de entrenamiento. La ansiedad me desborda. Estoy con mis amigos y nos damos cuenta que nos sucede a todos. Hablamos fuerte, nos reímos con ganas. Nos alentamos. Nos damos confianza. Pero se notan los nervios. Es tiempo de descuento para el desafío. La aventura está por comenzar.
Por Yasmin Jalil.
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