Conchita Martínez: "En el tenis femenino se ve todo bastante similar"
Campeona de Wimbledon y ex Nº 2, fue gran rival de Sabatini; hoy es capitana de España en la Fed Cup
Fue en Monzón, un ayuntamiento de 17.500 habitantes de la provincia de Huesca, en el norte de España, donde Inmaculada Concepción Martínez Bernat, Conchita Martínez , se enamoró del tenis. La familia, compuesta por sus padres y dos hermanos mayores, se alojó en unos departamentos de la empresa donde trabajaba Cecilio, su papá. Desde la cocina, Conchita podía distinguir dos canchas de tenis del club Hidronito. Le llamaban la atención los raquetazos, el ruido que hacían los impactos. Hasta que un día, con no más de 9 años, se animó a tomar su propia raqueta y a empezar a golpear la pelotita, aunque rompiera los cristales de la galería de su casa, motivo por el cual su madre la retó más de una vez, sin sospechar que aquella niña presumiría de ser la única mujer española en ganar Wimbledon, en 1994, venciendo a Martina Navratilova en la final. Claro, además de haber alcanzado el número 2 del mundo (en octubre de 1995), y ganado 33 títulos individuales y medallas en tres Juegos Olímpicos.
Conchita, de visita en Buenos Aires como capitana del equipo español que hoy y mañana se medirá con la Argentina, en Tecnópolis por la Fed Cup, pondera el espíritu olímpico; todavía tiene muy presentes aquellos días en los que intercambiaba vivencias con otros atletas, y hasta cuando conoció a Carl Lewis. No es la primera vez que está en la Argentina: tenía 17 años cuando jugó aquí, y luego lo hizo en exhibiciones. En abril de 2006, pocas horas antes de cumplir 34 años, anunció su retiro; a diferencia de otras jugadoras que cuando dejan de ser profesionales le quitan la atención al deporte, Conchita siempre se mantuvo vinculada con el tenis. Como entrenadora, comentarista de TV y capitana de Fed Cup, competencia que ganó cinco veces como jugadora, apoyada por Arantxa Sánchez Vicario, aquella gran rival y compañera.
"La verdad es que no añoro nada de mi época de jugadora. Estoy totalmente ligada al tenis todavía, hago lo que me gusta. A la competencia tampoco la extraño porque jugué 18 años, fue una carrera larga y me siento afortunada. He tenido varias experiencias con el tenis, en distintas funciones, entonces no me da tiempo a extrañarlo", explica Martínez, de 43 años, a la nacion. Radicada en Barcelona, en su vida se hace lugar para ofrecerles a los turistas un servicio distinto: una ruta del vino y tenis. ¿A qué se refiere? "Se trata de montar viajes especiales en la ciudad, experiencias para quienes quieran jugar al tenis y disfrutar la gastronomía. A mí me encanta cocinar y acompaño a quien le interese", añade.
-¿Es verdad o un mito eso de que cambió la forma de pegar el revés luego de verla a Gabriela Sabatini?
-Sí, sí, es verdad. Yo tenía el revés a dos manos, y fui a Suiza a entrenarme, y notaba que no tenía un revés agresivo ni que hiciera daño, que se destacase. Recuerdo que vi a Gabriela, porque ella ya salía en la televisión, y le comenté a mi entrenador que me gustaba mucho el golpe a una mano y que me encantaría pegarlo así. Al otro día lo probé, lo hice bien, de forma muy natural, y siguió así.
-Entre 1989 y 1995 se enfrentaron 15 veces con Gaby, con 9 triunfos de la argentina. Y pese a tener casi la misma edad (Sabatini festejará 45 el 16 del actual), ella se retiró una década antes que usted, en 1996.
-Bueno, siempre te sorprende cuando algún jugador se retira en una edad temprana, pero son cosas personales. Cada jugador siente cosas diferentes y ella así lo decidió. Tuve varios enfrentamientos con Gabriela, fueron muy disputados. Y fue una jugadora con muchísima clase, con un tenis muy bonito y una gran luchadora.
-A la distancia, ¿cómo recuerda su conquista de Wimbledon?
-Uf... ganar Wimbledon cuando nadie se lo esperaba, ni siquiera yo, lo recuerdo con muchísimo cariño y que cada vez que hablo sobre ello me hace sonreír. Es algo que me marcará toda la vida. No suelo ver videos de mi carrera, he estado muy ocupada y no he tenido tiempo. Pero seguramente es un tesoro que guardo y que si en algún momento me siento melancólica lo podré ver.
-En aquel inolvidable torneo conoció a Lady Di, ¿no?
-Sí, yo estaba muy nerviosa por ese motivo, porque días antes del torneo me preguntaron a quién admiraba, la nombré a ella, y antes de la final con Martina me dijeron que estaría en la cancha y que la teníamos que saludar. Después de ganar, pude saludarla y charlar un poco con ella y el príncipe William.
-¿Qué diferencias hay entre el tenis femenino actual y el de sus tiempos de jugadora?
-Yo me retiré hace casi nueve años, en 2006, y ya había cambiado el tenis. El deporte ha ido modificándose continuamente. Ahora se juega con muchísima potencia y antes se hacía con más variedad, se veía un tenis donde las jugadoras hacían o intentaban diferentes cosas, un revés cortado, alguno más a una mano y otras cosas. Ahora, en el tenis femenino se ve todo bastante similar.
-¿La rivalidad con Arantxa las hizo crecer a ambas?
-Sí. Es similar a lo que ocurre hoy con Carla (Suárez) y Garbiñe (Muguruza). Tener una referencia cercana te empuja, aunque no sea tu prioridad ganarle a esa jugadora. Lo malo es cuando se genera morbo, como lo hizo la prensa con Arantxa y conmigo. Pero deportivamente es algo positivo.
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