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SPLIT, Croacia.- La ciudad natal de Goran Ivanisevic y segunda en cantidad de habitantes de esta nación vibró ayer en los actos de bienvenida al nuevo campeón de Wimbledon.
Unas 150.000 personas se concentraron en el puerto de Split, sobre el mar Adriático, y aclamaron al hombre que conmocionó el césped del All England, apodado por los comentaristas de tenis croatas como "el Dios del tenis".
Ivanisevic bajó del avión y enseguida se encontró con miembros de su familia y con la madre de su amigo Drazen Petrovic, un basquetbolista fallecido en 1993 en un accidente automovilístico, a quien Goran le dedicó el título, tras su victoria ante el australiano Patrick Rafter por 6-3, 3-6, 6-3, 2-6 y 9-7 en el match decisivo de Wimbledon.
Inmediatamente, Ivanisevic se embarcó en un catamarán en el que se dirigió al puerto de su ciudad natal. Allí estaban los fans luciendo camisetas en las que se leía "Goran, el genio". Al compás de los petardos, detrás de la embarcación que transportaba al tenista, se ubicó una enorme flota de pequeños veleros que le dieron más color a la fiesta, que también tuvo fuegos artificiales y saltos de paracaidistas. "Los únicos que no han venido son los que están en el cementerio", gritaba un habitante de Split.
El tinte político no estuvo ausente en la jornada de regreso. "Croacia debe aprender de Ivanisevic que lo importante no es hundirse sino superar las dificultades", señaló el primer ministro Ivica Racan, que agregó que el ejemplo del tenista le sirve a Croacia para lograr el objetivo de ingresar en la Unión Europea.
Por otro lado, algunos habitantes alzaron la voz para proponer un monumento en honor al campeón de Wimbledon, que también recibió un telegrama de felicitaciones proveniente de la cárcel de Scheveningen (Holanda), en la que se encuentran nueve croatas-bosnios en espera de ser procesados por crímenes de guerra por el Tribunal de La Haya.
"Gracias por esta histórica victoria en nombre de la patria croata. Somos el pueblo más feliz del mundo", se dice en la carta.
Tras una jornada plena de celebraciones, Goran Ivanisevic terminó su día en una discoteca de Split con sus mejores amigos y con los integrantes del conjunto de fútbol de esta ciudad.



