Masters de Miami: Murray festejó el triunfo ante Etcheverry con el desahogo de un viejo guerrero

Andy Murray es un gladiador, su pasión y espíritu competitivo lo llevan a estirar la carrera, a pesar de que pasó por duras circunstancias: dos operaciones en las caderas lo pusieron al borde de colgar la raqueta. Pero no se rindió, puso el máximo empeño en la recuperación y siguió adelante. Ya no para ser el deportista de elite que fue, como lo atestiguan su condición de N° 1 del mundo durante 2016, tres títulos de Grand Slam y bicampeón olímpico.

Las satisfacciones actuales del escocés son más sencillas, se siente reivindicado por victorias que en su apogeo eran una rutina, pero ahora representan todo un premio a su tesón y constancia. Soltó varios alaridos de desahogo y felicidad cuando venció, en un partido interrumpido el viernes por la lluvia, al argentino Tomás Etcheverry por 7-6 (7-0) y 6-3, en 2h 7m, y avanzó a la tercera rueda del Masters 1000 de Miami. Gritó, lanzó el puño al aire y arrojó las muñequeras a un público sensibilizado con su emoción. Fue una de las notas destacadas de una jornada que se reanudó cuando mejoraron las condiciones climáticas.

Para poner en contexto el regocijo de Murray (36 años), se trató de su triunfo más importante en 2024. Dejó en el camino al 30° del ranking de la ATP, puesto que ocupa el platense, que en enero lo había eliminado en el abierto de Australia. ¿Más razones para algarabía del británico? Por primera vez en el año encadenó dos victorias consecutivas. El miércoles había conseguido otro meritorio éxito, ante el italiano Mateo Berrettini. Hacía seis meses que no ganaba dos encuentros en fila.

En el puesto 62° del ranking, no vencía a un top 50 desde Toronto 2023. Y la última vez que había alcanzado esta instancia en Miami fue en 2016. Murray ocupa un lugar destacado en la historia de los Masters 1000, categoría en la que conquistó 14 títulos. Siempre considerado el cuarto mosquetero entre los consagrados Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, suma 230 victorias en los torneos que en importancia solo están por debajo de los Grand Slams. Lo superan Nadal, con 406; Djokovic, con 400, y Federer, con 381.

Su fuerza de voluntad para reponerse de graves lesiones lo suelen convertir en un favorito del público. Aplausos y ovaciones acompañan los arrestos de su tenis, que aun conserva detalles técnicos y un saque potente (ante Etcheverry ganó el 83 por ciento de los puntos puestos en juego con su primer servicio). En la tercera rueda se enfrentará con el checo Tomas Machac, que sorprendió al dejar en el camino a Andrey Rublev (quinta cabeza de serie). Otra prueba de resistencia para alguien que se convirtió en un ejemplo de resiliencia.

La jornada tampoco fue positiva para otro argentino. Sebastián Báez (18° preclasificado) cayó ante el alemán Dominik Koepfer por 6-3, 6-2.

LA NACION

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