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Los torneos de Ascenso en el fútbol argentino registran en cada jornada un hecho saliente, que a veces no tienen que ver con el espectáculo en sí que brindan los 22 jugadores que salen al campo de juego. En un encuentro correspondiente a la duodécima jornada de la Primera Nacional, la segunda en importancia del escalafón doméstico, Chaco For Ever, reciente ascendido a la categoría desde el Federal “A”, recibió en el Estadio Juan Alberto García al Deportivo Morón, a quien venció por 1-0 con el gol del volante Emanuel Díaz a los 42 minutos de la primera etapa. Pero el resultado podría haber sido distinto, ya que en un momento cúlmine del partido, un inesperado visitante obligó a parar el juego.
En el segundo tiempo, cuando el reloj del árbitro Juan Pafundi marcaba los 10 minutos, el jugador del local Enzo Bruno llevó la pelota por el lateral de la cancha, ante la presión de dos jugadores rivales, y metió un pase largo -que en principio parecía no tener destino- que obligó al delantero Matías Romero a correr desesperadamente. Con un porte físico típico de los delanteros de área, le ganó la posición al defensor Cristian Broggi, amagó a Lucas Abascia y de repente, un perro apareció en la escena, como si fuera parte de la delegación del visitante para impedir un nuevo gol en el marcador.
LA NACION tomó contacto con Romero, protagonista de este particular momento en territorio chaqueño y explicó cómo lo vivió: “Cuando encaro para el arco de Morón y me preparo para definir, veo que se mete el perro entre mis piernas y me sorprende. Después se corre para el costado y ya el defensor se me tiró encima para taparme, lo que me hace definir mal”. Oriundo de la provincia de Formosa, el deportista hizo divisiones inferiores en Boca Juniors y siguió su derrotero por clubes del interior del país como Sportivo Patria de Formosa y Juventud Unida Universitario de San Luis.
Al finalizar el encuentro, el atacante de 27 años, vio nuevamente la jugada en su celular e intentó conocer el paradero del animal con la gente que trabaja en la parte de logística del lugar: “Después del partido les pregunté a los auxiliares y seguridad de quién era el perro, pero ni ellos sabían, ni entendían de dónde había salido, fue algo muy loco”.
Otro detalle que mencionó Romero fue de la reacción de sus compañeros, que en medio de la jugada que pudo haber sido el segundo gol para su equipo, recibió algunas reprimendas por no pasar la pelota a otros que tenían un panorama más claro para una mejor ejecución: “Una vez que terminó el partido me felicitaron por la jugada, el ‘9′ cuando está enfrente del arco tiene que definir, es así. Después me di cuenta que Martín (Garnerone) se enojó porque estaba frente al arco, pero son cosas que suelen suceder en un partido”.
Chaco For Ever, dirigido por el técnico Daniel Cravero, de indumentaria blanca y negra a bastones, se ubica en la séptima ubicación en la tabla de posiciones con 18 puntos, a diez unidades del puntero Belgrano de Córdoba.