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Era la postal ganadora que siempre soñó el Gato Romero: la exhibición del trofeo en compañía de su esposa, Adriana, y de su hija Dolores, que está a punto de cumplir 21 años. Por fin cumplió su anhelo, ya que nunca antes en sus 19 años en el circuito del Viejo Continente el cordobés había podido festejar en compañía de sus familiares más cercanos.
"Al Abierto de Escocia lo voy a valorar especialmente, porque es la primera vez que pude festejar cerca de mis seres queridos. Eso es impagable . Te digo que no quería terminar el circuito europeo sin cumplir esto. Cuando gané en Francia, en 1991, mi esposa había llegado justo en la entrega de premios, pero acá me acompañaron ella y mi hija desde el comienzo de la semana", comentó el Gato, emocionado, en una charla telefónica con LA NACION.
Durante la comunicación, el cordobés estaba al comando de un automóvil, en camino por las rutas escocesas con destino final Muirfield, en donde participará desde el próximo jueves en el Abierto Británico. Sólo le faltaban treinta minutos de trayecto -de un total de dos horas- para encontrarse con su amigo Angel Cabrera, que ya había alquilado una casa cercana al campo que se utilizará para la disputa del tercer Major del año. Allí estaba previsto compartir una comida todos juntos: los Romero, el caddie de siempre del Gato, Juan Foutel, y el Pato como anfitrión.
"No sabés lo que fue el festejo en el green del 18, lloraban todos... mi mujer, mi hija, la gente... parecía un velorio. Me emocioné mucho también cuando apareció con la camiseta de la selección argentina Alejandro Molina, el caddie de Ricardo González", apuntó el Gato.
Guarda sus recuerdos de sus primeros pasos como golfista como un tesoro y los hace aflorar en los momentos decisivos. Pasó también en el Abierto de Escocia: "De repente, cuando llegué al green de la definición del play off, se me cruzó por la cabeza todo mi pasado nuevamente. Me veía con mis 8 años, con la bolsita, los palos y mi viejo Alejo dándome clases en Villa Allende".
Se enamoró del entorno y del trato que recibió de parte de los escoceses. Romero lo apuntó con énfasis: "Haber ganado en Escocia fue como haber triunfado en casa . La gente es fantástica y el paisaje, con las montañas y los lagos, me hizo sentir en tierra cordobesa".
¿Qué ocurrió en la carrera del Gato para llegar a esta actualidad? "Sin dudas, la regularidad . Jamás pensé que no me recuperaría después de aquella mordida de perro en una pierna a principios de 2001. Venía luchando, empecé a ubicarme entre los diez primeros puestos durante 2002 y... tanto va eal cántaro a la fuente que gané aquí."
Según Romero, el triunfo en Loch Lomond ante Fredrik Jacobson le hizo un guiño a partir del hoyo 7: "Tuve un mal comienzo, con los bogeys en los hoyos 2 y 3. Pero en el par 4 del 7 cambió radicalmente la historia , porque el sueco cometió un bogey y yo logré un birdie. Ahí empezó la pelea ".
Ya en el play off, el panorama estaba prácticamente despejado para el cordobés: "Terminó prevaleciendo mi experiencia por sobre la ansiedad de él, que nunca había conseguido subirse al podio en el tour. Normalmente, en este tipo de definiciones se impone el que viene peléandola de atrás, y esto fue lo que pasó conmigo".
No queda mucho margen para repasar las imágenes de Loch Lomond; se viene el legendario Abierto Británico. "¿Y quién te dice si allí este viejito...?", desafía el Gato.
