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MAR DEL PLATA.- Es la historia de nunca acabar. Una vez más, la violencia aparece ligada al fútbol. Esta vez, en un torneo de pretemporada. Todo comenzó ayer, a las 18.45, a pocos metros del estadio José María Minella, pocas horas antes de que se jugara el superclásico entre River y Boca.
¿El saldo?, seis barrabravas de Boca heridos de bala e internados en el hospital Interzonal: Miguel Cedrón (alias Miguel de Lomas), de 47 años; Fernando Di Zeo, alias Nando, de 30 años; José Luis Fernández, de 21 años, conocido como uno de los Mellizos; Leonardo Cabral Machado, de 48 años; Jorge Cabral Machado, de 20 años, y Roberto Ibáñez, de 39 años. En los hechos interviene la jueza María de los Angeles Lorenzo.
Por los incidentes hubo cuatro detenidos en la comisaría 3a. de esta ciudad. Uno de ellos sería Horacio Varela. En la misma condición quedaron Cabral Machado, padre e hijo.
¿Qué sucedió? Según informó la policía, todo empezó como una discusión común por "el status y los poderes" entre dos barrabravas de Boca. Los violentos hinchas xeneizes se encontraron frente al Tiro Federal, que queda en la avenida Olimpíada al 900, justo a 80 metros de la puerta de ingreso de la prensa y en la cual entran los ómnibus de los jugadores al estadio Mundialista.
Siguieron las acusaciones y provocaciones: "Ustedes siempre nos hacen quedar mal y arman quil... en cualquier parte. No tienen que estar con nosotros. Son la parte podrida de La 12...", acusó un grupo en referencia a la fracción de los hermanos Di Zeo. La pelea siguió de vereda a vereda.
La interna estaba caliente. Agresiones y más agresiones. La situación se complicaba cada vez más. De repente, apareció un vendedor de choripanes, sacó un arma de un Peugeot 504 rojo, placa U 057397, que después la policía determinó que pertenece a Salvador Eugenio Tapia, y empezó a los tiros. Después, sólo se observaron corridas y más corridas. La policía sospecha que "el vendedor de choripanes" estaba vinculado con la parte agresora de la barrabrava de Boca.
Deraldo Luciaga, comisario inspector a cargo del operativo, explicó que la gresca comenzó entre la misma hinchada de Boca. La policía también cree que hubo más armas involucradas en la pelea porque se encontraron muchos proyectiles para "la única arma que fue secuestrada", una calibre 38 encontrada en el bosque del Tiro Federal.
Griselda Beatriz, esposa del hombre dueño del Peugeot, salió al cruce: "Mi marido trabaja hace 11 años enfrente del Tiro Federal y en la cancha de Mar del Plata. Es más, muchas veces los hinchas de Boca venían y le pedían si podían dejar bolsos y las banderas en su puesto... No, es una locura pensar que el arma que encontraron pertenece a mi marido..." Miguel Cedrón es el que más grave está, con varios tiros en el abdomen. Fue operado anoche y trasladado a una sala de terapia intermedia. Roberto Ibáñez presenta tres heridas de bala. Fernando Di Zeo recibió un balazo que ingresó por el pómulo izquierdo y salió por el malar derecho. José Luis Fernández está herido en el abdomen; Leonardo Cabral Machado recibió un tiro en la columna, sin lesión medular, y Jorge Cabral Machado, sufrió tres heridas de arma blanca y un disparo en el abdomen.
Cerca de las 21 una fuente informó que incluso hubo insultos de camilla a camilla, por lo que se pensó que había un infiltrado en la banda de los Di Zeo dentro del hospital.
Cabe destacar que Ibáñez, Fernández, Fernando Di Zeo y Cedrón se hicieron "conocidos" por los incidentes del 3 de marzo del año último, cuando la barrabrava de Boca se enfrentó con los hinchas de Chacarita en la Bombonera, en una práctica de esos equipos.
La noche seguía caldeada. Fue por eso que, a las 21.40, como 30 hinchas de "la banda de los Di Zeo" juraron la vendetta mientras esperaban en la puerta del hospital Interzonal. "Estas fueron las lauchas que paran en La Boca...", disparó uno.
De ahí, muchos se fueron para el estadio y se sentaron en la puerta de la popular de Boca a la espera de que termine el partido. Ni siquiera gritaron el gol de Fernando Navas para el equipo de Carlos Bianchi.
Todo el mundo estaba alerta. Adentro y afuera. Nadie estaba seguro de nada en otra noche de violencia -por otros incidentes menores se registraron 27 detenidos-, que tuvo su antecedente el miércoles último, en el apriete de los barrabravas de Racing al plantel profesional.
El tema es que un clima de barbarie anoche dominaba en el estadio. Más allá del Boca-River. Más allá del resultado. Más allá de todo. El terror otra vez se había hecho presente.


