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Las ganas de pasar un grato momento con la familia, amigos y al aire libre tuvieron un punto de encuentro en común. La zona de Puerto Madero vivió una jornada espléndida, ya que más de 3500 personas participaron de la XII Marcha Aeróbica Día Olímpico, con una distancia de 7,5 kilómetros, que organizó el Comité Olímpico Argentina, con motivo de su 75º Aniversario.
La excusa valió la pena. Es decir, a los participantes no les importó lo que se conmemoraba; sólo quisieron juntarse y pasar un buen momento en una competencia deportiva; otros optaron por correr por algún lugar que no fuese Palermo, tal la costumbre.
Lo que sí es seguro es que nadie lo hizo con la intención de quebrar alguna marca. El gran objetivo de la mayoría fue el de participar y el de tratar de llegar, como sea, a la línea final. Y en un momento en el que, desafortunadamente, de lo que más se habla es de doping, una jornada de estas caraterísticas le da un respiro al alma y al deporte en sí.
Todos disfrutaron de la espera de la definición, mientras de fondo se escuchaban los redoblantes de una mini hinchada del Club Costanera Sur, que se tomó muy a pecho la idea de pasar un día a pleno, sacudiendo los palillos como si fuese la última vez. Pero por supuesto, nadie se quejó por el sonido, y hasta se bailó al mejor estilo de las murgas.
No hay que negar la gran alegría de aquellos que cruzaron la línea de llegada en las primeras posiciones, como Fernando Días Sánchez (primero, con 20m36/100). Pero, por supuesto, tampoco fue menor la satisfacción de los otros corredores, que en su mayoría integró el pelotón más importante y que terminó cumpliendo con su objetivo: llegar.
La caminata fue la vedette. Porque una buena parte de los participantes optó por esta modalidad. Y quizá fueron quienes más lo disfrutaron, ya que con la fatiga lógica, en la llegada se conjugaron sonrisas y miradas cómplices entre aquellos que, seguramente, compartieron un día diferente durante el recorrido.
Y si la idea fue, precisamente, gozar de una jornada de libertad, no hubo ningún impedimento para hacerlo. Ni la edad ni la resistencia física. Nada pudo contra el espíritu de confraternidad visto en Puerto Madero.
Chicos de 10 años, como Claudio Matías Hercie, hasta señores como José Dubra Juhel, de 83, protagonizaron una marcha que, como bien dijo este ejemplo, José, "es muy importante para disfrutar del aire libre. Y para gente de mi edad, está de más decir que es muy bueno para la salud".
Todos tuvieron algún motivo para no perderse la fiesta. Y lo mejor, fue que la disfrutaron.


