En “Agro 10X. La plataforma para potenciar Argentina”, Federico Mayer sostuvo que la situación actual requiere un nuevo orden para organizar la información, producir valor y aprovechar el potencial del agro, el interior y el talento local
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“No estamos viviendo una época de grandes cambios, estamos viviendo un cambio de época”. Con esa frase, Federico Mayer, fundador del Club Agtech, presentó en La Rural su libro "Agro 10X. La plataforma para potenciar Argentina", donde plantea que la transformación en marcha no se explica solo por la incorporación de nuevas tecnologías, sino por un cambio profundo en la forma en que la sociedad se organiza, produce, toma decisiones y genera valor.
Según explicó, ese quiebre redefine el rol del agro, de la información, de las empresas y del interior del país, y abre una oportunidad para que la Argentina deje de pensarse únicamente como productora de bienes y avance hacia la construcción de plataformas que integren biomasa, conocimiento, tecnología y talento.
Desde ese punto de partida se ordena el libro de Mayer. La propuesta, explicó, busca generar una conversación distinta sobre el agro y el desarrollo, partiendo de la idea de que muchas de las oportunidades ya existen, pero no se concretan por la manera en que se miran y se organizan. “Veía que se podían hacer muchas cosas que no estábamos haciendo y nos quejábamos y las oportunidades estaban ahí”, relató sobre el origen del proyecto. En ese recorrido, dijo, empezó a entender que el problema no era la falta de recursos ni de talento, sino la dificultad para interpretar lo que está ocurriendo y sostener una conversación diferente sobre ese escenario.

Para Mayer, en la historia hubo cuatro momentos en los que la forma de organizar la información cambió de manera profunda. “Este cambio en la forma en que se organiza es la cuarta vez que ocurre”, señaló. El primer quiebre se dio hace unos 50.000 años, cuando el hombre aprendió a hablar. El segundo ocurrió hace unos 5000 años, con la aparición de la escritura. El siguiente se produjo hace unos 500 años, con la imprenta. Y el cuarto es el actual, iniciado hace alrededor de 50 años con el desarrollo de los semiconductores.
La particularidad del presente, sostuvo, no es solo que haya un nuevo cambio, sino que esta vez la transformación alcanza de manera simultánea a todos los procesos ligados a la información. En los saltos anteriores, explicó, el impacto se concentraba principalmente en una dimensión —la forma de expresarse, de registrar o de reproducir el conocimiento—, mientras que hoy se modifican al mismo tiempo cómo se genera, cómo se procesa, cómo se transmite y cómo se almacena la información.
En ese sentido, agregó que esa información ya no la produce principalmente el ser humano, sino sensores remotos, satélites, celulares y sistemas conectados. “Estamos generando millones de bytes por segundo que ya el hombre no los puede ordenar”, detalló. Ese volumen de datos, sostuvo, hace que se “necesiten nuevas herramientas, algoritmos, redes neuronales, inteligencia artificial que pueda procesar esos grandes volúmenes de información”.
Ese cambio, planteó, se ve con claridad en procesos cotidianos del agro, como el control de cosecha. Durante años, recordó, se trabajó con papeles, planillas y Excel que se copiaban una y otra vez. “Tenías un maquinista que volcaba la monotolva, anotaba en un papelito cuántos kilos iban, después eso se pasaba a una planilla y después a un Excel”, relató.

El cambio encontró resistencias porque implicaba modificar la forma de trabajar y de exponer la información. “Los ingenieros se resistían, los contratistas se resistían, nadie quería que lo vean”, explicó Mayer, y aclaró que ahí aparece el punto central de su planteo: “Lo que está pasando no es un tema de tecnologías, es un tema que tenemos que generar un nuevo orden para aprovechar las tecnologías que tenemos”.
Esa necesidad de ordenar de otra manera el trabajo y la información, sostuvo, también obliga a revisar la forma en que se produce. “No podemos seguir produciendo de la misma manera”, afirmó, y sostuvo que el agro está en condiciones de ampliar su aporte más allá de la producción de alimentos. “Nosotros podemos darle al mundo muchísimas más soluciones de las que les estamos entregando hoy”, dijo, al remarcar que esa posibilidad se potencia con una mejor organización de la información y el uso de herramientas digitales.
En ese marco, planteó que la oportunidad para la Argentina va más allá de producir más granos y pasa por crear más empresas. Definió a las empresas como “plataformas de sueños” y señaló que muchas pueden surgir en el interior, alrededor de la biomasa y los sistemas productivos existentes, si se construyen plataformas que conecten talento local con el mundo.
Para eso, enumeró activos que ya están disponibles: “un sector que ya existe y es un gigante sobre el cual construir”, capital, vínculos internacionales y “una diáspora de argentinos perfectamente conectados”.

Sin embargo, advirtió que nada de eso alcanza sin un cambio de actitud. “Optimista no es el que cree que las cosas van a estar bien porque alguien las va a arreglar”, sostuvo.
De esa lógica surgió el concepto de Agro 10X. Inspirado en el mundo tecnológico, Mayer explicó que no se trata de mejorar procesos de manera marginal. “No es mejorar en un 10%, es mejorar en un ratio de 10 X”, dijo. En el agro, detalló, ese salto puede lograrse combinando producción, transformación y tecnología. “Si producimos el doble, aprovechamos el 100% de esa producción, le agregamos la capa digital y sumamos servicios, estamos en un factor de 10”, planteó.
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