Las despanojadoras mecánicas reemplazan al 75 por ciento de los jornaleros, mientras que el 25% restante hará tareas de repaso
PERGAMINO.- Así como hace más de medio siglo fueron desapareciendo los trabajos para aquellos que cosechaban a mano, hombreaban bolsas u otras tareas de campo que actualmente realizan las máquinas, algo parecido está ocurriendo en la industria semillera.
La tecnología que se está incorporando para producir híbridos de maíz, hace que la actividad cada año necesite de menos mano de obra intensiva, pero con superior capacitación. La mayor tarea en el cultivo de producción de semilla híbrida para este cereal consta de quitar cada una de las flores de las plantas hembras para evitar la autofecundación, permitiendo de esta manera que la espiga sea fecundada únicamente por el polen de los machos, y así lograr el híbrido. Desde el inicio de esta industria la tarea se realizó íntegramente a mano, pues en los comienzos no había forma de hacerlo mecánicamente. Luego, en Estados Unidos y Europa se desarrollaron máquinas especiales.
La tecnología fue llegando en muy pequeña escala a la Argentina, pero este año las empresas han incorporado unas 50 máquinas que cubrirán la mayoría de la superficie haciendo el trabajo automáticamente, luego de un corte previo de las hojas superiores de las plantas. Si bien esto genera un menor rendimiento final por la reducción de la superficie foliar, se compensa con el menor costo de la mecanización respecto de la mano de obra.
Cada una de estas máquinas tiene un precio de 300.000 dólares y puede cubrir hasta 35 ha por día, lo que equivale el reemplazo de 20 jornales, y se calcula que la amortización puede darse en cinco campañas. De todas maneras el trabajo de repaso estará siempre a cargo del ojo y la mano del hombre, pues estos aparatos tienen un 25% de ineficiencia.
Una causa importante de esta aceleración tecnológica por parte de los semilleros se debe a los conflictos que se suscitaron el verano pasado debido a las malas condiciones habitacionales sufridas por muchos peones, que como todos los años venían desde las provincias del Norte contratados para trabajar por 60 días en los campos de producción. Se calcula que hasta la campaña pasada llegaban anualmente unos 25.000 trabajadores, gente que habita en el monte o en pequeños pueblos rurales, la mayoría de Santiago del Estero. Hoy, cada operario percibe por jornal entre 120 y 150 pesos, además de las cuarto comidas y el alojamiento que les brinda la empresa. Pero para esta temporada de producción se estima que los asalariados serán menos de la mitad de los del año pasado, aunque están trabajando en mejores condiciones. "Durante 2011 la industria semillera invirtió US$30 millones de dólares en infraestructura habitacional para la gente que viene a trabajar en la producción. En el caso de nuestra empresa, pusimos en funcionamiento siete centros para alojar a la gente en diferentes campos y ciudades, reformando hoteles o construyendo viviendas desde cero", explicó Guillermo Simone, presidente de Tecnoseed, una empresa que se dedica a prestar servicios de producción de híbridos a otras empresas semilleras nacionales y extranjeras.
Según pudo averiguar La Nacion, otros semilleros han alquilado hoteles completos en pueblos cercanos a los campos de producción, en donde están alojados los trabajadores. En el caso de la norteamericana Pioneer, una de las mayores productoras de semilla de maíz, la inversión en infraestructura para los trabajadores supera los US$10 millones en tres centros habitacionales construídos en Junín, Pergamino y Chivilcoy. Los terrenos son de propiedad municipal y Pioneer donó la construcción al patrimonio local. En las tres ciudades el usufructo de la empresa será sólo de noviembre a febrero, durante 20 años, mientras que durante el resto de los meses, las comunas podrán utilizarlos para usos múltiples.
Pioneer contrataba hasta el año pasado unas 3000 personas cada verano, pero este año llegaron desde Santiago del Estero algo más 500 trabajadores para las tareas de repaso, debido a la incorporación de maquinaria -en este caso, equipos con desarrollo local de la empresa Pla- pero también con la incorporación de otra tecnología norteamericana: líneas transgénicas de hembras con polen estéril, por lo que no se necesita despanojarlas. "La gente que contratamos es gente con mayor capacitación. Hoy ya no caminan entre los surcos sino que van transportados en una plataforma sostenida por una estructura móvil que avanza cubriendo 12 hileras", indicó Alejandro Bibiloni, gerente general de Pioneer.
Desde cada una de las ciudades los operarios son transportados en ómnibus a cada campo, distantes como máximo 60 km. Llegan al lote a las 7 para trabajar 8 horas diarias descontando la pausa para el almuerzo, que se prepara en cocinas rodantes y se sirve en carpas cubiertas. "Estamos muy a gusto. Cuando vinimos este año, sabíamos que íbamos a estar mejor, pero no esperábamos tanta comodidad", dijo Roque Zalazar, un santiagueño oriundo de Loreto, mientras almorzaba un vacío con papas en el complejo de Pioneer, en Pergamino.
lanacionar