En Carmen de Areco, Buenos Aires, tres delincuentes armados sorprendieron a Walter Torreta cuando regresaba a su establecimiento rural
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“¿Por qué tanta maldad de prender fuego mi camioneta que era mi herramienta de trabajo?” La pregunta de Walter Torreta, productor agropecuario de Carmen de Areco, Buenos Aires, resume el impacto de una noche que difícilmente pueda olvidar: lo secuestraron y le robaron $3 millones que minutos antes había cobrado. Según relató, todo comenzó el sábado por la noche, cerca de las 21, cuando Torreta regresaba a su establecimiento San Guillermo, ubicado sobre la ruta provincial 51, a la altura del kilómetro 111, entre Arrecifes y Carmen de Areco. Al detenerse para abrir el portón eléctrico del establecimiento, la rutina se transformó en “una emboscada”.
“Me salen dos tipos de la alcantarilla y uno de atrás encañonándome. Eran tres hombres encapuchados, con pasamontañas. Me pusieron la pistola en la cabeza”, contó a LA NACION este productor de 42 años.
Según describió, los delincuentes lo redujeron y lo subieron a la parte trasera de su camioneta. Desde allí comenzó un traslado forzado por caminos rurales durante unos 15 kilómetros. Dijo que en el trayecto no solo temió por su vida sino que tuvo miedo por su familia. “Me amenazaron que, si hacia la denuncia irían por la cabeza de mis hijos, corriendo el riesgo de que se le escape una bala. Si hubiera pasado, hoy no estaría acá”, dijo el productor.

Para Torreta, los asaltantes sabían que llevaba dinero encima. Horas antes había cobrado por la venta de tosca, una actividad que desarrolla a través de una cantera propia que opera en la zona. “Se llevaron tres millones de pesos que había cobrado de una tosca que vendí”, detalló.
Tras el robo, lo abandonaron en una banquina, en un camino rural cercano a Monasterio Retiro San Pablo. Dijo que, sin señal de celular, sin vehículo y en plena oscuridad, comenzó a caminar. “Hice siete kilómetros caminando y no me levantaba nadie en la ruta. Recién después de varios intentos, una moto con un chico que me reconoció se detuvo y me levantó y me llevó hasta la Patrulla Rural”, relató.
La llegada al destacamento no significó una respuesta inmediata. “Estuve 40 minutos afuera de la Patrulla Rural. No había ni un móvil, no había nadie”, denunció. Ante la ausencia de personal, dijo, debió llamar al 911 para que finalmente se activara la asistencia. “Estuve cortando clavos de que no me maten y encima después no tenía a nadie que me tome en un principio la denuncia”, afirmó.

Según consta en la denuncia policial radicada en el Comando de Prevención Rural (CPR) de Carmen de Areco, el hecho fue caratulado como “robo agravado, en despoblado y en banda”. El productor resultó ileso y fue contenido por personal del CPR.
La camioneta sustraída, una Ford Ranger blanca que utilizaba a diario para trabajar, apareció más tarde completamente incendiada. “Me dejaron la camioneta de laburo totalmente incendiada. Era para llevar gasoil, para moverme, para viajar. Me robaron la herramienta de trabajo, me robaron mi camioneta, me robaron plata”, lamentó con bronca.
Para el coordinador de la Comisión de Seguridad de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Santo Rosati, se trata de “una entrega, un aviso a los delincuentes de que se había vendido tosca, porque no entraron al campo, sino que lo esperaron en la tranquera”.

“Eso da la pauta de que esto ha sido un dato de que venía con el dinero encima y simplificaba las cosas. Ahora, lo que no se entiende por qué le prenden fuego a la camioneta, es cosa bastante rara porque era innecesario. Pero la realidad es que no fue un robo de campo normal; es un hecho de inseguridad, pero nada que ver con el ámbito rural”, indicó.
Torreta administra un campo de 200 hectáreas, hoy alquilado, pero dentro del establecimiento funciona un complejo turístico habilitado desde hace cinco años. Sin embargo, el miedo condiciona su actividad. “Abrirlo está complicado por el tema de seguridad. Me da miedo”, confesó.
No es la primera vez que sufre un hecho de inseguridad. En noviembre de 2023, durante el balotaje presidencial, delincuentes ingresaron al casco del campo. “Entraron a la casa y me reventaron todas las puertas”, recordó.

La causa quedó en manos de la UFI N°2 del Departamento Judicial Mercedes. Se solicitó el análisis de cámaras municipales y el pedido de secuestro del vehículo, que luego fue encontrado totalmente incendiado. Dijeron que no hay testigos ni sospechosos identificados hasta el momento.
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