Los establecimientos cuentan con 600 y 800 vacas en ordeñe de alta producción; los aspectos evaluados
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CÓRDOBA.- Dos tambos cordobeses son los primeros en la Argentina en certificar la norma IRAM 14400 de Buenas Prácticas para la producción lechera bovina. Esta norma determina el cumplimiento de un conjunto de procedimientos, condiciones y controles que se aplican en el tambo, con el objetivo de preservar la inocuidad y calidad de la leche producida, la seguridad de quienes trabajan, el bienestar animal y el cuidado del medioambiente.
Los tambos son el San Carlos, del establecimiento El Lahual, y el Don Emilio, del Grupo Mharnes, ambos en Villa María. La consultora que trabajó con ellos fue Ser Cow Tech, de Eial Izak y Kevin Diaz Cervigni.
El San Carlos cuenta con unas 600 vacas en ordeñe, con una producción individual que supera los 40 litros en promedio por día, mientras que el Don Emilio tiene 800 vacas en ordeño que dan unos 35 litros cada una al día. Los tambos recibieron, primero, una auditoría de las condiciones generales de producción en función de la aplicación Lecheck, creada por el INTA.
Una vez realizados los análisis iniciales, comenzaron a trabajar cada uno por su lado con la consultora para cumplir con las pautas establecidas. También un equipo de la Dirección Nacional de Lechería continuó con sus visitas para colaborar en la aplicación de los estándares exigidos.
En diálogo con LA NACION, Izak explicó que las normas alcanzan a tres sectores: personal, animal y ambiental. En el primer caso se controlan el cumplimiento de parámetros de higiene, riesgo en el trabajo, salud del personal, seguridad de las operaciones, bienestar y capacitación. Para los animales se supervisa su alimentación y agua, crianza, recepción y despacho, ordeñe, control y prevención de mastitis y, en lo que hace al ambiente, instalaciones, pisos, iluminación comederos, manejo integral de plagas y sala de ordeñe.

En el proceso se sigue la gestión de residuos (envases de productos veterinarios y químicos; sólidos inorgánicos, gestión de purines) y gestión del uso eficiente de recursos naturales (energía e insumos ambientales, fitosanitarios, fertilizantes, información meteorológica, rotación de cultivos, etc). La trazabilidad de los animales y de los insumos también integran el listado de ítems chequeados para la certificación.
“Después de la primera auditoría se pusieron en marcha las acciones correctivas necesarias -detalla Izak- y terminada la tarea, IRAM emitió el certificado. Lo hizo Enrique Kurincic, gerente de Certificaciones Agroalimentarias. El interés de esta certificación es que agrega valor a la gestión y da una mayor rentabilidad en el tambo, además de estar al nivel de las mayores exigencias de los consumidores tanto del mercado interno como externo”.
Desde la Dirección Nacional de Lechería puntualizaron que este año se enfocó el trabajo en aumentar la producción del sector a través de la contribución conjunta de diferentes elementos, entre las que se destaca la implementación de buenas prácticas lecheras. El desarrollo, en conjunto con el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), de líneas de financiamiento a valor producto específicas para los tamberos así como también la diagramación de un programa de mejoramiento genético del rodeo lechero nacional.

El equipo técnico realizó diversas visitas a las provincias que conforman el Consejo Federal Lechero para coordinar esfuerzos para el desarrollo de la implementación y certificación de las BPL en las provincias de Córdoba y Santa Fe.
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