La "fotografía" de muchos campos del sur de Santiago del Estero de hace algunos años era así: monte original degradado por la extracción de leña y carbón, explotado por "tenedores de vacas". Por ejemplo, en 20.000 hectáreas se mantenían 2000 vacas, que producían 700 terneros al preñarse año por medio, cuando no tenían ternero al pie.
La fotografía actual muestra empresas ganaderas de cría, recría y engorde de novillos, a partir de pasturas cultivadas de buffel grass y gatton panic, que permiten quintuplicar la producción original y prometen nuevas proyecciones en la película de la intensificación ganadera.
La transformación descripta -pasar de extractor a productor ganadero profesional- fue realizada por integrantes del CREA Semiárido Norte, un grupo que incluye empresas ubicadas al sudoeste de Santiago del Estero y sudeste de Catamarca. Las localidades de referencia son Frías, Lavalle y Villa La Punta.
Los campos de esa región no son para cualquiera. Reciben 580mm como precipitación promedio anual, pero con extremos de 300 y 1200. Las temperaturas son rigurosas y los suelos son franco limosos y franco arenosos, por lo que un año de calor y lluvias escasas o mal distribuidas complican cualquier planteo.
En ese ambiente complejo, la base forrajera actual está conformada fundamentalmente por dos especies megatérmicas: buffel grass y gatton panic. Estas forrajeras le ponen otro piso de productividad a los campos.
En un ensayo de parcelas realizado en conjunto con el INTA en la zona durante 12 años, se determinó que los cultivares de buffel grass llamados Biloela y Molopo producen aproximadamente un 30% más de materia seca que gatton panic "que requiere 600-700 mm y lotes de buena fertilidad para alcanzar alta producción", según explica Diego Figueroa, asesor del CREA. Si bien la semilla es mucho más costosa, una pastura de este tipo se siembra una sola vez y puede producir durante más de 30 años. De todas formas, se sigue aprovechando la calidad del gatton y la buena respuesta en los años lluviosos en un 50% de la superficie de pasturas.
Por otro lado, para sostener la productividad de la pastura hay que mantener a raya el renoval, que compite por agua y radiación solar. Los métodos de control son varios y se deben elegir de acuerdo a la característica del lote y de la pastura y, si es posible, combinarlos para alcanzar los mejores resultados. "El método más utilizado es el rolado y estamos trabajando para optimizar el tamaño del rolo y la forma de las cuchillas", apunta Figueroa. También se utilizan las rastras tipo Rohme, las quemas prescriptas permitidas en algunas provincias y las aplicaciones químicas en pasturas puras. Asimsimo, se realizan tratamientos dirigidos planta por planta y se están ensayando aplicaciones selectivas con Weed it y Weedseeker.
"No es tan importante la herramienta sino la tasa con la que se aplica. Esa tasa debe ser igual o superior a la velocidad con que crecen los arbustos", especifica Figueroa. Si un establecimiento tiene un 50% de la superficie muy sucia y solo se implementa una tasa de mantenimiento, se "limpian" los lotes que se acaban de rolar pero el campo seguirá con el 50% sucio. Por eso, "si el objetivo es mejorar la productividad, hay que sumar superficie de labor o combinar herramientas", aconseja el técnico.
Para obtener una buena producción de carne también hay que asegurar una buena provisión de agua, escasa en la zona. Para paliar ese inconveniente, se han realizado perforaciones buscando napas y también "bolsones" cerca de viejas represas. En los campos que no se encontró agua de esta manera, se lleva adelante la "cosecha de agua", una práctica desarrollada por los menonitas en Paraguay, que tienen campos con napas saladas. Consiste en hacer pequeños desniveles en forma de espina de pescado en un lote -por ejemplo, de 15 hectáreas- que van acumulando agua de lluvia, que luego orientan hacia canales más grandes. Estos desembocan en una represa impermeabilizada, desde la cual se distribuyen a todo el campo mediante cañerías.
Varias etapas
Los establecimientos de Semiárido Norte empezaron haciendo cría vacuna y luego agregaron la recría. Los que tienen algún área agrícola aprovechan la suplementación con maíz para engordar novillos. La hacienda se alimenta principalmente con gatton panic en verano y otoño, y con buffel grass en invierno y primavera. La cría desteta terneros desde 45 kilos en años muy secos (hiperprecoz) hasta 250 kilos a los 7 meses en años lluviosos. Con ese manejo, se alcanza un porcentaje de preñez de alrededor de 90, con un destete de 80-85%. La producción de carne de la cría fluctúa entre 60 y 115 kilos de carne por hectárea vs los 5-20 kilos de campo sucio, monte o quemados viejos.
Como las pasturas se difieren hacia el invierno y ofrecen un forraje con muy poca proteína (4%), las vacas se suplementan con 150 gramos por cabeza de una mezcla de urea, maíz y sal. Este complemento permite que los microorganismos del rumen sinteticen proteína y sostengan el consumo voluntario de los vientres.
La recría lleva los terneros hasta 220-300 kilos según campos y genera mayor producción física que la cría, aunque los resultados económicos son muy distintos con terneros propios o comprados. El aumento de peso diario es de 400-500 gramos en invierno con suplementación de una mezcla que también contiene sal para regular el consumo. En verano se puede aspirar a 700-850 con pastoreo rotativo, con lo que se llega a 150 kilos por cabeza. Con una carga de 2 cabezas suplementadas por hectárea, la producción de carne puede llegar a 250-300 kilos por hectárea.
Las razas más usadas son Braford y Brangus, entre las cuales no se detectan diferencias significativas en productividad. Sí se notan diferencias entre animales de buena y mala genética; se buscan biotipos productivos con buena fertilidad.
Guillermo Pasch introdujo la raza Bonsmara en la zona para aprovechar su rusticidad y adaptación al calor y al duro clima sudafricano. Fue creada cruzando una raza local - Afrikaner- con Hereford y Shorthorn. Se caracteriza por su alta fertilidad, facilidad de parto, habilidad materna, mansedumbre y excelente crecimiento a campo y a corral.
Los novillos producidos en la zona son demandados por compradores de Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero. Los terneros son comprados por los feedlots.
Ganadería para agregar valor al maíz en origen
Daniel Bartolucci maneja tres campos y es un importante productor de granos de Santiago del Estero; cultiva 2000 hectáreas bajo riego. Sucede que, para mantener la fertilidad de los lotes, debe incluir al maíz en la rotación, un cultivo que resulta muy castigado por el alto costo del flete a Rosario, que se lleva por lo menos el 40% del precio.
Ante esa realidad, desarrolló un planteo ganadero para evitar ese sobrecosto y agregar valor al cereal en origen. Fue así que, a lo largo de 11 años, montó una empresa sobre 9000 hectáreas donde producen los terneros que luego recría y engorda.
Con vacas Brangus sobre pasturas cultivadas, más maíz picado y reservas forrajeras, alcanza una receptividad de dos hectáreas por vientre versus las tres por vientre que configuran el promedio en la zona. Los terneros son recríados sobre gatton panic puro, con suplementación o en corral según las condiciones del año, hasta los 300 kilos. A partir de ese peso entran a un feedlot para 5000 cabezas que los termina con 420-450 kilos por animal.
La ración está conformada por maíz húmedo partido y soja, con la que se alcanzan ganancias de peso del orden de 1,25 kilos diarios. En esta etapa se agrega valor al gran volumen de maíz producido.
El 40% de los novillos se vende con las condiciones de calidad y con la documentación necesaria para exportación desde un frigorífico de Tucumán. El resto se orienta al consumo local.
El feedlot cumple las normas de calidad ambiental, distancia a los pueblos, procesamiento de residuos, etc, y su titular tiene planeado llegar una capacidad de 20.000 cabezas rotando la ocupación tres veces por año.
Bartolucci observa que el desafío empresarial del ganadero de la zona no es sencillo: consiste en producir de manera competitiva en condiciones muy desfavorables. "Se requiere ingenio, mucha inversión en tecnología, sacrificio de una parte de la renta, prueba y error, interacción durante muchos años y construcción colectiva; sólo así llegan los resultados", sintetiza.
Un planteo simple y estable
Cría y recría: Adrián Llorvandi tiene campo en Frías, al sudoeste de Santiago del Estero. En su empresa desarrolló un planteo sencillo de cría y recría de terneros hasta 230-240 kilos. Empezó la actividad ganadera sobre los pastizales naturales de la zona, pero enseguida vio que esas especies no se adaptaban al pastoreo permanente de la hacienda. Por eso se inclinó a variedades de buffel grass, que dieron gran estabilidad sistema productivo.
Variedades adaptadas de buffel grass: LLa variedad Biloela de Buffel Grass es la gramínea que desarrolla mayor cantidad de raíces por metro cúbico de suelo; además, es altamente rizomatosa, lo que permite rápido el rebrote en cuanto aparecen temperaturas cálidas. Es un cultivar erecto, igual que Molopo, que supera en producción y sanidad a la más difundida Texas, que se recomienda para zonas áridas, de menos de 300 milímetros por año.
Agua fresca y limpia: en su empresa, Llorvandi dispuso cañerías de cuatro pulgadas para abastecer todas las aguadas del campo con máximo caudal. Con un bebedero de 1,20 metros puede atender las necesidades de 1000 animales, por la recarga permanente. Al tener agua limpia y fresca durante todo el día, la hacienda aumenta el consumo, lo que contribuye a una mejor performance si están bien cubiertos los requerimientos nutricionales.
Agregado de valor a la cría: el empresario produce 70-100kg/ha de carne con un planteo de recría y recría. Según su experiencia, no conviene vender un ternero al destete de 140 kilos en la época de zafra con un precio desfavorable; es preferible agregarle 100 kilos y comercializarlo en noviembre, diciembre y enero. Los terneros son comprados por los feedlots del norte de Córdoba, que demandan animales con buen desarrollo de caja, sin el estrés del destete y con satisfactorio comportamiento sanitario.
Suplementación rentable: para lograr una buena recría, Adrián suplementa el buffel seco con un kilo de maíz un kilo de harina de soja por día y por animal para sortear el bache de baja ganancia de peso invernal. Una parte de las hembras también se recría para reposición del rodeo, lo que permite vender gordas las vacas de refugo. Se pueden comercializar a muy buenos precios con 400 kilos, lo que da un ingreso parecido al de un novillo pesado.