La trampa silenciosa detrás del precio de la comida
El peso de los impuestos sobre estos productos se mantiene; avanzan las tasas distritales y surgen otros costos cuando se retira la inflación
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Por qué los precios en las góndolas argentinas siguen siendo más altos que en el resto del mundo. ¿Es la industria local menos eficiente? ¿Están los supermercados criollos más ávidos de rentabilidad? ¿Es el empresario argentino mucho más codicioso que su par de otro país? Tales preguntas se convirtieron hace décadas en afirmaciones, sobre todo cuando salen de la boca de un político: la culpa es del otro.
Una Argentina que va dejando atrás –aún falta mucho camino- la inflación, comienza a hacer evidente otro problema: una multiplicidad de pequeños aportes obligatorios dispuestos por la política a las empresas para financiar gasto, estructuras sindicales o simplemente negocios impactan en el nivel de los precios –no en su variación mensual- y acechan la rentabilidad privada. Así comienza a emerger un debate poco conocido y difícil de desarticular: el del “costo país”.
El debate alrededor de la polémica tasa ambiental del 2% que el intendente de Pilar, Federico Achával, instruyó a cobrar en todas las compras en los grandes supermercados de ese municipio reavivó la controversia: qué pagamos cuando compramos un alimento.
De acuerdo a relevamientos que circulan en el mercado, una caja de 12 hamburguesas es más cara en la Argentina que en Nueva York, Londres, Santiago y México; para comprar pan de mesa se necesitan más dólares que en Montevideo, Santiago, Londres y Nueva York; el café instantáneo es menos accesible que en Madrid, París o San Pablo y los 330 cc de cerveza son más caros que en todos esos países, excepto Uruguay. Vale recalcar que existen productos en los que, por mayor competencia, falta de ventas o estructura del mercado, la Argentina no es cara frente al mundo: azúcar, arroz, papa, jabón para lavar la ropa o pasta dental.
El Iaraf que conduce Nadín Argañaraz estimó la carga tributaria legal argentina promedio sobre un alimento en las principales ciudades del país –en una venta en un comercio minorista grande-. El 43,1% del precio son impuestos. El restante 56,9% son costos y rentabilidad. Los gravámenes son: IVA (17,4%), Seguridad Social (9,4%), Ingresos Brutos (7,8%), Impuesto a las Ganancias (4,4%) Tasa de Seguridad e Higiene (2,2%), Impuesto al Cheque (1,9%). En los comercios minoristas la variación de esa carga tributaria es menor: llega al 42,1%.

Las Tasas de Seguridad e Higiene (TISH) varían según los municipios, donde además aparecen muchas percepciones innovadoras para recaudar (y gastar) más. Según un relevamiento al que tuvo acceso LA NACION de los propios supermercados, Lanús gobernada por La Cámpora tiene una de las alícuotas más elevadas. Llega al 6,36% de esa tasa para los supermercados. Después aparece Pilar, que cobra 4,50% más un Adicional Fondo Educativo de $435.997 y la percepción al cliente del 2% por tasa ambiental. Le sigue Luján, con una TISH de 4,20%, que sumada a una tasa ambiental de 1,50% llega a 5,13%.
Hurlingham, por caso, cobra una Tasa de Seguridad e Higiene de 3,50% más adicionales (contribución a comedores y merenderos de 1% más protección ciudadana), que eleva la tasa a 4,50%. Bahía Blanca impuso un 2,70%, que con extras llega a 4,05%; lo mismo Quilmes, de la camporista Mayra Mendoza, que cobra un 3,74% (con adicionales llega a 4,05%). Moreno, un municipio muy cercano a la expresidenta Cristina Kirchner, cobra un 2,60% más adicionales por envases, más mantenimiento de red vial, sumado a una tasa de salud y asistencia social, y a otra de Protección Civil. Así, la carga llega a 3,90%. Lomas de Zamora, en sintonía, cobra 2,70% de TISH más extras por Servicio de Seguridad Pública y motores y calderas. Así llega a más del 3%.
Nadie se pierde esa caja: La Plata (2,50%), San Martín (2,20%), La Matanza (2%), San Fernando (1,50% más adicionales que la elevan a 2,03%), Avellaneda (1,80% más extras de protección ciudadana y adicional especial por actividad de $85.600), Tigre (1,50% más adicionales, como Protección Ciudadana y Hospital Alta Complejidad, que la suben a 1,71%), Morón (1,60%), Junín (1,50%), Almirante Brown (1,10%), Malvinas Argentinas (0,90%, más adicionales que lo llevan a 1%) y José C. Paz (1%), entre otros que aparecen en la lista.
Pequeños aportes gremiales
Pero los supermercados además hacen frente a otros pequeños costos gremiales encubiertos que afectan los precios, algunos de los cuales fueron expuestos por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, en el último Coloquio de IDEA. Allí mencionó, Aportes y Contribuciones sindicales de interés para el sector de Comercio como el Aporte Solidario (2,5%), Otros (2,5%) y el Inacap (0,5%). Tales montos representan casi US$780 millones por año o, dicho de otra forma, son más de $800.000 por trabajador por año.
Otros tres conceptos son muy destacados, entre esos “costos encubiertos” denunciados por las empresas, por terminar luego en la góndola. Por caso, se sigue cobrando una Tasa de Covid aunque no hay pandemia, un seguro de vida “obligatorio” y, denuncian sobre todo los mayoristas, aparece una “concentración” en las prestaciones de las ART –tras una liberalización de las tarifas- que impactó en mayores costos para el sector. En este último caso, las empresas denuncias que los mismos pasaron de una tarifa promedio hasta la resolución 18/2025 de 1,5% sobre los salarios de nómina a una nueva tarifa del 2,85%.
No es una “batalla” que el gobierno de Javier Milei no haya encarado. El ministro de Economía, Luis Caputo, viene de pedir que los pilarenses no compren en los supermercados de su municipio por la suba de tasa dispuesta por el intendente kicillofista Achával. También desde el sector privado aparecieron campañas contra la suba de los costos sin transparentar los gastos. Desde la ONG Lógica propusieron la “Rebelión del Ticket”, para que los comercios visibilicen Ingresos Brutos y tasas municipales en los tickets de consumo, en forma voluntaria, sin importar si la respectiva provincia aún no adhirió al Régimen de Transparencia Fiscal o sin esperar la reglamentación.
Tres joyas de los costos
En 2020, con la llegada de la pandemia, por acuerdo entre el sindicato de Comercio y las empresas, se incluyó en el convenio colectivo una contribución “adicional y solidaria” para atenuar el impacto del Covid. Se mantuvo en 2021, 2022, y 2023. En el último convenio se logró extender, pese a que la pandemia ya no existe, hasta abril de 2026. Por eso, le cambiaron el nombre: Aporte Extraordinario a Osecac –la obra social de los mercantiles-. El mismo es de $8500 por trabajador y según los cálculos privados, el gremio recauda unos US$84 millones por año.
En octubre de 1991 se estableció un seguro de retiro complementario “La Estrella” dentro del convenio colectivo que rige a, entre otros, los supermercados. Es un plan que se financia con aportes patronales. Aunque supuestamente era voluntario, se terminó convirtiendo en obligatorio para las empresas. Empezó siendo 3,5% del salario del trabajador; luego se redujo a 2,5% en 2019 y, en junio del año pasado, llegó a 1,6%. El 50% de aporte queda en una cuenta del trabajador; el otro 50% financia al sistema (el 18% son costos de administración).
“El porcentaje actual del 1,6% constituye un enorme esfuerzo para las empresas, y constituye uno de los costos ocultos, que impactan directamente en la capacidad de compra de los trabajadores, porque todas las empresas lo incorporan en su costo y se traduce directamente en un aumento de precios”, esgrimieron cerca en los mayoristas.
“La competencia con el informal es enorme y sobre todo en el interior. Algo lo podés trasladar a precio, pero no todo, ya que si no no vendés. No todos jugamos con las mismas reglas”, agregó un director de una muy importante cadena de supermercados a LA NACION.
Los números que hacen en el sector son estratosféricos: “La cantidad de afiliados es aproximadamente 1,2 millones, y si tomamos el salario básico de maestranza categoría A al mes de diciembre 2025 es de $1.075.875. Esto significa que aplicando el porcentaje actual del 1,6%, el aporte para el mes de diciembre es de $ 17.214, y aplicamos este importe sobre el total de afiliados, resulta $20.656.800.000, equivalente en dólares $13,8 millones mensuales”.
“Anualizado representan US$165 millones por año. Si pensamos que este aporte se viene haciendo desde 1991, y consideramos los porcentajes originales del aporte, 3,5% desde 1991 a 2019 y 2,5% desde 2019 a 2025, nos encontramos con que los aportes realizados ascienden a US$12.000 millones”, contaron sobre un negocio en el que aparecen nombres tan rutilantes como los de un excanciller argentino, el mandamás del sindicato con más afiliados del país y el expresidente de un importante equipo de fútbol que no logró ninguna estrella este año.
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