
En medio de la pelea con Claver-Carone, el BID defendió su compromiso con la Argentina y aprobó un nuevo préstamo
El organismo multilateral dio luz verde a una línea de crédito condicional por US$1140 millones para proyectos de inversión destinados a alentar la descarbonización del sector energético, que va en paralelo a la puja por los desembolsos comprometidos en el acuerdo con el FMI; se aprobó una primera operación de US$200 millones
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WASHINGTON.- En medio de la puja por los desembolsos atados al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) defendió su compromiso con la Argentina, dijo que “continúa revisando” la liberación de esos fondos, y aprobó una nueva línea de crédito condicional por US$1140 millones para proyectos de inversión destinados a alentar la descarbonización del sector energético.
“El Grupo BID continúa comprometido con apoyar la agenda de desarrollo de la Argentina con proyectos que tienen impacto directo y medible en el desarrollo”, dijo el organismo en un comunicado.
Como parte de la nueva línea de crédito, el BID habilitó una primera operación de US$200 millones destinados a obras para el fortalecimiento y modernización del sector energético en distintas provincias del país. La nueva línea de financiamiento llega justo después de que el presidente del organismo, Mauricio Claver-Carone, anunció en una dura columna en el periódico The Wall Street Journal varias condiciones para liberar un crédito de 500 millones de dólares que estaba comprometido como parte del acuerdo con el FMI, una movida de alto voltaje político que estiró un enfrentamiento ya añejo entre Claver-Carone y el gobierno de Alberto Fernández.
Ofensiva
En una ofensiva sin precedentes, Claver-Carone publicó una nota de opinión esta semana en el Journal en la cual le exige al gobierno argentino cumpla con las metas acordadas con el Fondo para recibir US$500 millones del organismo, un pilar vital en la estrategia financiera del Gobierno. Esos fondos se esperaban para el trimestre pasado, y nunca llegaron. Otra línea de US$300 millones para cambio climático, que también está vinculada al acuerdo con el FMI, también está en espera.
Claver-Carone justificó su decisión en la necesidad de cuidar los recursos del BID, el cumplimiento de las metas con el Fondo, y la necesidad de que el desembolso tenga “un impacto en el desarrollo”, escribió en Journal. Su movida y su declaración pública tuvieron un trasfondo político, cayeron mal en el Gobierno y fueron altamente inusuales. Por ahora, el Gobierno no ha respondido públicamente a la ofensiva de Claver-Carone.
Ni el Fondo ni el Banco Mundial, que esta semana liberó otro préstamo de US$200 millones, han trabado giros a la Argentina bajo el marco actual del acuerdo con el FMI y están al día con su cronograma de desembolsos.

El BID dijo en un comunicado que “continúa revisando” las dos líneas vinculadas al acuerdo con el Fondo y sigue “comprometido con apoyar la agenda de desarrollo de la Argentina con proyectos que tienen impacto directo y medible en el desarrollo”.
“Estos fondos y líneas de financiamiento no están atados a proyectos de inversión o sectoriales y requieren garantizar prudentemente que se tenga un impacto mensurable en el desarrollo. Nuestro fin último como socios estratégicos de la Argentina es lograr una reactivación económica sostenible e inclusiva”, dijo el BID en una declaración sobre la Argentina.
Además, el organismo indicó está por aprobar otras tres operaciones con la Argentina por otros 225 millones de dólares, y que desde que asumió Claver-Carone ha desembolsado en total más de 2557 millones de dólares para el país.
“Tanto 2020 como 2021 fueron años récord en desembolsos del BID con el país”, indicó el organismo.
Escándalo ético
Claver-Carone, exfuncionario de la administración de Donald Trump, está bajo investigación por un escándalo ético que puede llegar a costarle la presidencia. El funcionario fue formalmente acusado en el board con una denuncia anónima de mantener una relación con una funcionaria del organismo, y de haber malversado fondos del banco. Varias fuentes consultadas indicaron a LA NACION que la funcionaria involucrada sería Jessica Bedoya, jefa de Gabinete y Oficial Principal de Estrategia del BID. Bedoya trabajó con Claver-Carone en la Casa Blanca durante la gestión de Trump. La investigación está en manos de una firma independiente. El presidente del BID se defendió y denunció una campaña en su contra.
Claver-Carone cuenta con un fuerte respaldo en el Congreso de dos senadores poderosos: Bob Menendez, demócrata, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y Marco Rubio, republicano. Los tres son “halcones” cubano-americanos. El Gobierno ha tenido varios encontronazos con Claver-Carone. La relación con el oficialismo comenzó con el pie izquierdo el mismo día que asumió Alberto Fernández, cuando se retiró del acto de pase de mando en el Congreso con al Gobierno tras descubrir que también había sido invitado un ministro venezolano de Nicolás Maduro.
Pocos meses después, el Gobierno y Claver-Carone volvieron a chocar, al pujar por la presidencia del BID. La Argentina impulsaba la candidatura de Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, un esfuerzo que nunca prosperó. Al final, Trump logró imponer a su candidato, que tejió su respaldo entre las naciones del Caribe, y aprovechó la falta de un candidato de consenso entre las potencias regionales. Claver-Carone también criticó la política económica del Gobierno.
En la última Cumbre de las Américas, que se realizó en Los Ángeles, Alberto Fernández volvió a criticar que el BID haya quedado en manos de Claver-Carone, el primer norteamericano que llega a la presidencia del organismo desde su creación. Históricamente, la presidencia del BID siempre recayó en mano de representantes de la región. “Se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo que históricamente estuvo en manos latinoamericanas”, recordó Fernández en su mensaje.
En el oficialismo también están convencidos de que Claver-Carone fue decisivo para la aprobación del préstamo de US$50.000 millones que obtuvo Mauricio Macri en el Fondo, en 2018, mientras ocupaba la silla de Estados Unidos en el board. Para acceder aa ese respaldo, Macri contó con un férreo respaldo de Donald Trump y el resto de las potencias del G7 que manejan los hilos del Fondo.




