La motosierra pasó por las empresas públicas, pero igual necesitaron $2,77 billones en subsidios en nueve meses
Según datos oficiales del Ministerio de Economía, las compañías estatales ajustaron sus gastos; sin embargo, para funcionar tuvieron una ayuda oficial de US$17 millones por día hábil hasta el 30 de setiembre
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Hubo un ajuste importante y muchas noticias en torno a ellas. Pero lo cierto es que el conglomerado de empresas públicas que componen el portafolio del Estado todavía tiene una enorme dependencia de la billetera que maneja la Casa Rosada. Unos números como para entender: las transferencias a las 32 compañías ascendieron a $2,77 billones en los primeros nueve meses del año.
No es fácil entender semejante número, entonces, para traerlo a valores más cercanos, es preferible hablar en dólares. Y la cuenta es la siguiente: por cada uno de los días hábiles que transcurrieron desde enero a septiembre, el gobierno de Javier Milei entregó un un cheque de US$17 millones.
La pregunta es si representa mucho o poco. Y la respuesta no es sencilla. Pero, como para tener una aproximación, en términos nominales es 156% más de lo que se envió en el mismo período del año pasado. Pero claro, con una inflación que asciende a 209% en ese lapso, pues el ajuste es concreto: 53 puntos porcentuales de gasto quedaron en el camino. La motosierra empezó a podar, pero no parece estar a la altura de lo que el Presidente pretende.
Hay algunas cosas que llaman la atención como para hacer una comparación lineal entre los primeros nueve meses de 2023 -comandado en la materia por la billetera bondadosa de Sergio Massa, ya en épocas en las que había abandonado el “modo ministro” y estaba embebido en el “modo candidato”, y lo que reportó el informe oficial presentado por el Ministerio de Economía ayer y que tiene los datos de la administración Milei. Ese punto es el rubro “transferencias de capital”, algo que se asemeja mucho adinero para inversión real. En este punto, el gobierno anterior dejaba casi el 50% de lo que enviaba en subsidios, mientras que los libertarios destinan poco más de 25% del total transferido en subsidios.
El tema es que no se trata de que uno invierte más que el otro, sino de la traducción de una trampa contable. Sucede que, desde hace algunos años, y especialmente en Aerolíneas Argentinas, el Fisco le enviaba dinero a las sociedades y, para maquillar la cuenta de subsidios, pues lo anotaba como inversión financiera. Es decir, como si el Estado aportara al capital social de una empresa que decida, por caso, invertir en cualquier activo. De esta manera, la ganancia era por partida doble. Por un lado, la cuenta de inversión del Estado en general subía; por el contrario, la de subsidios bajaba. Se sentían los aplausos de foca de muchos que miraban las cuentas de Massa, entre ellos, el Fondo Monetario Internacional.
Por lejos, la empresa que más dinero requiere, en cuanto a monto, es Enarsa que demandó transferencias por $1,5 billones, a los que hay que sumarle alrededor de un tercio más que fueron anotadas como “transferencias de capital”. Esto explica casi el 70% del total de lo que destinó a este rubro la Casa Rosada. Es que Enarsa, además de ser uno de los vehículos para pagar el combustible importado que se compra, también ejecuta obras de infraestructura como las centrales hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, ambas en Santa Cruz.
Le sigue, la Operadora Ferroviaria [OFSE], la compañía que opera los trenes en la Argentina. La empresa, una de las principales empleadoras del país, vio como entraban a su caja transferencias por $517.477 millones, frente a los $36.756 millones que ingresaban por la operación. Para ser claro: entre pasajes, alquileres de locales, espacios de publicidad y otros ingresos, se recaudó apenas 7% de lo que necesita para funcionar, mal e ineficiente como lo hace actualmente. Un dato: ese porcentaje no llegaba a 1% en la gestión Massa.
Algunas de las que el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció como cerradas aún mantienen la canilla abierta en materia de susidios. Es normal que suceda, pero vale la pena repasar sus números. Por caso, Desarrollo del Capital Humano Ferroviario Sociedad Anónima de Participación Estatal Mayoritaria, pese a lo que ha dicho el Gobierno, tuvo transferencias por $22.764 millones; y Casa de Moneda, una de las últimas que se dice que cerrará, tuvo un cheque similar, $22.400 millones.
El Belgrano Cargas, en la lista de las privatizables, tuvo ingresos corrientes por $145.029 millones, de los cuales $97.863 millones es lo que le pagaron quienes transportaron mercadería por alguno de los tres ramales; gran parte del resto ($45.900 millones) fueron subsidios.
El Correo Argentino es otro de los que tuvo fuertes ingresos provenientes del Tesoro: $218.00 millones, frente a $48.000 millones que se depositaron el año pasado en el mismo período. En la sede postal explican que gran parte de ese dinero se destinó a pagar los retiros voluntarios y despidos con los que convive la empresa pública desde que Milei asumió la presidencia del país y Camilo Baldini la de la compañía.
Dentro de esos números, claro, también está el balance de Aerolíneas Argentinas. En los primeros nueve meses del año, la línea aérea recibió subsidios por $58.732 millones, algo así como US$62 millones si se toma un promedio del tipo de cambio en ese tiempo. Ahora bien, según esa misma información que publicó el Ministerio de Economía, en ese período tuvo un resultado operativo –antes de pagar intereses y deuda– que anotó una pérdida de $273.244 millones, que llega a $290.246 millones luego de incluidos esos conceptos. ¿Qué significa esta cifra? En dólares, 326 millones, siempre al tomar un valor promedio de la moneda estadounidense en ese tiempo.
Así las cosas, el variopinto universo de las empresas estatales tiene algunas que no reciben nada, absolutamente nada. Por caso, Tandanor, Playas Ferroviarias, Nucleoeléctrica Argentina (NASA), Veng, Dioxitex, Ar-Sat y la Administración General de Puertos (AGP), son algunas que no golpean la puerta para requerir subsidios ya que tienen importantes ingresos que equilibran sus cuentas.
Así está el panorama de las 32 compañías de capital estatal mayoritario. Por ahora, hubo un ajuste que, seguramente, en el último trimestre se terminará por consolidar. Pero más allá del paso de la motosierra, Milei quiere ver ese número en cero. Por ahora se ve un cero, pero precedido de varias cifras que llevan el número a $2,77 billones.