La transformación silenciosa que puede darle a la Argentina un rol clave en el mundo
La eficiencia energética no solo es clave para la sostenibilidad, sino también para la competitividad
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La transición energética ya no es una opción, sino una necesidad urgente para empresas y países que buscan ser competitivos en un escenario global marcado por la electrificación, la digitalización y la reducción de emisiones. Así lo explicó Marcela Romero, presidenta y CEO de Schneider Electric para la Argentina, Uruguay y Paraguay, durante el Capítulo 3 de Energía, evento organizado por LA NACION, donde analizó los desafíos y oportunidades que enfrenta la región en materia de eficiencia energética.
Ingeniera industrial egresada de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), con un MBA en la Universidad Torcuato Di Tella y un posgrado en UCEMA, Romero cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector. Además, participa activamente en la vida institucional como miembro del directorio de Amcham Argentina y vocal en el Consejo de Administración de la Cámara de Comercio e Industria Franco-Argentina. Desde ese lugar, sostiene que Schneider Electric, presente en más de 120 países, tiene como objetivo central ayudar a clientes y usuarios a ser más eficientes en el uso de la energía a través de la digitalización, la automatización y la electrificación. “Lo que no se mide no se puede gestionar. La medición es la base para después tomar decisiones productivas y sostenibles”, subrayó, al explicar el concepto de “Electricidad 4.0”, que se basa en obtener información en tiempo real mediante sensores, automatizar procesos y así lograr decisiones más inteligentes.
Uno de los mayores desafíos de la digitalización, explicó, es la creencia de que se requieren inversiones millonarias para avanzar. “Cuando una compañía incorpora la eficiencia energética dentro de su estrategia, se pueden ir dando pasos graduales. No hace falta una gran inversión inicial ni un proyecto gigante. Es totalmente escalable”, afirmó. Esa lógica resulta particularmente importante en sectores como la minería, los hospitales, los centros de datos y el oil & gas, donde la continuidad del suministro eléctrico es vital.
El potencial de la eficiencia energética es enorme. Romero destacó que más del 60% de la energía a nivel mundial se pierde en las etapas de generación, transporte, distribución y consumo. Parte de ese desperdicio ocurre al transformar combustibles fósiles en electricidad; otra parte se disipa en calor por la resistividad de los materiales en la red; y en América Latina, además, existe un problema de fraude eléctrico que llega al 15% en algunos países. También en el consumo final se producen pérdidas por sistemas de calefacción obsoletos, iluminación ineficiente y transporte, donde apenas entre el 30% y el 40% de la energía de un combustible fósil se convierte en movimiento útil, mientras que el resto se pierde.
En este contexto, Romero considera que la Argentina tiene una posición estratégica en la transición global. “Contamos con gas, petróleo y litio, pero también con gran potencial en energías renovables y, sobre todo, con talento técnico. Si sabemos aprovechar esta ola de eficiencia y transición energética, podemos ser protagonistas mucho más de lo que creemos”, sostuvo. A modo de ejemplo, citó un estudio de 2024 según el cual más del 60% de las compañías argentinas ya incorporaron la eficiencia energética en sus planes de negocio, y un 30% lo implementa de manera concreta en sus operaciones.
En Vaca Muerta, explicó, electrificar un motor o un sistema de ventilación puede reducir en más de un 70% la huella de carbono de la operación. Si además se suma un variador de velocidad, se logra un mejor control de las variables de producción, mantenimiento predictivo y eficiencia en la gestión. En minería, Schneider Electric trabaja en proyectos de microrredes en zonas remotas, que permiten abastecer operaciones alejadas de los tendidos eléctricos tradicionales. “Con estas soluciones logramos reducir hasta un 20% la huella de carbono y garantizar un mayor control de la operación”, detalló.
La eficiencia energética no solo es una cuestión de sostenibilidad, también es un factor clave de competitividad. “En sectores electrointensivos como la minería, gran parte de los costos provienen de la electricidad. Si logramos gestionar mejor ese consumo, Argentina puede mejorar su posición en el escenario global”, afirmó. Y volvió a insistir en que la digitalización y la electrificación no requieren grandes desembolsos iniciales: “Desde el primer día, electrificando y digitalizando pequeñas partes del proceso, ya se puede reducir un 70% de la huella de carbono. Y esa transformación impacta directamente en los costos y en la competitividad de las empresas”.
Schneider Electric aplica estas prácticas en su propia operación. Hace dos años, la compañía renovó su centro de distribución y su planta en Pacheco, y trasladó sus oficinas comerciales a un edificio con certificación LEED Oro. “Queremos mostrar con hechos por qué es fundamental avanzar en esta transición”, explicó Romero.
Para la CEO, el potencial de negocio es inmenso: “La minería, el oil & gas, la industria y los edificios son sectores donde la eficiencia energética puede transformar no solo los costos, sino también la sustentabilidad y la competitividad del país. No hay razón para no electrificar y digitalizar. El futuro ya está sucediendo, y Argentina tiene todo para ser protagonista”.
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