LNG: cómo entró Perú al exclusivo mercado del que quiere participar la Argentina
En 2010, el país andino inauguró la primera planta de GNL de la región; desde entonces, exporta a Asia, Europa y Estados Unidos, y ya generó ingresos por US$3500 millones; a nivel local se busca seguir ese camino a partir de 2027
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ICA, Perú.– A 175 km al sur de Lima, sobre la costa del océano Pacífico y entre dunas de arena oscura, un cartel discreto al costado de la ruta da la bienvenida a PERU LNG, la única planta de gas natural licuado (GNL) de Sudamérica. Gracias a esta instalación, este país forma parte de un mercado superexclusivo, liderado hoy por Australia, Qatar, Estados Unidos, Rusia y Malasia, al que próximamente la Argentina intentará sumarse con la llegada de buques de licuefacción.
Perú inauguró su planta de GNL en 2010, seis años después de que el país comenzara a producir gas gracias a su megayacimiento Camisea, que opera la empresa argentina Pluspetrol.
Hasta entonces, no contaba con una industria de hidrocarburos desarrollada e importaba buena parte de los combustibles líquidos que consumía. El desarrollo de Camisea y la construcción de la planta de licuefacción marcaron un punto de inflexión: el país pasó de ser importador neto de energía a exportador. Es decir, no solo dejó de demandar divisas para pagar importaciones, sino que comenzó a generarlas.
Desde el kilómetro 163 de la Panamericana Sur, Perú exporta GNL principalmente a países de Asia (65% de los envíos), entre ellos Japón, China y Corea del Sur; a Europa (30%), y a Estados Unidos (5%). Desde su puesta en marcha, la planta generó ingresos por US$3500 millones para el Estado peruano.

La planta de Perú LNG puede procesar 4,45 millones de toneladas anuales (MTPA), equivalentes a 20 millones de metros cúbicos diarios (m³/d), el 15% de la producción total argentina. Su construcción demandó una inversión de US$3800 millones (equivalentes a US$5600 millones actuales) y se inauguró cuatro años después de la decisión final de inversión.
El proyecto total incluyó la construcción de un gasoducto de 408 kilómetros de extensión, la planta de licuefacción, dos tanques de almacenamiento de GNL de 78 metros de diámetro por 52 de alto (cuyos techos pesan 800 toneladas), y las instalaciones marítimas.
El proceso de licuefacción consiste en purificar primero el gas natural que ingresa por el ducto a una temperatura de 21 °C, removerle las impurezas y enfriarlo hasta -163 °C. De esta forma, se lo pasa a estado líquido, lo cual reduce su volumen en hasta 600 veces para facilitar el transporte, ya sea a través de camiones cisterna o en barcos metaneros.
Cada seis días arriba un buque que se carga en menos de 28 horas. En promedio, se despachan 55 barcos por año, de 300 metros de eslora, 43 metros de manga y 12 metros de calado. Esta operación representa un ingreso anual de divisas por unos US$1500 millones.

Camisea produce 47 millones de m³/d de gas natural, aunque el 20% se reinyecta en los pozos por falta de demanda. El sector privado peruano está trabajando en alternativas para aprovechar ese volumen. Los 38 millones restantes se dividen por igual entre el consumo interno y las exportaciones, con ductos específicos para cada destino.
Peru GNL tiene como accionistas a la empresa estadounidense Hunt Oil (35%), que es la operadora; MidOcean Energy (35%), una empresa especializada en GNL que pertenece al fondo institucional EIG; la angloholandesa Shell (20%), que también es el offtaker (el trader que compra y vende el GNL), y la japonesa Marubeni (10%).
El proyecto Argentina LNG
Las principales empresas petroleras con actividad en el país lideran el proyecto Argentina LNG, que consiste en la llegada de seis buques de licuefacción, que comenzarán a llegar al país a partir de 2027. El objetivo es que el país exporte 30 MTPA, equivalente a 141 millones de m3/d de gas natural para 2030. Esto significa duplicar la producción actual de gas del país e incrementar las exportaciones argentinas en US$15.000 millones dentro de cinco años.
Los primeros dos barcos ya están confirmados. La sociedad Southern Energy, integrada por Pan American Energy (30%), YPF (25%), Pampa Energía (20%), Harbour Energy (15%) y Golar LNG (10%), destinará una inversión de US$2825 millones en los próximos 10 años, dividida en dos etapas. De ese total, desembolsará US$105 millones este año y US$354 millones el siguiente.
El primer buque de GNL que llegará a la Argentina tendrá una capacidad de producción de 2,45 MTPA de GNL, equivalente a 11,5 millones de m3/d de gas. El barco, llamado Hilli Episeyo, que actualmente está en Kribi, Camerún, arribará al país a principios de 2027.
El segundo buque de licuefacción se llama MKII y se encuentra en construcción en un astillero en China. Se estima que llegará al país en 2028 y el inicio de la operación comercial sería a finales de dicho año. El barco tendrá una capacidad de producción de 3,5 MTPA de GNL, equivalente a casi 16 millones de m3/d de gas natural.
Esto significa que en tres años, la Argentina tendrá capacidad de exportar 27 millones de m3/d de gas natural, equivalente al 18% de la producción total actual (138 millones de m3/d).

Los otros cuatro barcos son parte de dos proyectos que lidera YPF con Shell y con la italiana ENI.
En la industria señalan que la adquisición de buques de GNL ofrece varias ventajas con respecto a la construcción de la planta en tierra. La principal es que le daría mayor flexibilidad al proyecto de exportar GNL, porque permite ir escalándolo de a poco. En la práctica, esta modalidad es más fácil de financiar, ya que solo construir la planta implicaría desembolsar al menos US$3000 millones en un plazo de tres años.
El analista en energía Nicolás Arceo, sin embargo, señala que, si la Argentina tuviera una macro estabilizada con un riesgo país bajo, la alternativa sería una planta on shore.
“Cuando tenemos un riesgo país por encima de los 600 puntos básicos y falta de previsibilidad de cumplimiento de contratos, las terminales flotantes bajan bastante el costo financiero en el corto plazo y viabilizan más el desarrollo de la producción. Me parece que la discusión no es uno y otro, sino cuándo. En esta primera etapa son buques de GNL. Si eso funciona, seguramente la Argentina va hacia terminales on shore en algún momento de la década de 2030″, dijo el director de la consultora Economía y Energía (EyE).
Con relación a la demanda prevista de GNL, Arceo indicó: “Todos los analistas a nivel internacional están planteando una demanda de gas natural muy creciente hasta 2050. Ese crecimiento está asociado, en parte, al desplazamiento del carbón, que es un combustible más contaminante. Pero también esa mayor demanda está centrada en la región de Asia Pacífico y, en particular, en China e India, en donde el desarrollo de esas economías va a requerir un flujo de gas muy significativo. Ese abastecimiento se va a concentrar en GNL. La Argentina tiene un lugar para ocupar ahí”.
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