Alejandro Lerner: por qué la política está “demodé y oxidada” y cuál es su motor de cambio
El músico reflexionó sobre la sustentabilidad, la pandemia y su rol como artista
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“Puedes cambiar el mundo, tan solo en un instante. Puedes cambiar de rumbo, si quieres que eso pase”, cantó Alejandro Lerner por primera vez en 2003. A 18 años de haber compuesto una canción cargada de optimismo y esperanza, aplicable a la vida y sobre todo en tiempos de pandemia, su autor considera que se convirtió en un himno porque la gente así lo eligió.
“Cuando compuse esa canción me bajó la idea de que cambiar el mundo empieza por uno mismo. Cuando hablamos de sustentabilidad, de ecología, de todo ese universo de cosas que queremos cambiar dentro de nuestro planeta, pero fuera de uno mismo, mi propuesta es que no se puede cambiar lo de afuera si no se revé lo de adentro”, reflexionó Lerner en un mano a mano con José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, durante la quinta edición de Sustentabilidad organizado por el diario.
Para el cantautor, la creatividad para idear canciones surge de las pasiones. El amor, la bronca, la soledad, la ansiedad, el divertimento, la celebración. Por eso, durante la pandemia de coronavirus, encerrado con su familia y sin giras musicales, transitó momentos de auto-reflexión que lo llevaron a crear una carpeta en su computadora llamada “canciones de cuarentena”.
Una de esas canciones salió a la luz bajo el nombre de Un día, que nació durante los días de confinamiento más estricto. “Habla de que tenemos que empezar a imaginar cuando volvamos al trabajo, tomar un café en el descanso, ver a la gente paseando a los perros, los chicos jugando en las plazas. Si había algo triste era ver esas plazas cruzadas con cintas, como si fuesen un lugar del crimen. Eso fue muy movilizador para mí, un artista que ha elegido crear a través de lo que siente, piensa, vive y, algunas vez, imagina”, relató.
Lerner considera que el arte se fue desarrollando como un documento histórico, que se relató desde la visión subjetiva de cada artista. En su caso, transmitió las épocas de dictadura y la guerra de Malvinas. “Tenía una visión humanista de dolor y de pérdida, de miedo y angustia, quizá porque tenía la edad de esos chicos que iban a la guerra. Yo me salvé por una ley que excluyó a mi clase. Trato siempre de ser responsable de que participo de una historia compartida, no estoy solo, no es mi historia. Es la que comparto como ciudadano de mi país y del mundo”, consideró.
Si pudiese cambiar algo en el planeta, lo haría con la educación tanto orgánica, como espiritual y moral. En ese sentido, sostuvo que la política está “completamente demodé y oxidada” y generó en el hombre “la decadencia moral”. “La forma en la que se desarrolló la posibilidad de que pocos hombres manejen los recursos de muchos otros, evidentemente no tienen el músculo moral y la altura espiritual para entender cuál es su misión y responsabilidad”, sentenció.
“Si cambiaría algo, dejaría que las nuevas generaciones nos marquen el rumbo, trataría que valoremos un poco más lo que tenemos. Acepto la tecnología como un milagro, pero más milagrosa me parece la naturaleza y lo que tenemos como un hogar común, que es este planeta. La ecología, la sustentabilidad, empieza por dentro. Cuanta más conciencia tengamos, el corazón abierto para percibir lo que hace bien y mal, vamos a tener más sustentabilidad y ecología para todos”, cerró.
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