Un argentino suelto en Polonia
El ejecutivo lleva 16 años en el extranjero; ve "con tristeza la falta de acuerdo" en el país, pero cree que hay un "gran potencial"
El talento argentino es de calidad de exportación. La frase parece hecha y se repite una y otra vez. Pero es una realidad y se traduce en casos concretos que la justifican. Uno de ellos es de Ramiro Lafarga Brollo, quien hace 16 años dejó la Argentina y hoy es CEO de UPC Polonia (Liberty Global), una compañía de cable.
El ejecutivo estudió Ciencias Económicas en la UCA y sus primeros pasos a nivel profesional los dio en el mundo de las finanzas, análisis de inversiones y planes de negocios. Luego, dejó los números y se volcó hacia el área de marketing, definiendo precios y estrategias de segmentación. Pero no se quedó allí. "Completé mi perfil comercial con conocimientos de marketing mix (producto, publicidad), canales de ventas y customer care; para finalmente gestionar una operación end to end", explica el fanático de River, Charly García y Les Luthiers.
Con todo, lleva más de 20 años en el mundo de las telecomunicaciones: cinco en la Argentina (Telecom Personal), 10 en Chile (Smartcom PCS y Movistar), casi dos en Brasil (Telefónica), tres en Eslovaquia (en la telefónica británica O2) y el último año en Polonia. Por eso, su palabra adquiere relevancia a la hora de hablar sobre las tendencias globales en ese rubro. "La explosión del tráfico (y negocio) de datos y conexión a Internet; el declive de la voz como negocio, mientras que el contenido por TV se estabiliza, aunque muta de tecnología más over the top y menos tradicional (parrilla de canales). Todo se vuelve multiplataforma: smartphones, tablets, PC, grandes pantallas (TV) y usables (reloj), con consumos ilimitados, con diferentes modelos de negocio, un incipiente futuro de desarrollos máquina a máquina y un time to market cada vez más corto", resume.
Pero también lo baja a nivel local. "La Argentina no es ajena a estas tendencias, aunque está claro que los centros de I&D residen en los países centrales, especialmente en Silicon Valley", dice el experto.
Con 16 años fuera del país, aporta su mirada de la Argentina. "Tengo un gran cariño por el país, su gente, sus costumbres y sus lugares. A veces veo con tristeza la falta de acuerdo o visión común sobre temas esenciales, especialmente entre dirigentes", dice Lafarga Brollo, de 46 años, casado y padre de tres hijos. Y compara: "Por ejemplo, en Polonia o en Eslovaquia hubo importantes debates después de la caída del Muro de Berlín sobre cómo diseñar y modelar los países, aún tomando decisiones difíciles de corto plazo, pero en pos de forjar un futuro de desarrollo. Y los gobiernos posteriores mantuvieron cierto nivel de consenso y reglas de juego comunes".
Mucho por hacer
Así, cree que en la Argentina todavía "hay mucho por hacer" y que tiene "un gran potencial por explotar". Y reconoce que el país sigue siendo una marca reconocida en el mundo. "El tango, el fútbol, la carne y ¡hasta un Papa! Hay que aprovecharla, junto con sus recursos, y así generar negocios, abrir mercados, hacer inversiones y, especialmente, invertir en gente", añade este amante de la lectura y los buenos asados, a quien también le gusta el tenis y viajar.
Justamente respecto de las inversiones, completa: "Creo que el inversor extranjero puede invertir -o, mejor dicho, volver a invertir- si ve que las reglas de juego se mantienen más allá del cambio de un gobierno, que ciertas instituciones son fiables y permanecen en el tiempo".
Entre las fortalezas que hacen que el ejecutivo argentino triunfe en el mundo, destaca la buena formación profesional, el hecho de tener "más de un siglo de cultura empresarial" y, al mismo tiempo, una "formidable capacidad de adaptación y flexibilidad frente al cambio". Es que, añade, la búsqueda de soluciones ingeniosas que compensan los efectos de las múltiples crisis vividas en el país forjaron esa capacidad "camaleónica" de reinventar, crear y buscar nuevas respuestas.
Pero, a la hora de destacar personas que lo marcaron a lo largo de su carrera, no duda: "Muchísima, en especial algunos jefes que, o me inspiraban, o me daban suficiente espacio para tomar decisiones", cuenta, y, entre ellos, destacar algunos según su nacionalidad: un español, un alemán, una colombiana y un argentino.