Finlandia, en la OTAN
Después de tres décadas de no alineamiento y en plena guerra de Ucrania, Finlandia se convirtió en el 31° país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Con este ingreso, la organización atlántica duplicó su frontera con Rusia, que prometió adoptar medidas para protegerse.
El ingreso del país nórdico, una consecuencia directa de la invasión rusa a territorio ucraniano, implica un dato clave en este momento del conflicto: Finlandia queda automáticamente protegida por el artículo 5 de la alianza, que considera un ataque contra uno de sus miembros como un ataque contra todos ellos.
Si bien Finlandia gana la protección de la alianza militar, el organismo también se ve favorecido por incorporar a un país con uno de los ejércitos más modernos de la región y que, a diferencia de la mayoría de los Estados miembros, cumple el objetivo de la OTAN de destinar el 2 % del PBI a su propia defensa.
El país, de apenas 5,5 millones de habitantes y 1340 kilómetros de frontera con Rusia, representa un aporte estratégico fundamental: 280.000 soldados aptos para el combate, una flota de 55 aviones de combate estadounidenses F-18 –que reemplazará con los modernísimos F35–, 200 tanques pesados y más de 700 piezas de artillería.
Cabe recordar que tras la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, los países de la OTAN invitaron a Finlandia y Suecia a adherir en forma plena a la alianza. Suecia aún tendrá que seguir negociando, ya que su candidatura aún no ha sido autorizada por Turquía y Hungría. Para ingresar debe haber unanimidad entre los miembros.
Sin duda, el ingreso de Finlandia en la OTAN es un gran golpe para Vladimir Putin, ya que refuerza la coalición surgida en su contra desde la invasión a Ucrania, logrando que países que antes eran neutrales ahora estén proporcionando financiación y armas a Ucrania, dejando a Putin como un paria internacional con menos aliados cada día.
LA NACION