Brasil: en la cárcel y con celular un traficante sigue en actividad
Fernandinho Beira-Mar ordenó matar, desde el penal, a miembros de su organización
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SAN PABLO.- Fue la conference call más sanguinaria que se pueda imaginar. El narcotraficante brasileño Fernandinho Beira-Mar, que llegó a ser considerado el heredero del colombiano Pablo Escobar, le había pedido a un grupo de subordinados que se reuniera en una casa de una favela de Río de Janeiro.
Beira-Mar llamó desde la cárcel carioca Bangú I, donde cumple prisión perpetua por todo tipo de crímenes, desde narcotráfico internacional hasta asesinato. Por el celular que continúa usando -aun cuando están prohibidos en la prisión y él sabe que lo tiene intervenido- agendó el encuentro de sus "matadores" y traficantes en una casa de una favela de Río. Cuando estaban reunidos, les pidió a sus colaboradores que pusieran el teléfono en el modo "manos libres" para hablar con todos al mismo tiempo. Tranquilamente, les ordenó a cinco de sus traficantes que le entregaran las armas que portaban a uno de sus colaboradores. En la grabación de la policía se escucha cuando sus subordinados obedecen y entregan las armas.
Inmediatamente, mientras Fernandinho escucha desde la prisión, tres de los hombres que habían entregado las armas son fusilados. Otros dos son heridos como una forma de castigo "menor". Fernandinho, desde el otro lado del teléfono, les dice a sus cómplices que no maten a los dos heridos, porque uno es el hijo de su sobrina y el otro es un amigo.
Según explicó el propio traficante en llamadas posteriores, mandó matar a sus cómplices porque practicaron algunos crímenes sin su autorización. Desde la prisión Fernandinho continúa controlando toda su organización como si estuviera libre, gracias a las comunicaciones telefónicas que mantiene en forma constante.
Según consta en las llamadas interceptadas por la policía, los guardiacárceles también cumplen funciones para Beira-Mar, como avisar cuando va a haber una requisa en la prisión, entregarle encomiendas o transmitir mensajes.
El salvajismo es una de las características del traficante Fernando da Costa Silva, que fue capturado en un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el año pasado. Las FARC le daban protección y cocaína a cambio de armas para el combate.
Antes de instalarse en Colombia para comandar el tráfico internacional de drogas para una decena de países, incluyendo Estados Unidos y varias naciones europeas, Fernandinho llegó a ser grabado cuando dirigía por teléfono una sesión de tortura de varias horas. Al final les decía a sus cómplices que eliminaran al torturado y lo hicieran desaparecer.
Su mansión
"Casa verde: hacer una reforma completa, creando dos departamentos y una buena suite en la parte superior. Ejemplo: terraza, suite con bañera de hidromasaje, pequeña cocina, parrilla, sauna, baño, ducha (...)." Las anotaciones fueron encontradas en el cesto de basura de la celda de Fernandinho durante una requisa. Con estilo y esmero, el traficante describe en detalle las características de una mansión que estaría ordenando construir en Río de Janeiro, con el nombre de Casa verde.
En una de las anotaciones, que se supone que son indicaciones para algún arquitecto y decorador de su confianza, advierte: todo tiene que ser "bien moderno". Si el arquitecto sabe quién es su jefe se esforzará en dejar satisfecho a su cliente.
Según el comisario Ricardo Hallak, de la Policía Militar, las anotaciones muestran que Fernandinho continúa controlando todos sus negocios desde dentro de la prisión. Por eso aun cuando se preveía una guerra para saber quién sería su sucesor esa guerra no existió: Fernandinho Beira-Mar continúa siendo el rey del narcotráfico brasileño. Su prisión es un detalle sin importancia.


