Coronavirus: provoca una catástrofe económica en EE.UU. y el desempleo saltó al 14,7%
WASHINGTON.- Una década se esfumó en un mes. El desempleo en Estados Unidos saltó al 14,7% en abril debido al azote de la pandemia del nuevo coronavirus , la peor devastación económica en la primera potencia global desde la Gran Depresión.
Por el apagón al que fue sometida la economía para frenar el avance del virus, 20,5 millones de personas perdieron su trabajo en un solo mes, abril, destruyendo todo el empleo que se había creado a lo largo la última década desde la salida de la Gran Recesión, luego de la crisis financiera global.
A medida que se propagó por el país, el virus aniquiló la bonanza económica más prolongada que se recuerde en Estados Unidos. La Casa Blanca y los gobernadores debieron pedirle a la gente que pusiera su vida en pausa, y se encerrara en sus casas para contener la propagación de la nueva enfermedad. La economía se frenó en seco: el turismo se desvaneció, los deportes pararon, y los estadios, restaurantes, bares, cines o peluquerías del país cerraron sus puertas y bajaron sus persianas.
"Esos trabajos volverán y volverán muy pronto", dijo el presidente, Donald Trump, en una entrevista con Fox News. "Y el año que viene tendremos un año fenomenal", agregó.
Hace apenas dos meses, en febrero, la economía volaba y el desempleo se acomodaba en un piso histórico del 3,5%, el menor nivel en medio siglo. Marzo mostró el primer golpe: la desocupación subió casi un punto, al 4,4%, tras los primeros cierres de restaurantes, hoteles y de las primeras grandes industrias golpeadas por la pandemia. Abril mostró el azote total: fue el peor mes para el mercado laboral del que haya registro. El desempleo había llegado a dos dígitos sólo en dos ocasiones desde 1948, cuando el gobierno federal comenzó a medirlo: a fines de 1982, cuando alcanzó el 10,8%, y en octubre de 2009, en plena Gran Recesión, cuando subió al 10 por ciento. Economistas calculan que el desempleo trepó al 25% durante la Gran Depresión..
Para acolchonar a la economía, la Casa Blanca y la Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera) desplegaron una batería inédita de políticas. El Tesoro repartió cheques a los contribuyentes por $1200, amplió los beneficios de desempleo y creó un programa de crédito blandos evitar que las pequeñas y medianas empresas despidieran gente. La Fed encendió la "maquinita", y comenzó a imprimir dinero para financiar el tejido corporativo.
Aún así, Estados Unidos cayó en la peor crisis en una generación, millones de personas perdieron su ingreso, y debieron recurrir a "bancos de comida" para poder comer.
El desempleo había llegado a dos dígitos sólo en dos ocasiones desde 1948, cuando el gobierno federal comenzó a medirlo: a fines de 1982, cuando llegó al 10,8%, y en octubre de 2009, durante la Gran Recesión, cuando se ubicó en el 10 por ciento. Economistas estiman que el desempleo llegó al 25% durante la Gran Depresión.
El lúgubre panorama que dejó el último dato de desempleo del Departamento de Trabajo ni siquiera muestra la crisis en toda su magnitud. Otras cifras del informe muestran una realidad mucho más desoladora. El llamado "desempleo oculto" –el número de personas afuera de la fuerza laboral que quieren un trabajo– casi se duplicó en abril, y llegó a 9,9 millones. Estas personas quedaron afuera del cálculo del desempleo porque no estaban buscando trabajo activamente, o no estaban disponibles para tomar un empleo.
La crisis ha sido mucho más dura para los latinos, los afroamericanos, y las personas sin título secundario, entre quienes el desempleo saltó al 21,2%, según el informe oficial. El turismo, la hotelería, los restaurantes, y el comercio, incluido servicios como tintorerías o peluquerías fueron los que más empleo destruyeron.
Sueño en pausa
Antes de la pandemia, Marta Contino, 36 años, dos hijos, peluquera de Chicago, había logrado un sueño: tener su propia peluquería, "Roam".
"Las cosas realmente pintaban bien", recuerda.
A fines de febrero, cuando el virus ya circulaba en el país, Contino y su marido decidieron empezar a tomar recaudos, y compraron más comida de lo habitual para sus dos hijos. Ya en marzo, varios negocios pararon, y Contino decidió cerrar voluntariamente por dos semanas. A fin de mes llegó la orden de confinamiento del gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, que cerró su peluquería junto con otros negocios "no esenciales".
"A principios de abril, pedí el seguro de desempleo", cuenta Contino. En un mes, pasó de tener su negocio a estar desempleada.
Contino ahora pasa el tiempo en su casa con sus dos hijos, mientras aguarda a que Pritzker levante su orden de confinamiento para reabrir su negocio. Es un desafío: no puede practicar el distanciamiento social en su trabajo. Hizo un curso gratuito con una compañía desinfectante, y empezó a estudiar cómo adaptar su negocio.
"Tengo suerte porque trabajo sola, no tengo que adaptarme mucho. Voy a usar barbijo, mis clientes van a usar barbijo, no habrá más revistas ni café. Tengo una ventaja, porque puedo controlar mi ambiente con más facilidad si trabajara en una peluquería grande", describe. Aguarda el regreso de sus clientes. "Espero lo mejor, planifico para lo peor", reconoce.
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