Cinco maneras en las que el coronavirus empeorará la situación de las personas vulnerables
¿Cómo se ven afectados por la pandemia las personas en países devastados por el conflicto como Yemen, Sudán del Sur y Siria? Las condiciones de vida abarrotadas y el acceso insuficiente al agua y los servicios de salud ponen a muchos de ellos en grave riesgo de infección, mientras que la falta de pruebas puede exacerbar la propagación del virus.
La crisis de Covid-19 agrega nuevos obstáculos a la forma en que las organizaciones humanitarias –incluidas las agencias de la ONU, la Cruz Roja y las organizaciones no gubernamentales–, ayudan a los necesitados. Pero es probable que los efectos de la pandemia en la ayuda humanitaria se extiendan mucho más allá de la crisis inmediata.
Aquí hay cinco formas en que la Covid-19 podría afectar la ayuda humanitaria:
1. Más personas necesitarán ayuda
A diciembre de 2019, se estimaba que 167,6 millones de personas, 1 de cada 45 personas en todo el mundo, necesitaban algún tipo de asistencia humanitaria. De estos, unos 71 millones tuvieron que huir de sus hogares y fueron desplazados dentro o fuera de sus países de origen.
Es probable que la llegada del coronavirus exacerbe las crisis existentes en lugares como Burkina Faso y el noreste de Nigeria, y deteriore aún más los sistemas de salud de escasos recursos en lugares como Venezuela y El Congo.
También es probable que la pandemia aumente el número de personas que necesitan ayuda a medida que las economías locales sufran, y las personas pierdan el acceso a las remesas, medios de subsistencia y recursos básicos. El Programa Mundial de Alimentos proyecta que la cantidad de personas que necesitan ayuda alimentaria se duplicará a 265 millones para fines de 2020.
UNICEF advierte que el cambio de recursos de salud para responder a la Covid-19 podría ocasionar hasta 1,2 millones de muertes adicionales en niños menores de 5 en los próximos seis meses.
2. La financiación será aún más ajustada
Incluso antes de la pandemia, los niveles de necesidad en todo el mundo han sido mayores que la capacidad de respuesta de las organizaciones humanitarias internacionales. En 2019, solo el 63% de los fondos necesarios estaba disponible para las organizaciones humanitarias. La mayor parte de esta financiación provino de países donantes más ricos. A fines de abril, Estados Unidos y otros países habían donado solo el 13% de lo que las organizaciones humanitarias necesitaban para 2020.
El impacto económico de la Covid-19 en estos países donantes puede conducir a una disminución de la ayuda, incluida la financiación humanitaria, en el corto plazo. Los datos sobre el impacto de las recesiones mundiales anteriores sobre la ayuda humanitaria no son concluyentes. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional advirtió que la magnitud de los efectos económicos de esta crisis será significativamente más severa que la de las recesiones recientes.
3. Puede ser más difícil llegar a los necesitados
Las restricciones a los movimientos destinados a frenar la propagación del virus ya impiden que las agencias humanitarias lleguen a las poblaciones necesitadas. Los cierres de fronteras, las cancelaciones de vuelos, el cierre de puertos y otras restricciones de movimiento y transporte significan que los trabajadores y suministros no pueden llegar a quienes los necesitan.
Por ejemplo, un cierre ordenado por el gobierno de los campos de refugiados rohingya en Bangladesh impidió que el 80% del personal de ayuda realizara su trabajo en los campos. Los grupos de ayuda abogan por un mayor acceso y menores restricciones para el trabajo humanitario, y por mayores fondos para salvaguardar las cadenas de suministro humanitarias.
4. Los problemas no relacionados con el coronavirus pueden quedar en segundo plano
A medida que el mundo centra su atención en detener la propagación del coronavirus, ¿se ignorarán otras necesidades humanitarias urgentes?
Existe alguna evidencia de que la violencia de género ha aumentado con la implementación de medidas de confinamiento, mientras que el acceso a la asistencia ha disminuido. Los prejuicios de género profundos dentro del sistema humanitario afectan lo que se financia y lo que se considera urgente. Un ejemplo de esto es la respuesta humanitaria a este tipo de violencia.
A pesar de las altas tasas de violencia de género en emergencias, una revisión de los datos de financiación humanitaria de 2016-2018 realizada por Voice y el Comité Internacional de Rescate descubrió que solo el 0,01% de toda la financiación humanitaria era para trabajos relacionados con la violencia de género. Dos tercios de los programas humanitarios para abordar esta violencia no recibieron fondos. A pesar de los esfuerzos recientes para aumentar la financiación de las actividades de prevención y respuesta a la violencia, muchos de los que trabajan en este sector están preocupados porque la financiación de los donantes dará prioridad a otros trabajos relacionados con la pandemia.
5. Las organizaciones locales desempeñarán una mayor función
En 2016, la ONU convocó la Cumbre Humanitaria Mundial, que reunió a organizaciones humanitarias y otros agentes para ayudar a reimaginar y remodelar la ayuda humanitaria. Un resultado de esa reunión y los procesos relacionados fue el compromiso de trabajar para dar mayor poder y más recursos a las organizaciones locales para dar forma y liderar las respuestas humanitarias.
Si bien algunos países han avanzado hacia este tipo de "localización", en general no se han cumplido los objetivos de la cumbre. Pero las restricciones fronterizas y financieras ahora pueden resultar en una reducción de la capacidad internacional y la dotación de personal. Juntos, estos factores pueden ayudar a acelerar el proceso de localización, y ya hay evidencia de esto.
El cambio a una mayor dependencia de los grupos locales no está exento de desafíos. Estas organizaciones pueden carecer de la capacidad y las habilidades técnicas para implementar respuestas humanitarias a gran escala, y pueden no operar de acuerdo con los principios humanitarios de neutralidad e imparcialidad establecidos desde hace mucho tiempo, o estar equipadas para cumplir con los requisitos de informes de los donantes y otros criterios.
A corto plazo, las organizaciones humanitarias internacionales han ajustado sus relaciones con los grupos locales para continuar sus esfuerzos durante la pandemia. Este enfoque incluye la reducción de las barreras administrativas a la financiación, lo que significa que estas organizaciones tienen acceso a la financiación que antes no estaban disponibles para ellas. No está claro cómo esto puede desarrollarse más allá de la respuesta pandémica.
Las crisis crean desafíos y oportunidades. La Covid-19 puede cambiar la naturaleza del sistema de ayuda humanitaria en el futuro al aumentar las necesidades y disminuir la capacidad y los recursos internacionales. Pero esta emergencia también puede proporcionar el ímpetu para que los donantes humanitarios y las organizaciones innoven y aceleren los esfuerzos de reforma.
The Washington Post
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