De la Patagonia a Pokrovsk: la vida de Emmanuel Vilte, el soldado argentino que se fue a combatir por Ucrania y murió en el frente
Voluntario en el ejército ucraniano y experto en drones, se enamoró, formó una familia y soñaba con un futuro en paz para su hija; un dron ruso apagó su vida en la madrugada del lunes
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Un soldado argentino de 39 años, nacido en Comodoro Rivadavia, falleció en la guerra de Ucrania, un conflicto que ya lleva más de tres años y sin señales de un alto el fuego.
Emmanuel Vilte —conocido por sus compañeros como “Coca”— murió a las 4 de la madrugada del lunes, cuando un dron ruso Shahed identificó su posición y lo atacó en la ciudad de Pokrovsk, una de las zonas más activas y peligrosas del frente.
El chubutense había llegado a Ucrania en junio de 2022, impulsado por la convocatoria del ejército ucraniano a voluntarios extranjeros. Tras largas jornadas entre dos trabajos, en su tiempo libre el argentino se interiorizó en la guerra. “Me empezó a molestar cómo fue la situación en la que Rusia invadió Ucrania”, explicó alguna vez. Tras no obtener respuesta por parte de la embajada ucraniana para alistarse formalmente, contactó por Facebook a un ucraniano que se encontraba en El Calafate y así llegó a un comandante que lo integró a un batallón de hispanohablantes. Compartía filas con otros dos argentinos, Pablo Sebastián Czornobaj y Mario Alejandro Sebrie.

“Cuando vine a Ucrania me sorprendieron muchas cosas, pero sobre todo el trato amable de los locales con los extranjeros”, contó en una entrevista con el canal ucraniano UATV. “La fortaleza del soldado ucraniano merece mucho valor y respeto”, agregó.
Además resaltó el choque cultural entre ambos países, pero siempre mantuvo su amor por el cuarteto y continuó cocinando empanadas de carne.
Una vez en el frente, se especializó en el manejo de drones FPV y kamikaze. Su desempeño entre 2023 y 2024 fue destacado por sus compañeros y superiores. “Hoy me recibí de operador de FPV. No fue sencillo, porque no es como manejar un dron normal. Esto requiere arduo trabajo y entrenamiento constante”, escribió en Instagram el 14 de abril de 2024. “Espero poder aportar al país en esto que he elegido”.

Vilte también hablaba abiertamente sobre el impacto emocional de la guerra. “El que dice que no tiene miedo miente. La adrenalina y el miedo te corren por la sangre. Hay veces que no sabés cómo digerirlo, si llorar o correr”, dijo en esa misma entrevista. Y sumó: “El momento más difícil fue cuando mi compañero ucraniano del batallón murió en mis brazos por un impacto de bala”.
“Quiero luchar para que mi hija sea libre”
Durante su tiempo en Ucrania, Vilte también formó una familia. Conoció a Maria Kolodiy en diciembre de 2022, durante un receso de cuatro días. Kolodiy es influencer, por lo que Vilte le escribió por Instagram para invitarla a tomar un café, aunque le advirtió que solo hablaba español. Al principio se comunicaban por traductor, pero la conexión fue inmediata.
En abril de 2023, a solo cuatro meses de conocerse se casaron y, en enero de 2024, nació su hija Sofía. Vilte afirmaba estar muy agradecido con su suegra por cuidar de su esposa y su hija mientras él se encontraba en el batallón. “Es como mi segunda madre y fue ella quien eligió el nombre de nuestra hija”, le dijo a UATV.
Al cumplirse un año de la niña, el soldado agradeció en redes sociales haber podido estar presente en su primer aniversario y afirmó que uno de sus deseos era que su “pequeña princesa Sofía”, aprendiera a hablar español. “Cuando llegué al país vine por la causa. Ahora que tengo familia, quiero luchar para que algún día sean libres”, dijo en mayo, cuando su hija cumplió cuatro meses.
Sus orígenes en la Patagonia
Antes de este giro en su vida, Vilte había construido un camino en Comodoro Rivadavia. Estudió en la escuela Juan XXIII y en el Colegio Magisterio. Tras graduarse en 2004, intentó ingresar a la policía, pero al no aprobar todas las materias, optó por alistarse como voluntario en el Ejército Argentino. Allí sirvió durante cuatro años en la Compañía de Comunicaciones 9, donde se formó en táctica militar, manejo de armas y estrategias de combate.
Después de su paso por las Fuerzas Armadas, trabajó en distintos empleos, entre ellos como repositor de aguas y bebidas en supermercados y como guardia de seguridad. Sin embargo, según relató en la entrevista, sentía que no había encontrado aún su propósito. “Estuve buscando durante tres meses algún contacto. Mandé correos a la embajada, pero nada, hasta que conseguí uno gracias a un muchacho ucraniano que había venido a Calafate”, contó sobre cómo logró llegar al frente de batalla.
Pero su vocación de lucha y el espíritu de querer superarse fue más fuerte que todos los obstáculos. "Él no fue por dinero. Fue porque sentía que podía ayudar”, contó su madre, Sandra, al medio patagónico ADNSUR.
“Mi hijo no fue un mercenario”
Durante su estancia en Ucrania, Vilte mantenía contacto regular con su familia. “Hablábamos todos los fines de semana. El viernes anterior a que muriera, hablé con él. Me dijo que estaba en un batallón peligroso, pero que estaba bien. Actualmente estaba enseñando a sus compañeros a manejar drones”, afirmó Sandra.
Lo que no sabía en ese momento era que esa sería su última conversación. La noticia de su muerte no llegó por canales oficiales, sino a través de un compañero de combate que cumplió una promesa. “Habían pactado que si a alguno le pasaba algo, el otro avisaría a la familia. Así fue. Ese compañero llamó a mi hija mayor, y ella me llamó a mí. Yo justo estaba en Puerto Madryn. Volví enseguida a Comodoro, no lo podía creer”, relató Sandra.
“Me cuesta aceptar que no va a volver, era mi chiquito, siempre estuvimos juntos”, agregó en un desgarrador testimonio.

Emmanuel Vilte dejó tres hijos en Argentina, quienes en este momento se encuentran con su abuela Sandra: una joven de 20 años, otra de 18 y un niño de apenas 9.
Sandra respondió con firmeza a las críticas que circularon en redes sociales tras su decisión de viajar a Ucrania. “Vi los informes que sacaron en otros medios, lo que dicen en redes, y me duele. Mi hijo no fue un mercenario. No fue por ambición. Quería salir adelante, ayudar, sentirse útil. A la gente le pido que antes de opinar, piense. No saben quién era mi hijo, no saben el daño que hacen con sus palabras. Solo les pido que piensen que acá queda una familia, que no sigan aumentando nuestro dolor”, afirmó.

Al ser consultada por LA NACION, María, la hermana del soldado, indicó que la familia decidió no continuar hablando del tema. “La verdad que recién consulté con mi familia y quisiéramos dejar el tema acá. Hemos recibido solo comentarios de odio y es doloroso leer eso, más de gente que no lo conoció ni sabía nada de él, así que como familia decidimos que ya está bien, y quedarnos recordándolo con amor y nada más”, expresó.
Brisa, la hija adolescente del soldado quien mantuvo una conversación con LA NACION, intentó poner en palabras la complejidad, la valentía y también las contradicciones de su padre. “Mi papá siempre se mostró tal cual es, él siempre le hizo caso a sus ideas locas”, dijo con orgullo. “Nadie más que él las entendía y él siempre vivió la vida como quería vivirla”. Lo describió como alguien sin miedo, que siguió sus ideales hasta las últimas consecuencias, incluso cuando eso implicó dejar su país y arriesgar la vida en una guerra lejana. “Creo que no muchos se animan a hacer lo que quieren… supongo que eso lo hace diferente, a pesar de todo lo que digan”, reflexionó.

En consonancia con las declaraciones previas de su abuela, defendió la vocación de su padre de los comentarios de odio a los que fue sometido en redes sociales. Sabe que hay quienes lo critican, que lo tildan de loco, de traidor o de “menos argentino” por haber peleado por otra patria. Pero desde Comodoro Rivadavia, ella desafía esas miradas: “¿Quién más se animaría a hacer lo que hizo él?”. Y concluyó, convencida: “Sé que muchos de los que hablan mal de él no harían lo mismo por su propia patria… Mi papá lo hizo sin pensarlo dos veces, porque el que da la vida por una, la da por todas. Eso él lo tenía claro”.
La historia de Emmanuel Vilte no es solo la de un joven que cayó en una guerra lejana, sino la de un lazo que resiste la distancia y el dolor: el amor de una familia, la decisión de un hijo, y el vacío que deja su partida en un rincón del sur argentino, lejos del frente, pero tan golpeado como el campo de batalla.
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