Disturbios en un homenaje a etarras
MADRID (De nuestra corresponsal).- "La legalidad española no nos sirve. Tenemos que luchar contra esa legalidad." Eso dijo Joseba Permach, dirigente de Euskal Herritarrok (EH), ante el desfile de personas que acompañó el féretro de Patxi de Rementería, uno de los cuatro terroristas de la ETA que murieron hace quince días al estallar los 25 kilos de explosivo que llevaban en su auto.
Euskal Herritarrok es un partido considerado el brazo político de la organización terrorista. Posee 15 de los 75 escaños en el Parlamento del País Vasco. El funeral se convirtió en un homenaje a quien encabezó el comando Vizcaya de la organización armada. Banderas coloradas, blancas y verdes (ikurriñas) del País Vasco rodearon el féretro, mientras que la marcha fue encabezada por una gran foto del militante fallecido, con la expresión sonriente de un universitario.
Eso ocurrió en el pueblo vizcaíno de Markina y, por momentos, la jornada fue tensa. "Tienen cinco minutos para irse. De lo contrario, no me hago responsable de lo que ocurra", dijo un vocero de EH a los periodistas que informaban sobre lo que sucedía. Hubo un incidente con algunos fotógrafos.
Mientras esto pasaba en Markina -hasta hace poco un tranquilo poblado, famoso por su frontón de paleta- a 400 kilómetros, familiares y amigos de los dos guardias civiles asesinados ayer por ETA lloraban a sus muertos. Fue una jornada de contrastes.
Imágenes del drama
Las dos imágenes antagónicas -los familiares de los guardias civiles llorando a sus seres queridos y el desfile en honor del etarra muerto- sintetizaron en una misma jornada el drama político que vive España.
La tensión se repitió, pero con mucha más virulencia, en Hernani, otro pueblo vizcaíno cerca de San Sebastián, donde la ertzaintza impidió a empujones que decenas de simpatizantes de la ETA entraran en la municipalidad con las cenizas de Ekain Ruiz, fallecido en Bilbao junto a Rementería.
Gobernado por Euskal Herritarrok y con mayoría absoluta en su cuerpo legislativo, Hernani declaró "hijo predilecto de la villa" al militante terrorista muerto al detonar sus explosivos. Ruiz tenía menos de 25 años.
Los comercios del lugar, donde viven unas 18.000 personas, permanecieron cerrados en señal de luto.
Mientras la gente forcejeaba con la policía para entrar en la municipalidad, música fúnebre sonaba desde los altavoces instalados en las esquinas céntricas de Hernani, que amaneció cubierta de ikurriñas con crespones negros. Muchas calles fueron cortadas con contenedores para permitir el paso del desfile en honor del etarra muerto.
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