El más controvertido de los herederos de Mandela
Fue acusado de corrupción y de violación; tiene por lo menos 18 hijos y tantas otras mujeres; pasó 10 años en la cárcel junto a Nelson Mandela; dijo -en un país donde mueren 1000 enfermos de sida por día- que la forma de no contraer HIV era duchándose después de tener relaciones sexuales.
Para algunos, es un Robert Mugabe en potencia. Para otros, es el único capaz de ayudar a los pobres de su país. De ser designado por el Parlamento, como todo parece indicar, Jacob Zuma se convertirá en el cuarto presidente de la democracia sudafricana. Será, sin dudas, el más controvertido.
Quizá la definición que mejor le sienta a Zuma es la que dio hace unas semanas el diario El País : es una suerte de Ronald Reagan de centroizquierda.
El probable próximo mandatario de la principal economía africana es, lejos, el político que mejor conecta con sus compatriotas, que lo ven como uno de ellos. Zuma sería también el primer presidente de Sudáfrica que carece de título universitario. Es más, dejó el colegio a los 12 años, y durante un tiempo cuidó vacas en su aldea zulú de Nkandla.
Sin una verdadera educación formal pero con un gran carisma, Zuma, de 67 años, se forjó como político en la rama más dura del Congreso Nacional Africano (CNA). Luchó contra el apartheid y hoy mantiene esa oratoria de bases que recuerda las arengas que hablaban de resistencia y guerrilla.
No es inusual verlo cantar y bailar en sus actos políticos, muchas veces vestido con un atuendo de la tribu zulú (a la que pertenece) de piel de leopardo y con una lanza en la mano.
A diferencia de su rival político, el ex presidente Thabo Mbeki, para muchos un frío tecnócrata que pasó más tiempo en el exilio que en su propio país, Zuma combatió y sufrió el apartheid en carne propia.
A los 17 años se unió a Umkhonto We Sizwe , (Lanza de la Nación) el brazo armado del CNA. Pasó 10 años en la cárcel de Robben Island -la misma en la que Mandela pasó 18- y luego vivió en varios países africanos, donde se desempeñó como jefe de los servicios secretos del CNA.
Sin ir más lejos, la canción insigna de Zuma y repetida sin cesar en la campaña es Msini Wami , que en dialecto zulú significa "Tráiganme mi ametralladora", una de las tantas que entonaban los activistas del ANC durante los años de apartheid . Aunque en democracia es más un símbolo que un grito de guerra, esta canción no deja de inquietar a los blancos de Sudáfrica, casi un 10% de la población.
Una reciente encuesta del instituto Ipsos revela que la población negra sudafricana le da a Zuma una nota de 7,7 puntos sobre 10, mientras que los blancos lo aborrecen y sólo le conceden 1,9 sobre 10.
Por su innata conexión con la mayoría negra y mestiza de Sudáfrica y la identificación que logra con su electorado, Zuma es visto como el primer líder con semejante carisma desde Mandela. Ya sea vestido de traje o con piel de leopardo, este hijo de una empleada doméstica y un policía es visto como la única esperanza para los pobres de Sudáfrica, que superan al 43% de la población.
Por eso quizá le perdonan los escándalos que lo acecharon todos estos últimos años.
Hace apenas un par de semanas la fiscalía pública retiró los 16 cargos de corrupción, fraude, extorsión y blanqueo de dinero contra Zuma, argumentando que el caso había sido manipulado por razones políticas.
Las acusaciones de corrupción contra Zuma empezaron a difundirse en 2003, cuando era vicepresidente de Mbeki.
El entonces mandatario destituyó a Zuma en 2005, después de que uno de sus asesores financieros, Schabir Shaik, fuera condenado a 15 años de cárcel por solicitar sobornos, supuestamente en su nombre, a una empresa de armas francesa.
Violación y HIV
Con varias acusaciones de violaciones en su haber, Zuma fue absuelto, en 2008, de un caso de esta índole tras un juicio que fue transmitido por radio y televisión.
La hija de un amigo suyo lo sentó en el banquillo y Zuma finalmente quedó libre de cargos con las siguientes palabras: "¿Cómo iba a violarla en su casa arriesgándome a ser sorprendido con su hija en el piso de abajo?"
Y esa no fue la única polémica frase que pronunció "el polígamo más famoso del país", como lo apodaron algunos medios sudafricanos. En 2006 afirmó que no estaba infectado a pesar de haber tenido una relación con una mujer seropositiva porque después del acto sexual se había duchado, "para reducir el riesgo de contraer el mal". Eso dijo el hombre que probablemente tome las riendas del país con la mayor cantidad de infectados de sida del mundo.
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