Escala el conflicto entre Tailandia y Camboya y EE.UU. exige un alto el fuego inmediato
Los combates se reanudaron el domingo por la noche y ya dejaron al menos diez muertos y más de 150.000 desplazados. Ambos gobiernos se acusan de romper el alto el fuego y rechazan retroceder, mientras Washington y la ONU piden moderación
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BANGKOK.– Los enfrentamientos entre Tailandia y Camboya se intensificaron este martes a lo largo de su disputada frontera. El segundo día de combates generalizados vio a decenas de miles de personas huir de las áreas fronterizas.
Tailandia reportó que Camboya atacó posiciones tailandesas con artillería, ataques de cohetes y drones este martes.
Por su lado, el ejército tailandés atacó la provincia fronteriza de Banteay Meanchey y causó la muerte de dos civiles que viajaban por la Carretera Nacional 56.
En medio de las acusaciones cruzadas y del avance de los combates, Camboya buscó marcar distancia respecto del impacto sobre civiles y apuntó directamente a la conducta militar tailandesa.
El primer ministro camboyano, Hun Manet, pidió a Tailandia no usar la fuerza militar para atacar aldeas civiles.
Las declaraciones de ambos gobiernos rápidamente escalaron del terreno táctico al plano político, donde los dos países insisten en defender sin concesiones sus posiciones.
Ambos vecinos del sudeste asiático afirman que no darán marcha atrás en la defensa de su soberanía e integridad territorial. Las dos naciones se culpan mutuamente de desencadenar la reanudación de los combates el domingo por la noche.
El primer ministro tailandés, Anutin Charnvirakul, declaró que su país no puede detenerse ahora y debe apoyar a quienes protegen la soberanía.
Charnvirakul insistió en que las operaciones militares continuarán, pues el gobierno apoya todo tipo de acción militar planificada.
Desde Camboya, el influyente expresidente del Senado, Hun Sen, prometió que su país librará una lucha feroz contra Tailandia. El líder afirmó que Camboya se vio obligada a luchar para defender su territorio, a pesar de desear la paz.
El conflicto estalló después de un enfrentamiento en el cual dos soldados tailandeses resultaron heridos el domingo. Este suceso descarriló un frágil alto el fuego promovido por Donald Trump que había puesto fin a cinco días de intensos enfrentamientos en julio.
Consecuencias y cifras de víctimas
La reanudación de la violencia ha dejado un saldo de al menos diez muertos y decenas de heridos en ambos bandos. La fuente más actualizada sitúa el balance total de desplazados en cerca de 150.000 personas.
Las autoridades camboyanas informaron que siete civiles murieron y veinte resultaron heridos en los nuevos combates. El ejército tailandés anunció la muerte de tres soldados en los últimos choques fronterizos.
Se han establecido cerca de 500 refugios temporales en cuatro provincias fronterizas de Tailandia para albergar a 125.838 personas. En el lado camboyano, el ministro de Información apuntó que casi 55.000 personas han sido evacuadas.
Los evacuados tuvieron que lidiar con el reasentamiento fuera de las zonas de peligro. Un refugio de evacuación en la universidad de Surin, Tailandia, albergaba a más de 3600 personas.
El origen de la disputa
La crisis humanitaria actual no puede entenderse sin el trasfondo de una rivalidad prolongada, que ha moldeado durante décadas –e incluso siglos– la relación entre ambas naciones.
Tailandia y Camboya tienen una historia de enemistad que se remonta a varios siglos. Ambos fueron poderosos imperios hace siglos, pero Tailandia posee ahora la ventaja militar.
Disputan la soberanía en puntos no demarcados a lo largo de su frontera terrestre de más de 800 kilómetros. El conflicto se centra en reclamos territoriales y templos ancestrales que ambas naciones codician.
Ese legado histórico desemboca en disputas contemporáneas que, en los últimos meses, derivaron en una serie de acuerdos frágiles y tensiones recurrentes.
El alto el fuego de julio se negoció con la presión del presidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con retirar privilegios comerciales.
Un acuerdo detallado se firmó en octubre y pedía la retirada de armas pesadas y la coordinación de operaciones de desminado. Ninguna de estas acciones parece haberse implementado por completo o de buena fe.
Las tensiones persistieron, pues ambas naciones continuaron librando una agria guerra de propaganda y pequeños brotes de violencia transfronteriza.
La queja principal de Camboya es que Tailandia retiene a 18 prisioneros capturados.
Las tensiones aumentaron considerablemente después de que un soldado tailandés resultó herido por una mina terrestre el 10 de noviembre. Tailandia suspendió las medidas de desescalada acordadas tras el incidente.
Tailandia acusa a Camboya de colocar nuevas minas terrestres en las áreas en disputa, lo que llevó a la mutilación de soldados tailandeses.
El problema de las minas llevó a Tailandia a pausar la implementación del alto el fuego hasta que Camboya se disculpe.
Desbalance militar
El deterioro de la situación también vuelve a poner sobre la mesa una realidad que condiciona cualquier negociación: la profunda asimetría militar entre ambos países.
Tailandia tiene un ejército grande y bien financiado que supera ampliamente al de Camboya. El tamaño de Tailandia y su mayor desarrollo le otorgan la ventaja militar sobre su vecino.
El ejército de Tailandia cuenta con 245.000 efectivos, mientras que Camboya solo tiene 75.000 soldados. Tailandia supera a Camboya en artillería (2600 contra 480 piezas) y tanques (400 contra más de 200).
Reclamo global
La creciente preocupación por una escalada regional llevó a que actores internacionales intervinieran con llamados urgentes a la moderación y al retorno a los acuerdos previos.
A nivel internacional, el Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, reclamó el “cese inmediato de las hostilidades”.

Rubio instó a ambas partes a volver a las medidas de reducción de tensiones contempladas en los acuerdos de paz de Kuala Lumpur.
La Unión Europea y el Secretario General de la ONU hicieron un llamamiento a la máxima moderación entre las partes. No obstante, el primer ministro tailandés replicó que nadie debe decir a su país que actúe con moderación.
Agencias DPA, AP y AFP
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