Franco Parisi, la sorpresa de la primera vuelta en Chile: “Si gana Kast es una mala noticia y si gana Jara, peor”
En una entrevista con LA NACION, el líder del Partido de la Gente analizó el escenario antes del balotaje, para el que llamó a votar nulo o en blanco; considera mudarse a la Argentina, de donde es su mujer
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SANTIAGO, Chile.- Nadie lo vio venir. Ninguna encuesta lo ubicaba por encima del 10% y la mayoría de los pronósticos lo relegaba al quinto lugar. Sin embargo, el outsider Franco Parisi —excandidato presidencial del Partido de la Gente (PDG)— estaba convencido de que el resultado sería otro. La primera vuelta del 16 de noviembre le dio la razón: irrumpió como tercera fuerza, con el 19,71% de los votos.
“Las encuestas son muy mentirosas en Chile”, dice, sentado en un café del barrio de Ñuñoa, en una entrevista con LA NACION. Asegura que su equipo anticipaba desde agosto un resultado cercano al 20% y reivindica el crecimiento del Partido de la Gente como una fuerza que se mueve por fuera de los bloques tradicionales. “Nosotros somos los únicos que podemos ganarles a los fachos y a los comunachos que le hacen tan mal a Chile”, afirma.
Con 14 diputados en el Congreso, el Partido de la Gente se prepara ahora para ejercer un rol opositor clave, mientras Parisi sostiene que cualquiera de los dos candidatos que competirán en la segunda vuelta sería una “mala noticia” para el país. En lo personal, no descarta un cambio de vida: coquetea con la idea de mudarse a la Argentina, país de origen de su esposa, Mariela García.

Crítico feroz del gobierno de Gabriel Boric —al que califica de “pésimo”, en especial por su política exterior—, también se permite guiños más íntimos: su cercanía con la Argentina, su devoción por el fútbol y por Lionel Messi y una broma recurrente con su esposa. Dice que, si alguna vez llegara a la presidencia, le gustaría que la primera entrevista se la hiciera Mirtha Legrand.
Hoy su vida transcurre entre Chile y Hoover, Alabama, donde vive con su familia. Allí, cuenta, cuando juegan las selecciones de Chile y la Argentina, cada uno mira el partido desde un piso distinto de la casa para evitar fricciones.
La campaña realizada en gran medida desde Estados Unidos le valió fuertes cuestionamientos. “No se puede gobernar Chile por Zoom”, lanzó la candidata comunista Jeannette Jara, quien disputará este domingo el ballotage presidencial frente al conservador José Antonio Kast. Él también había dicho que el país necesita un presidente “que dé la cara, recorra el país y no haga campaña desde el extranjero”. Ante esta disputa presidencial, Parisi ya bajó un mensaje a sus seguidores tras una consulta online: llamó a votar nulo o en blanco.
–Ningún sondeo, análisis ni rival anticipó el desempeño que obtuvo en la primera vuelta. ¿A usted también lo tomó por sorpresa el resultado?
–Para nada, nosotros lo veníamos anticipando. No en esos números, porque fue evolucionando, pero a partir de agosto nosotros sabíamos que íbamos a estar sobre el 18% y por debajo del 23%. Fuimos a varios medios de comunicación por entrevistas y no nos creían y les creían a unas encuestas que son muy mentirosas en Chile. En Chile las encuestadoras no son encuestadoras, son agencias de marketing. Ellos se encargan después de posicionar a sus candidatos. Eso pasó con [Evelyn] Matthei, con Kast y con [Johannes] Kaiser que indirectamente, y también a través del gobierno, compraban los análisis estadísticos.
–Una vez conocidos los resultados, usted propuso realizar una consulta online antes de inclinarse por alguno de los candidatos. En ese período, ¿alguno de los dos se acercó o intentó ofrecerle algo?
–No, ellos saben que soy bastante díscolo en aquello. Si quieren tener una conversación conmigo, que sea abierta en un café. Yo no puedo traicionar a la gente, la gente es la que elige y que confió en nosotros. Nosotros no estamos buscando ningún cargo de trabajo ni nada, estamos muy tranquilos con lo que estamos haciendo y, si quieren conversar, que sea público e informado.

–En esa consulta, un 78% de los militantes del Partido de la Gente se manifestó a favor del voto nulo o blanco. ¿Hubiese ofrecido su respaldo si ganaba alguno de los dos candidatos?
–Sí, así lo hicimos en 2021. Lo que nosotros, como PDG, y estoy seguro de que va a calar muy hondo, es que nunca más, después de que la gente vote por un determinado candidato o grupo de candidatos, tiene por qué salir el partido perdedor a abrazar al que ganó. Eso creo que es poco democrático. Nosotros vimos que la noche que perdí corriendo salió Matthei a abrazar a Kast, siendo que se odiaban. Entonces, la gente dice: “Esto está raro”. Y en Chile hay un dicho muy conocido: la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas, hasta que llegamos nosotros. Nosotros somos los únicos que podemos ganarles a los fachos y a los comunachos que le hacen tan mal a Chile.
–¿Cuál es el propósito de llamar al voto nulo o blanco? ¿Cree que es una estrategia arriesgada en un escenario tan polarizado?
–No es mi estrategia, yo no estoy en la papeleta. Creo, y estoy seguro de que así es, que ninguno de los candidatos representa lo que queremos para Chile. No queremos un Partido Republicano [de Kast] gobernando minimizando a las distintas expresiones de familia y decisiones de vida en lo privado. Nosotros no minimizamos absolutamente a nadie. Por el contrario, en el caso del Partido Comunista [de Jara], donde creen que todo lo tiene que hacer el Estado y ahogar los emprendimientos, tampoco nos representa. Nosotros queremos volver a los años buenos, donde la meritocracia y el esfuerzo personal eran recompensados, donde se recuperaba el sueño de la casa propia y de la educación pública. Esos son nuestros elementos. Pero los comunachos y los fachos comulgan y juegan para su barrabrava.
–Si gana Kast —un escenario que varios sondeos consideran probable—, usted dijo que sería una mala noticia para Chile. ¿Por qué?
–Porque ellos están pensando en un gobierno que no sabemos cuál es. Por ejemplo, dice en la mañana que va a expulsar a los migrantes, en la tarde que los va a invitar a que se vayan y en la noche dice que ojalá les pague el pasaje el que les tiene contratado. No tiene un plan. Él ha jugado a que pase el tiempo. La Argentina, que es muy futbolera, desde el minuto 15 del segundo tiempo está pidiendo la hora para ganar sin exponer sus debilidades. ¿Cuál es el problema que tenemos nosotros? Que no sabemos qué va a hacer Kast. Uno de sus mano derecha, el diputado (Benjamín) Moreno, dijo que había que perdonar a los violadores de derechos humanos y a los violadores de niños.
–¿Y una eventual victoria de Jara también sería una mala noticia para Chile?
–Es más mala noticia. Las dos son muy malas noticias. En el caso de Jara, que es una buena candidata, su pasado la condena. El Partido Comunista se convirtió en un Partido Comunista capitalista. Le encanta el billete. Todas las cúpulas son millonarias. ¿A cuenta de qué? No es que se sacaron la mugre creando un invento o trabajando en una empresa privada. No, ellos son claros ñoquis. El peso del compadrazgo y el amiguismo político del Partido Comunista y del Frente Amplio le hace muy mal a Chile. Nosotros no creemos en eso: queremos meritocracia.
–Muchos señalan que Jara no solo carga con el Partido Comunista, sino también con el peso de ser la candidata del oficialismo. ¿Coincide con ese análisis?
–Sí, el gobierno de [Gabriel] Boric ha sido un pésimo gobierno. Partieron diciendo que eran los más éticos, que se iban a bajar el sueldo para copiar una medida mía. En realidad, por el contrario, han usado el gobierno y el poder como una fuente pagadora de favores. Gente realmente limitada intelectualmente está en puestos clave y ha sido un desastre. Boric destruyó el sueño de la casa propia, destruyó la posibilidad de que el mejor y el más meritocrático pudiera desarrollarse.

–¿Cuál es su evaluación de la política exterior del gobierno de Boric, especialmente en una región hoy tan fragmentada?
–Ha sido pésimo. De hecho, perdimos dos o tres años con una embajadora en la Argentina, [Bárbara] Figueroa, que tenía cero conocimiento de relaciones internacionales; es dirigente sindical. Teniendo tantos temas que tratar con la Argentina, necesitamos carreteras bioceánicas. Ustedes tienen que sacar el petróleo de Vaca Muerta y mucho mejor lo sacan por Chile. Esas son las cosas que podemos discutir. Pero Boric, sin levantarse para saludar a Javier Milei, hablando mal de Estados Unidos y de Israel, no tiene sentido.
–Si tuviera que darle un consejo a Javier Milei sobre cómo encarar la relación bilateral con Chile en los próximos años, ¿qué le diría?
–Yo no le voy a dar un consejo al presidente Milei, pero si necesita conversar conmigo, feliz de que me llame. Creo que la Argentina tiene que mirar muy bien hacia el Atlántico, pero también hacia el Pacífico, en una salida comercial con Chile. Yo estaría feliz de poder lograrlo porque es bueno para Chile.
–Después del buen resultado en la primera vuelta, que le otorga una nueva responsabilidad política, ¿cuáles son sus planes a futuro, considerando que su familia vive en Estados Unidos?
–Lo más probable es que volvamos. Mi señora quiere volver a la Argentina; es mitad argentina y mitad española. Mi hijo habla principalmente inglés y también más palabras en argentino que en chileno. Adora a Messi. Estamos viendo: no sé si ella se va a la Argentina y yo vuelo semanalmente a Chile, o si nos ubicamos acá. Yo estoy viniendo a Chile todos los meses, me quedo entre una semana y quince días. Los chilenos dicen que estoy muy poco tiempo en Chile, pero mi señora dice que paso mucho tiempo acá. Uno nunca queda en una posición cómoda.
–Con un Congreso tan fragmentado, ¿cuáles cree que serán los próximos desafíos políticos?
–Nosotros tenemos una bancada bastante fuerte, 14 diputados. Mi tarea va a ser mantenerlos unidos. Si de mis diputados llegan 10 al 2029, somos el próximo presidente de Chile. Porque está claro que va a ser un mal gobierno. Boric dejó muchas trampas, bombas de tiempo en distintos ministerios, que van a empezar a estallar a partir de marzo. Dicho eso, vamos a mantener una línea muy dura protegiendo todos y cada uno de los derechos sociales adquiridos, y una línea muy generosa para que se bajen los sueldos de los políticos, aumente el ahorro fiscal, se cierren las fronteras y se apruebe de una vez por todas la RUF, las reglas de uso de la fuerza. En Chile, la izquierda —Boric, Bachelet— les quitó el poder de fuego a las fuerzas armadas. Nosotros no queremos nunca más que un carabinero tenga que pedir permiso para usar su arma de fuego para proteger la seguridad. Hoy los criminales tienen todas las de ganar y la gente buena todas las de perder. Queremos que eso cambie.
–¿Entonces su apuesta política está puesta en 2029?
–Está dentro de las posibilidades, claramente. Pero cuatro años en política es mucho tiempo. Esto es por etapas: la primera es mantener cohesionados a nuestros diputados.
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