Fueron secuestrados hace 24 años y volvieron de visita a Japón
TOKIO.- Hablando un japonés anticuado, luciendo en sus solapas prendedores con la bandera roja de Corea del Norte, y aparentando tener más años, cinco japoneses de mediana edad bajaron ayer de un avión y regresaron a un Japón al que no habían conocido en los últimos 24 años.
Los cinco abrazaron a familiares a los que no habían visto desde el verano de 1978, cuando un grupo de norcoreanos los secuestró en playas niponas, los metió en bolsas y los llevó en lanchas a Corea del Norte.
Allí fueron desconectados del mundo exterior y obligados a prestar servicios a espías norcoreanos instruyéndolos acerca de la lengua y la cultura japonesas.
Durante décadas, el reservado gobierno de Corea del Norte negó los secuestros. Pero el mes pasado, cuando el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, realizó una histórica visita a Pyongyang, el líder norcoreano, Kim Jong Il, inesperadamente reconoció 13 secuestros y pidió las disculpas del caso.
Al llegar a Tokio, los cinco sobrevivientes se enteraron del nacimiento de sobrinos y sobrinas, que hoy son estudiantes universitarios. En los próximos días descubrirán un Japón en el que los discos de larga duración dieron paso a los discos compactos, donde el pelo negro y el té verde dieron paso al cabello teñido y a los más diversos tipos de café, donde la vida social gira alrededor de teléfonos celulares y la Internet, y donde 14 primeros ministros pasaron por el gobierno desde 1978.
En el aeropuerto, las lágrimas y los interminables abrazos contrastaban con la agitación de banderas japonesas y carteles que decían "Bienvenidos a casa".
"Se inclinó hacia mí y mientras me abrazaba me dijo que sentía mucho haberme causado tanta preocupación. De ese modo, esos largos 24 años en ese momento parecieron más cortos", comentó Hatsui Hasuike después de abrazar a su hijo, Kaoru, que era estudiante universitario la última vez que se lo vio en Japón y que regresó ayer con 45 años cumplidos, traductor de profesión y padre de dos hijos.
En una breve conferencia de prensa, varios de los recién llegados tenían los ojos enrojecidos por el llanto, pero sus comentarios públicos fueron lacónicos y discretos. Se limitaron a disculparse frente a sus familiares por las preocupaciones que sus respectivos secuestros les pudieron haber causado.
Los hijos, de "rehenes"
Además de Hitomi Soga, de 43 años, que dejó momentáneamente en Pyongyang a sus dos hijas, dos parejas que habían sido secuestradas durante sus respectivas citas volvieron casadas y con hijos grandes. Kaoru Hasuike llegó junto con su esposa, Yukiko Okudo, de 46 años, en tanto que Yasushi Chimura, de 47 años, también llegó junto a su esposa, Fukie Hamamato, de su misma edad. La semana próxima, los cinco deberán regresar a Corea del Norte para reencontrarse con sus hijos.
El gobierno de Pyongyang expresó que los seis hijos de los cinco japoneses que volvieron no quisieron acompañar a sus padres a Japón. Pero en Tokio, los abuelos japoneses afirmaron que sus nietos fueron mantenidos de rehenes.
Las dos parejas y Hitomi Soga son afortunados sobrevivientes. El mes pasado, Corea del Norte informó que de las 13 personas que sus espías habían secuestrado, 8 están muertas. Funcionarios japoneses indicaron que los secuestrados fueron en total 15, mientras que dos grupos de parientes de secuestrados aseguran que la cantidad real podría ascender a 50 o 60.
Anteayer, el primer ministro Koizumi insinuó lo que muchos japoneses creen, es decir, que Corea del Norte había ejecutado a muchas víctimas de secuestro. "Corea del Norte -expresó Koizumi por TV- es un país que no perdona. Secuestra y mata." Posteriormente, el primer ministro nipón trató de suavizar esos términos y sostuvo que expresaba la opinión de muchos japoneses y no necesariamente la propia.
El mes pasado, el gobierno de Pyongyang anunció que las restantes ocho personas secuestradas habían muerto jóvenes. Una mujer murió de una enfermedad coronaria a los 27 años. Otra mujer, secuestrada cuando tenía 13 años, se ahorcó a los 29. Una familia de tres miembros murió en su casa debido a un escape de gas. Y en un país donde sólo una minoría selecta posee automóvil, otras dos murieron en un accidente de tránsito.
Trágicamente, según el gobierno norcoreano, las tumbas desaparecieron durante las inundaciones que azotaron el país a mediados de los años 90.
Euforia e indignación
TOKIO (AP).- El regreso de cinco japoneses que fueron secuestrados hace casi un cuarto de siglo por Corea del Norte simboliza una mejora importante en las relaciones entre dos antiguos adversarios de la Guerra Fría, Japón y el enigmático gobierno de Corea del Norte, que secuestró a los japoneses para hacerlos servir de muestras de la cultura nipona en los centros de entrenamiento de espías.
Corea del Norte últimamente parece estar dejando de lado su beligerancia hacia el resto del mundo en busca de ayuda para mejorar su empobrecida economía.
Pero la euforia por la reunión del ayer -quizá la más emotiva que ha experimentado este país desde el regreso de sus tropas tras la Segunda Guerra Mundial- se vio mitigada por las preocupaciones acerca del futuro de los secuestrados y por la indignación ocasionada por las muertes de otros ocho cautivos.
La delicada posición de los secuestrados se puso de manifiesto en una conferencia de prensa ofrecida varias horas después de su llegada, en la que los individuos -que llevaban banderitas norcoreanas en sus solapas- hablaron con frases breves y cuidadosamente estudiadas. Además, deberán regresar a Corea del Norte la semana próxima.