Guerra Rusia-Ucrania: la OMS alerta por una “enorme catástrofe humanitaria”
El organismo necesita reforzar los sistemas de salud en los países vecinos de Ucrania, donde los refugiados no cesan de afluir; recrudecen los combates
PARÍS.– En el décimotercer día de la invasión rusa a Ucrania, la situación fue calificada de “enorme catástrofe humanitaria” por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En las ciudades martirizadas por las bombas, como Yitomir, Kharkiv, Mykolaiv o Sumy, los socorristas desafían los ataques para rescatar de las ruinas a las víctimas indefensas y ayudarlas a partir, mientras la Unión Europea (UE) se alarma ante el riesgo de trafico de niños no acompañados que llegan a las fronteras. Después de haber violado dos treguas humanitarias, el ejército ruso anunció anoche un nuevo cese del fuego para evacuar a los civiles.
“Estamos ante una inmensa catástrofe humanitaria”, afirmó el doctor Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa, estimando en dos millones las personas que huyeron de la guerra desde que comenzó la invasión.
Kluge advirtió que las organizaciones de ayuda necesitan hacer entrar en forma urgente material médico de primeros auxilios, pero también medicamentos esenciales, como tratamientos para la diabetes o afecciones cardíacas. La OMS también necesita reforzar los sistemas de salud en los países vecinos de Ucrania, donde los refugiados no cesan de afluir.
“Los sistemas de salud están bajo enorme presión y en las fronteras se registra la crisis de refugiados que crece más rápidamente en Europa en los últimos 75 años”, aseguró.
El alto funcionario confirmó 16 ataques contra centros de salud en Ucrania, incluyendo graves daños en hospitales e instalaciones sanitarias, que provocaron nueve muertos y 16 heridos graves: “La OMS condena enérgicamente esos ataques”, concluyó.
Las víctimas civiles siguieron, en efecto, aumentando ayer bajo el fuego ininterrumpido del ejército ruso. En Yitomir, al este de Kiev, la resistencia ucraniana consiguió apagar el incendio de un depósito de petróleo. En la ciudad de Sumy, al este, un bombardeo aéreo destruyó un área residencial, incendiando un edificio de departamentos y provocando la muerte de nueve personas, dos de ellas niños.
En Mykolaiv, en el sur del país, numerosos incendios estallaron en zonas residenciales. Cuatro civiles murieron en el ataque y muchos pudieron ser rescatados de las ruinas. En Jarkiv, al este, los ataques rusos destruyeron un edificio de nueve pisos y muchas otras residencias fueron consumidas por las llamas, provocando numerosos muertos. Según la vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, la situación humanitaria de la gran ciudad portuaria de Mariúpol, situada desde hace varios días por tropas rusas, era ayer “catastrófica”.
Por su parte, la comisaria para Asuntos Europeos de la UE, Ylva Johansson, advirtió ayer sobre el peligro “que corren los menores no acompañados de ser víctimas del crimen organizado”. Hablando ante el Parlamento europeo, la funcionaria indicó haber recibido informaciones “sobre criminales que se apoderan de niños en los orfanatos, cruzan las fronteras, pretender ser sus familiares y los explotan después dentro de una red de tráfico”.
Por tercera vez en la semana, el ejército ruso anunció una nueva tregua para evacuar a los civiles de Ucrania a partir de este miércoles, con la organización de corredores humanitarios. Los primeros de esos corredores fueron operativos ayer por la mañana, en particular en Sumy, donde unas 5000 personas pudieron ser evacuadas.
Y mientras continúa la resistencia ucraniana, el Pentágono evocó una nueva columna rusa que avance desde el noreste hacia Kiev, en momentos en que la columna principal que baja del norte se encuentra paralizada desde hace días.
“Estimamos que la nueva formación se encuentra a unos 60 kilómetros de la capital”, dijo un alto responsable del ministerio norteamericano de Defensa, agregando que los rusos que llegan del norte “están extremadamente frustrados” por la escasa progresión, obstaculizada por la resistencia ucraniana y los problemas logísticos y de aprovisionamiento.
Esa columna “no pudo superar el aeropuerto de Gostomel” a unos 20 kilómetros de Kiev, lo mismo que otra línea que “está bloqueada en Tchernihiv”, a 150 kilómetros de la capital. Según el responsable, la nueva formación forma parte del “esfuerzo” de Moscú de “encerrar a Kiev y obligarla a capitular”.
Pero nada de eso parece desalentar al pueblo ucraniano.
“Pelearemos hasta el final. En el mar y en el aire. Continuaremos luchando por nuestra tierra, cueste lo que cueste, en los bosques, en los campos, en los ríos y en las calles”, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, evocando al ex primer ministro británico, Winston Churchill, durante una videoconferencia con los diputados del Reino Unido presentes en el Parlamento.
Primer dirigente extranjero que se dirige por ese medio a los parlamentarios británicos, su intervención histórica —destinada a obtener más ayuda para su país—, fue recibida con una “standing ovation” (ovación de pie) de la cámara.
“Nunca abandonaremos y tampoco perderemos”, aseguró Zelensky, haciendo el relato de la invasión rusa día por día.
Polonia se declaró dispuesta a “poner sin tardar y gratuitamente” todos sus aviones Mig-29 a disposición de Estados Unidos y desplazarlos a la base de Ramstein, en Alemania. Hace días que Kiev pide a Occidente esos aviones, que podrían ser operados por los pilotos ucranianos. Al mismo tiempo, Polonia solicitó a Washington “aviones usados que tengan las mismas capacidades operacionales”. La Casa Blanca había propuesto a Varsovia aviones F-16 a cambio de los Mig-29. Por su parte, Moscú advirtió en los últimos días que consideraría “cobeligerante” a todo país que facilitara sus aeropuertos para que operen aparatos que puedan atacar a sus fuerzas.
En todo caso, según los servicios de inteligencia occidentales y ucranianos, nada parecería estar saliendo como fue planeado en Moscú. En las últimas horas, la intercepción de una conversación telefónica entre dos oficiales del FSB (exKGB) ruso, permitió conocer la muerte del general Vitaly Gerasimov, comandante del 41 cuerpo de ejército. El decorado veterano de las campañas de Chechenia, Siria y Crimea, habría muerto en combate en la región de Kharkiv. Según las mismas fuentes, otros altos militares habrían perdido la vida en Ucrania. Entre ellos otro general, Andrei Sukhovetsky, segundo comandante del mismo cuerpo de ejército que Gerasimov.
Entre las dificultades para avanzar en terreno, las pérdidas inesperadas de hombres y material y las durísimas sanciones internacionales que jaquean la economía rusa, Vladimir Putin, “más aislado que nunca”, parece presa de una auténtica cólera, según los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
“Creo que Putin está frustrado y furioso en este momento. Es probable entonces que redoble sus esfuerzos para tratar de aplastar el ejército ucraniano sin preocuparse por las pérdidas civiles”, declaró ante el Congreso de Estados Unidos el director de la CIA, William Burns.
La directora de todos los servicios de inteligencia norteamericanos, Avril Haines, afirmó por su parte que “Putin se siente humillado por la falta de deferencia de Occidente”.
“Tiene además la impresión de que esta es una guerra que no puede permitirse perder”, dijo Haines, para quien el autócrata ruso “almacenó durante muchos años una mezcla explosiva de agravios y de ambición”.
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