Juan Vicente Boo: "Francisco corre tanto porque sabe que su tiempo es limitado"
El vaticanista español, autor del libro El Papa de la alegría, elogia el ritmo de trabajo de Bergoglio, que hoy cumple 80 años
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ROMA.- Juan Vicente Boo, corresponsal del diario ABC en el Vaticano desde hace 18 años, no tiene dudas: Francisco , que hoy cumple 80 años, puede ya considerarse uno de los grandes personajes del siglo XXI. "Así como Benedicto fue uno de los mayores intelectuales del siglo XX, Francisco es el primer papa del siglo XXI porque se adapta de modo instintivo a un mundo cambiante y aplica de modo inmediato las nuevas reglas del juego", afirma, en una entrevista con LA NACION.
Veterano vaticanista, que conoció de cerca a los tres últimos papas al acompañarlos a más de medio centenar de países, Boo, de 62 años, acaba de escribir su primer libro: El Papa de la alegría. En esta obra traza un cautivador balance del pontificado de alguien que no es un "revolucionario", sino un "radical", en el sentido de la palabra, que proviene de radix: "Quiere ir a las raíces del cristianismo, a la vez que poda y tira las ramas muertas".
-En su libro destaca el "tremendo despliegue de energía" que en estos casi cuatro años de pontificado mostró Francisco, que cumple 80 años. ¿Cuál cree que es el secreto de tanto dinamismo?
-A sus 80 años, Francisco lleva un ritmo de trabajo que agotaría a dos personas de 40. Nadie que yo conozca se levanta todos los días a las 4.30 y emprende jornadas de cuatro horas de oración y nueve de trabajo, ni viajes con un programa tan sobrecargado que nos deja exhaustos a los periodistas. Tengo la impresión de que corre tanto porque quiere hacer muchas cosas y sabe que su tiempo es limitado. Paradójicamente, las dificultades no lo agotan, sino que lo estimulan. Una vez le comenté durante un vuelo: "Por favor, no se deje frenar por las resistencias". Me miró pensativo y me respondió: "Las resistencias no frenan..., ¡impulsan!", mientras hacia el gesto de empujar enérgicamente con los dos puños apretados y juntos como quien se lanza a derribar un obstáculo.
-Hablando de resistencias, ¿qué piensa del episodio de cuatro cardenales que le pidieron explicaciones al Papa sobre el capítulo 8 de la Amoris Laetitia, sobre el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar?
-Imagino que lo harán de buena fe. Pero me sorprende que sigan planteando cuestiones que ya respondieron los dos sínodos de obispos sobre la familia y que casi todo el mundo entiende... Algunas personas tienen dificultad para darse cuenta de que ciertos temas morales muy delicados y personales han pasado de los reglamentos generales al "foro interno", es decir, a la propia conciencia con ayuda de un guía espiritual.
-En el libro usted destaca que una parte de la curia vaticana y del episcopado mundial le ponen freno a cada iniciativa de Francisco. ¿Qué es lo que más molesta?
-A Francisco lo entendieron inmediatamente los obispos y sacerdotes con espíritu misionero, que cada semana hablan con muchas personas corrientes, confiesan, predican, visitan a enfermos... Y también, en términos generales, los fieles católicos del Nuevo Mundo. En cambio, a obispos con una mentalidad más administrativa, como sucede en algunos departamentos del Vaticano, les costaba y todavía les cuesta entenderlo.
-Usted, que conoció de cerca a Juan Pablo II y a Benedicto, en el libro reconoce que al principio del pontificado quedó desconcertado, como la mayoría de los vaticanistas. ¿Por qué?
-Tuve la impresión de que habían elegido a alguien demasiado serio, sin ninguna experiencia diplomática y demasiado anciano. Lo asombroso es que de la noche a la mañana se volvió una persona sonriente y al poco tiempo lograba éxitos diplomáticos, como frenar un bombardeo masivo en Siria, reconciliar a Estados Unidos y Cuba, ser invitado a hablar ante el Congreso de Estados Unidos... Y aportaba una frescura que la vieja Europa necesita como la lluvia en tiempo de sequía.
-En varias ocasiones, incluida una conferencia de prensa en el avión, el Papa confesó que tiene la sensación de que su pontificado será breve. ¿Usted qué sensación tiene?
-Al principio pensé que su intuición seria acertada. Pero ahora, al cabo de casi cuatro años veo que está en mejor forma física, se libró de parte de los kilos que le sobraban, y trabaja de modo más sereno y eficaz. Muchos tenemos la corazonada de que su pontificado será bastante más largo.
-Usted no pasa por alto las críticas al Papa, porque circularon por Santa Marta muchos argentinos que crearon problemas que empañaron su imagen...
-Sí, ha sido una pena. Era un abuso por partida doble: explotaban al Papa y engañaban a sus compatriotas en la Argentina, fingiendo una cercanía o un respaldo que no eran reales. Algunos han engañado a gente en otros países, logrando apoyos de personas que deseaban ayudar a Francisco. Por fortuna, este problema está ya más atenuado, lo mismo que el vicio -en algunas personas obsesivo- de manipular cada palabra o gesto de Francisco en clave de política argentina o de otros países.
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