La mayor amenaza para la economía: Washington

WASHINGTON.-Parece difícil encontrar consenso en Washington en estos días, pero muchos ejecutivos y economistas coinciden en un punto: el mayor riesgo para la mayor economía del mundo podrían ser sus propios representantes elegidos.

Crisis presupuestarias y de deuda, recortes indiscriminados de gastos y una paralización de 16 días del gobierno no serían suficientes para llevar de nuevo a la economía norteamericana a la recesión.

Pero las equivocaciones en la política de Washington en años recientes desaceleraron significativamente el crecimiento económico y mantuvieron más o menos a dos millones de personas sin empleo.

Los grandes recortes de gastos son una gran razón. Pero el gobierno en crisis también podría estar llevando a las empresas a ahorrar su dinero en lugar de construir nuevas fábricas, comprar más equipamiento y contratar a más trabajadores, afirman algunos economistas.

"El motivo por el cual nuestra economía no puede aumentar su marcha es debido a la incertidumbre creada por Washington", afirmó Mark Zandi, economista de Moody's Analytics.

El Congreso votó anteayer por reabrir el financiamiento al gobierno y extender su autoridad de endeudamiento hasta febrero próximo.

Sin embargo, el acuerdo no logró resolver las disputas subyacentes que llevaron a la crisis, lo que ha hecho que muchos teman que nuevos enfrentamientos puedan repetirse en unos pocos meses más.

El plan establece un foro para intentar forjar un acuerdo presupuestario permanente, pero pocos esperan que tenga éxito.

No todos los economistas concuerdan con que el circo político en Washington esté perjudicando a la economía en forma medible.

Aunque las preocupaciones sobre el techo de la deuda elevaron los costos de endeudamiento del gobierno durante la última semana, esos incrementos fueron mínimos.

Sin embargo, el ritmo de recuperación desde la recesión de 2008-2009 ha sido inusualmente lento. Aunque la producción económica total de Estados Unidos es ahora superior a lo que era antes de la recesión, el nivel de inversión privada permanece por debajo de lo que era en 2007. Los empleadores también contratan a trabajadores a un ritmo más lento que antes de la recesión.

Desde el fin de la crisis, Washington protagonizó una sacudida tras otra. Los demócratas aprobaron reformas a los sistemas de salud y financiero en 2010 que impusieron cambios clave en dos pilares de la economía posindustrial de Estados Unidos.

La inquietud pública con la reforma de la ley de la salud ayudó a los republicanos a ganar el control de la Cámara baja en 2010, lo que dio paso a una era de división gubernamental que ha llevado a reiteradas disputas por impuestos y gastos.

Una cuasi paralización en abril de 2011 llevó a una disputa sobre el techo de la deuda en julio y agosto de ese año, que colocó al país al borde del default y provocó su primera rebaja de calificación crediticia.

En un informe divulgado el lunes pasado, Macroeconomic Advisers estimó que 1,2 millones más de norteamericanos estarían trabajando hoy si el Congreso hubiera mantenido sus gastos discrecionales en los niveles que existían en 2010. La firma dijo que la conducta errática de Washington también eliminó 900.000 empleos.

Zandi estima que la austeridad fiscal costó 2,25 millones de empleos. Sin esas medidas, la tasa de desempleo sería de un 6,3% ahora, en vez de un 7,7%, asegura. "La consolidación fiscal ha sido un gran lastre en la economía", dijo Paul Ashworth, economista de Capital Economics.

El FMI calificó en junio los esfuerzos de reducción del déficit de Washington como "excesivamente rápidos y mal diseñados", y dijo que los recortes reducirían casi a la mitad el crecimiento del país en 2013.