
Las mujeres se apoderan de la camorra
Por el arresto y muerte de sus miembros, la mafia napolitana recurre a esposas y hermanas para llenar el vacío de poder
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ROMA.- La policía de Nápoles detuvo anteayer a la esposa de un jefe de la mafia actualmente en prisión, en una nueva señal de que las mujeres italianas hicieron añicos los techos de cristal de la industria del crimen organizado italiano.
Hasta su arresto, Carmela Marzano parecía haber asumido algunas de las funciones de su esposo en su ausencia. Luigi Giuliano, su marido, era uno de los máximos jefes la red delictiva napolitana conocida como la camorra hasta que fue encarcelado, a principios de los años 90.
Marzano fue detenida bajo el cargo de haber amenazado a la viuda de un mafioso rival dispuesta a declarar en contra de su yerno, Michele Mazzarella, y dos secuaces, acusados de asesinar al esposo de la mujer, en 1999. La policía también detuvo a la hija de Marzano, Marianna.
El arresto de su madre se produjo tan sólo unas semanas después de la detención de la hermana de su marido, Erminia Giuliano, otra jefa de la mafia aún más poderosa que la propia Carmela Marzano.
Según la policía italiana, Erminia tomó el mando de la industria del crimen de la familia Giuliano tras el arresto de sus cinco hermanos. Era la única posible heredera de la familia además de un sobrino, Pio Vittorio Giuliano, al que se consideraba inepto para el puesto.
El ministro del Interior de Italia, Enzo Bianco, describió la detención de Erminia Giuliano como "un encantador regalo de Navidad para la seguridad de Nápoles". Sin embargo, una de las principales rivales de Marzano y Giuliano, Maria Licciardi, hermana y aparente sucesora de un jefe de la camorra muerto, permanece fugitiva y, según la policía, lidera una de las facciones más violentas de la mafia. Por ello, en Nápoles, a Licciardi se la conoce como la princesa de la camorra .
Caen códigos y estereotipos
El estereotipo de la esposa de un mafioso -leal, deferente y reservada- comenzó a cambiar cuando el papel de las mujeres en el crimen organizado adquirió prominencia, particularmente como blancos de venganzas de familias mafiosas cuando los viejos códigos de honor que protegían a mujeres y niños se rompieron.
En 1995, Carmela Santapaola, esposa de un "padrino" del este de Sicilia, fue baleada frente a su hija por dos mafiosos en su propio departamento. Ella fue la primera y la más prominente mujer de la mafia muerta por una venganza. Pero no fue la única.
Cuando los informantes comenzaron a quebrar los códigos de silencio, a comienzos de los 80 -años en los que los fiscales italianos declararon la guerra a un crimen organizado atrincherado-, otros tabúes de la mafia también desaparecieron.
El surgimiento de las mujeres como jefas de la mafia es más importante en Nápoles que enSicilia. Según la policía, esa prominencia se debe a diferencias culturales.
"Los lazos familiares son muy estrechos aquí, y las mujeres siempre han tenido un papel, en sus familias, mucho más dominante aquí que en Sicilia", dijo Giuseppe Donno, vocero del Departamento de Policía de Nápoles.
"Se dice que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. Eso es también cierto en las familias del crimen", agregó.
Sin embargo, en Nápoles, el repentino surgimiento de jefas se debe más a la reducción de las filas de la mafia que al fortalecimiento de las mujeres o a su crueldad.
Las familiares de los miembros de la mafia son reclutadas para reemplazar a mafiosos que han sido arrestados o fueron asesinados por clanes rivales.
La naturaleza de la organización de la camorra , un conglomerado de clanes enfrentados, menos estructurada y centralizada que la cosa nostra siciliana, es otra de las razones.
Sin una cúpula o un solo jefe que imponga el orden, los clanes de la camorra apelan a familiares cercanos, incluso esposas o hermanas, para llenar los vacíos de poder. No sin una guerra de sexos de por medio.




