Las tres crisis interconectadas que profundizan la incertidumbre mundial
Los efectos de la pandemia de Covid-19, la invasión rusa de Ucrania y la inestabilidad del sistema bancario se retroalimentan y multiplican la potencia del impacto
- 6 minutos de lectura'
WASHINGTON.- Es el año de las tres crisis. Luego del brutal golpe que propinó la pandemia del coronavirus –que causó casi siete millones de muertes–, el mundo tuvo que lidiar con la guerra en Ucrania y sus consecuencias, y el peor brote inflacionario de los últimos 40 años, que generó un daño más marcado en los países más pobres. Ahora se suma la crisis bancaria desatada por la caída del Silicon Valley Bank, que montó a los mercados en una montaña rusa y avivó los fantasmas de la crisis financiera global de 2008 que terminó en la Gran Recesión.
La superposición de las crisis ha forzado a los gobiernos a moverse con extrema cautela en un ambiente de incertidumbre extrema, una suerte de campo minado donde cualquier paso en falso puede terminar precipitando una crisis aún mayor. La palabra “incertidumbre” apareció adosada a las últimas decisiones del Banco Central Europeo, figuró 46 veces en las últimas proyecciones de la Reserva Federal, y también apareció en el comunicado sobre el préstamo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordó con Ucrania para lidiar con un conflicto y un escenario “en circunstancias de incertidumbre excepcionalmente elevada”.
“Todo está interconectado”, dijo Monica de Bolle, senior fellow del Instituto Peterson de Economía Internacional. “Covid provocó el shock de oferta que llevó a la inflación que a su vez llevó a los bancos centrales a tomar medidas, y sabemos que cuando los bancos centrales tienen que subir las tasas muy rápido, eso inevitablemente creará problemas en algunos segmentos de los mercados. Y creo que tenemos suerte porque podría ser peor”, evaluó.
El cierre forzoso que provocó la pandemia del coronavirus y los gigantes paquetes de estímulos fiscal que desplegaron los gobiernos terminó por engendrar el peor brote inflacionario desde los 80, que primero fue subestimado, y luego se agravó con la invasión de Rusia a Ucrania, y el quiebre en los mercados energéticos globales. Un mes después de la invasión, apremiada y criticada por su falta de reflejos, la Reserva Federal comenzó a subir la tasa de interés.
Históricamente, una fuerte escalada de las tasas de interés en Estados Unidos ha generado, en mayor o menor medida, un cimbronazo financiero que suele sentirse con mayor fuerza en los mercados emergentes. La trepada orquestada por Alan Greenspan en 1994 terminó en la crisis del “Efecto Tequila”. A principios de siglo, otra escalada terminó en la implosión de las burbujas de las “puntocom”, y años más tarde, otro fuerte ajuste monetario de la Reserva Federal que comenzó a fines de 2004 llevó a que estallara la burbuja inmobiliaria y gatilló la crisis de las hipotecas tóxicas, que terminó en la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 y en la crisis financiera global.
Esta vez, De Bolle y otros economistas creen que la crisis tendrá una magnitud mucho más acotada. Pero, de todos modos, no pasará desapercibida para la economía. La Fed ya anticipó que las repercusiones por la caída del SVB se sentirán en la actividad, las contrataciones de las empresas y la inflación. De Bolle dijo que el estrés en los mercados y los problemas en los bancos regionales conducirá a un endurecimiento del crédito, una tenaza que, en Estados Unidos, sufrirán particularmente las pequeñas y medianas empresas, que cuentan con los bancos regionales para financiar sus operaciones.
“Es un financiamiento muy especializado. A nivel local, estos bancos tienen vínculos de larga data con las comunidades, conocen los negocios, los dueños, es un tipo de relación que no se puede replicar con bancos más grandes, y además no es tan rentable para ellos”, explicó.
Escenario imprevisto
Sergi Lanau, economista de Oxford Economics, dijo que es “poco probable” que las crisis de SVB y Credit Suisse tenga un impacto prolongado en el sector bancario global. El problema es qué ocurre si eventualmente la incertidumbre en la cual actúan gobiernos, bancos centrales y organismos reguladores termina por transformarse en un escenario mucho más pesado del previsto.
¿Existe margen para contener una crisis mayor? “Hay capacidad para actuar”, responde Lanau. “Las tasas de política monetaria ya están lejos de cero en la eurozona y en Estados Unidos, por lo que la política monetaria tradicional puede acomodar shocks. Además, siempre es factible reiniciar las compras de bonos. La complicación real sería una combinación de inflación persistente y crisis financiera, ya que pondría a los bancos centrales entre la espada y la pared”, amplía.
Pero los alcances de la crisis son aún una incógnita. Parte de la “incertidumbre” en la que navega un mundo que ahora parece cada vez más fracturado en dos polos, con el conflicto en Ucrania en el medio. El presidente de la Fed, Jerome Powell, reconoció en su conferencia de prensa esta semana que todavía existe mucha incertidumbre para saber realmente cuál será el escenario económico con el que tendrán que lidiar los gobiernos y los bancos centrales en los próximos meses. Powell dijo de hecho que los efectos de la crisis –restricción del financiamiento– funcionan en la práctica como una suba de tasas, por lo que en definitiva supeditó cualquier movimiento a cómo se desenvuelva la crisis.
“La clave es que tenemos que tener una política que sea lo suficientemente estricta para reducir la inflación”, señaló. “No todo tiene que provenir de aumentos de tasas, puede provenir de condiciones crediticias más duras. Así que estamos mirando, y es muy incierto cuánto tiempo se sostendrá la situación o qué tan significativos serán esos efectos, por lo que solo tendremos que observar”, describió.
Tal como ocurrió en otras instancias, De Bolle cree que el golpe más duro lo sufrirán las economías emergentes, y que la crisis en Europa probablemente solo alcance al Credit Suisse. América Latina ha sufrido en el pasado con los ajustes monetarios en Estados Unidos, y fue una de las regiones más castigadas por la pandemia del coronavirus, que dejó a sus gobiernos con mucho menos margen de maniobra para enfrentar otras crisis.
La nueva crisis tiene otro impacto difícil de cuantificar: el margen político suele acotarse cuando la economía transita en problemas. Algo de eso ha comenzado a verse en el respaldo a la Casa Blanca para sostener la defensa del gobierno de Volodimir Zelensky ante la invasión de Rusia. Meses atrás, la resistencia a la ayuda militar de Washington a Kiev era marginal, una postura de los extremos del Partido Republicano. Pero en las últimas semanas, a medida que se acerca la pelea por la Casa Blanca en 2024, comienza a ganar envergadura. Ron DeSantis, gobernador de Florida y principal rival aparente de Donald Trump en la interna republicana, fue uno de los que arrojó el guante.
“El ‘cheque en blanco’ virtual de la administración Biden financiando este conflicto durante ‘el tiempo que sea necesario’, sin objetivos definidos ni rendición de cuentas, distrae la atención de los desafíos más apremiantes de nuestro país”, fustigó DeSantis.
Trump ha dicho que Europa “debe pagar al menos lo mismo que está pagando Estados Unidos”. Y eso fue antes de que despuntara la crisis bancaria.
Otras noticias de Covid
Vacunatorio VIP. Confirman el procesamiento de González García y piden investigar a los favorecidos con las vacunas
"Era una locura”. Boris Johnson confesó que planeó invadir Países Bajos para conseguir vacunas contra el Covid
Lo que hay que saber para recibir pruebas gratuitas de Covid-19 en Estados Unidos
Más leídas de El Mundo
Trump vs. Harris. Cómo sería Estados Unidos sin inmigrantes
La fortuna de los Windsor. Una investigación revela el origen de los millonarios ingresos del rey Carlos III y el príncipe Guillermo
Inundaciones en Valencia. El riesgo de epidemias y brotes contagiosos en las zonas afectadas
Intensas lluvias. Vuelos cancelados y terminales inundadas: los impactantes videos del aeropuerto de Barcelona bajo el agua