Los brujos, el arma secreta pero peligrosa de los funcionarios chinos
En tiempos de caos, apelan cada vez más a los adivinos pese a que el partido lo prohíbe tajantemente
PEKÍN.- En algún momento del año pasado, un grupo de funcionarios de gobierno de rango intermedio se reunió a cenar en el salón privado de un restaurante de Pekín. Todos estaban nerviosos, pero también entusiasmados.
El invitado de honor era un maestro budista que estaba allí para predecirles su futuro. El maestro miró a su alrededor y después miró a los ojos a cada uno de los más de diez asistentes, según contó uno de los presentes, que aceptó hablar bajo condición de anonimato, ya que se supone que, como funcionarios del Partido Comunista Chino (PCCh), no deben creer en "supersticiones".
"Nos iba eligiendo por la forma de nuestros ojos y nos decía si íbamos a tener suerte o desgracia", comenta el funcionario, que tiene vínculos con los líderes del país.
Unos meses después, uno de los presentes en aquella cena cuyos ojos habían delatado desgracia inminente fue sometido a una investigación por abuso de poder, según relata la misma fuente, que tampoco quiso revelar el nombre del maestro budista, por temor a que sea arrestado.
Los chinos, especialmente los líderes del país, tienen una larga tradición de depositar su fe en la adivinación y la geomancia, a las que recurren en busca de respuestas en tiempos de incertidumbre, necesidad o caos.
Esas prácticas se volvieron más riesgosas desde la asunción del presidente Xi Jinping, en 2012; él inició una profunda campaña para erradicar la corrupción enquistada en el gobierno y que ya envió a decenas de altos funcionarios a la cárcel.
En junio, el anuncio del arresto del poderoso ex jefe de seguridad Zhou Yongkang, entre otros cargos, por haber filtrado secretos de Estado a un adivino y curandero llamado Cao Yongzheng, conocido como "el sabio de Xinjiang", por la región del oeste donde creció. A Zhou nunca se le permitió defenderse públicamente; tampoco se sabe si le permitieron tener un abogado.
Según informes de los medios chinos, Li Chuncheng, un ex funcionario y colega de Zhou, mantenía vínculos comerciales y personales con Cao en la provincia de Sichuan, donde Zhou y Li fueron antiguamente funcionarios. Esos vínculos eran a través de empresas de las que Cao era propietario o en las que había trabajado.
Li también apoyaba públicamente a la hija de Cao, directora musical de un teatro, según informa el Southern Weekly, un respetado semanario con un largo historial de investigaciones periodísticas sensibles. El partido acusó luego a Li de abusar de su posición para involucrarse en "actividades feudales y supersticiosas", sin agregar más detalles. Se desconoce el actual paradero de Cao; tampoco fue posible contactar a su familia ni a la de Li.
Desde que fue acusado por el Partido, a Li tampoco se le ha permitido aparecer públicamente para defenderse. Fue a juicio en abril, pero el veredicto no ha sido divulgado.
Tras la revolución de 1949, Mao Tsé-tung, fundador de la China moderna, prohibió la adivinación y las supersticiones en pos de un comunismo purista. Sin embargo, desde fines de la década de 1970, y aunque el país sigue siendo oficialmente ateo, las ciencias ocultas hicieron su regreso.
"En China, Mao fue alguna vez venerado como un dios, y la religión era el comunismo", contó un funcionario retirado del PCCh que prefirió no revelar su nombre para evitar ser perseguido por hablar con los medios sin autorización.
"Pero la muerte de Mao y el final de la Revolución Cultural, en 1976, dejó un vacío espiritual. Hoy, muchos funcionarios del partido, del gobierno y del ejército están perdidos, y recurren a adivinos porque quieren saber si van a ascender [en su carrera política] o si van a caer en prisión."
Aplacar a los dioses
La creencia clandestina en las prácticas ocultas, como la brujería y la adivinación, ya se ha extendido tanto entre los funcionarios del partido que, en los últimos años, los medios oficiales se vieron obligados a emitir numerosas advertencias al respecto. "Los falsos maestros y los falsos milagreros tienen acceso a los más altos niveles", advertía a fines de 2013 el Daily Guangming, un medio oficial del partido.
El Partido también teme que los adivinos prenuncien su derrota o infundan pánico entre la opinión pública con presagios de desastre.
Sin embargo, algunas prácticas que antes el PCCh consideraba supersticiones, como el feng shui o la geomancia, disfrutan desde hace tiempo de un renovado apoyo oficial, según contaron funcionarios de alto rango y los maestros del feng shui.
Wu Zhongmin, profesor de la Escuela Central del Partido, en la que se entrenan los nuevos cuadros políticos, dijo el año pasado al Beijing News que la corrupción muchas veces va de la mano de la superstición, ya que los funcionarios corruptos suelen recurrir a la magia para aplacar a los dioses por sus delitos.
"Ellos saben que el cielo todo lo ve, pero igual no pueden contenerse", dijo Wu.
Traducción de Jaime Arrambide
Ben Blanchard
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