Los chicos, eslabón débil en una Franja asediada
CIUDAD DE GAZA.- La imagen de un preescolar muerto en brazos de los primeros ministros de Egipto y de Gaza en el corredor de un hospital, el jueves pasado, hizo que la atención se concentrara en los peligros que enfrentan los niños de la Franja de Gaza en esta superpoblada zona urbana de batalla.
La mitad de la población de Gaza, de 1,6 millones de personas, está integrada por niños, que por eso parecen omnipresentes en la actual batalla entre Israel y los militantes de Hamas que gobiernan Gaza.
Desde que comenzó el enfrentamiento, el miércoles pasado, grupos de niños merodean frente a la morgue de la ciudad con la esperanza de ver el cuerpo de alguno de los más recientes "mártires". Otros siguen a los adultos a los funerales o hasta corren hacia el lugar donde un misil israelí impactó contra un edificio que todavía arde en llamas.
Sin embargo, a pesar de su aparente indiferencia, en privado ellos confiesan que el miedo a los bombardeos no los deja dormir de noche.
De los 45 palestinos que murieron hasta hoy, seis eran niños, desde recién nacidos hasta adolescentes de 14 años, según las autoridades.
La mayoría fueron víctimas del fuego de metralla cuando estaban dentro o fuera de sus hogares. En Israel, 12 niños resultaron heridos tras los ataques con cohetes.
En la guerra de propaganda entre Israel y Hamas, el sufrimiento de los chicos siempre ha sido un arma poderosa.
Mientras Hamas acusa a Israel de atacar Gaza sin contemplación alguna por los civiles, el gobierno de Netanyahu asegura que la organización palestina usa niños como escudos humanos, al lanzar sus cohetes desde zonas residenciales hacia objetivos civiles, para infundir miedo.
Mahmoud Sadallah, el niño palestino de cuatro años cuya muerte hizo llorar al primer ministro egipcio, era oriundo de la ciudad de Jebaliya, cerca de Gaza. El cuerpo fue llevado al hospital Shifa, el más importante de la ciudad de Gaza, en el preciso momento en que el primer ministro de Gaza, Ismail Haniyeh, le mostraba a su par egipcio, Hesham Kandil, las salas de guardia.
Algunos de los niños de Gaza que quieren mantenerse cerca de donde está "la acción" prefieren hacer alardes de valentía.
"No tengo miedo a los misiles", dijo Mohammed Bakr, de 12 años, mientras esperaba la llegada de los cuerpos frente a la puerta de la morgue. Pero reconoció: "Me gusta más cuando está todo tranquilo".
Traducción de Jaime Arrambide
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