Los divorciados vueltos a casar, eje del sínodo
Los casi 300 participantes discutieron sobre la cuestión de la eucaristía en las "familias heridas"
ROMA (De nuestra corresponsal).- La cuestión de la admisión de los divorciados vueltos a casar a la eucaristía luego de un itinerario de reconciliación o vía penitencial, el tema que más divide a los obispos, finalmente llegó al centro de los debates del sínodo. Y ayer conmovió el relato de un padre sinodal mexicano que contó la historia de un chico que el día de su primera comunión partió la hostia y le dio un pedacito a su papá y otro a su mamá.
Los casi 300 participantes en el sínodo empezaron a discutir la tercera parte del Instrumentum Laboris (IL), el documento de trabajo que se refiere a las "familias heridas". Este tema, muy complejo a nivel teológico, es el que más divide a los obispos. Por un lado hay un núcleo duro apegado a la doctrina tradicional -que indica que los divorciados vueltos a casar pueden comulgar sólo si viven como hermano y hermana, sin que haya otra salida-, y otro que pregona aperturas de tipo pastoral-disciplinario, a través de un camino de reconciliación o vía penitencial, caso por caso.
De este segundo grupo era el padre sinodal mexicano que ayer conmovió al aula sinodal. Éste contó que los padres del chico, divorciados vueltos a casar, llevaban a su hijo a la catequesis para prepararse para la primera comunión todos los fines de semana. "Al recibir su primera comunión, tomó dos pedacitos de su hostia y se los llevó a su papá y a su mamá, que no podían participar", dijo el padre sinodal.
La revista francesa Paris Match publicó ayer una entrevista con Francisco
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