Lujo asiático: Santorini, el destino predilecto para las fotos de bodas de parejas chinas
SANTORINI, Grecia .- La novia llevaba una tiara brillante y un vestido de novia rojo y vaporoso. Era su quinto atuendo matrimonial del día. El novio vestía un esmoquin plateado y tenía el semblante cansado de un chico que ha pasado las últimas 12 horas posando para que le tomen fotos.
El fotógrafo les daba instrucciones: "Recreen el momento de la propuesta con el novio de rodillas"; "da vueltas con tu vestido"; "besa la mano de la novia".
Sin embargo, casi era el atardecer y la pareja aún no había capturado la foto perfecta de Santorini que mostrarían en su boda tradicional en China el mes siguiente.
Así que su fotógrafo, que vive en Shanghai, apresuró a la pareja al otro lado de los techos enjalbegados de la isla y los senderos estrechos de la ladera, y les daba órdenes en chino frente a varios paisajes pintorescos.
Arriba de un hotel de lujo renombrado entre los chinos por ser el lugar donde se filmó una popular comedia romántica, le dijo al novio exhausto que cargara a su prometida como si estuvieran entrando a la habitación matrimonial. La tercera fue la vencida.
Para el gran final, la pareja se vio a los ojos en una azotea y el fotógrafo enmarcó sus siluetas con el sol color naranja sanguina, que se hundía detrás de ellos en el destellante mar Egeo. Eran las fotos previas a la boda con las que todos sueñan.
"Santorini es famoso en China", dijo Yao Kai, el novio de 29 años, después del último clic de la cámara.
A diferencia de sus padres, que dijo que habían posado estoicamente para sus fotos de boda en China, el novio tuvo la buena suerte de haber visto el mundo y quería que sus amigos, familiares e invitados a su boda lo vieran.
"Este es un gran momento para la economía de nuestro país", agregó. "Nos estamos volviendo más fuertes".
Las fotografías previas a la boda se han convertido en un negocio multimillonario en la era de Instagram, sobre todo entre las parejas asiáticas.
Muchos novios y novias chinos que planean ceremonias tradicionales en su país primero eligen tomarse fotografías profesionales bajo la Torre Eiffel, en París; en el Big Ben, en Londres, y en la campiña inglesa. "Es el efecto de Downton Abbey en las sesiones fotográficas chinas previas a la boda", informó el South China Morning Post. Nueva Zelanda y la Antártida son los destinos populares más recientes para este tipo de sesiones fotográficas.
No obstante, los colores azul profundo y blanco pulcro de Santorini ejercen una fuerza especial en la imaginación romántica de muchos asiáticos que están a punto de casarse.
"Viene mucha gente", dijo Xu Kaiyue, el asistente del fotógrafo. "Demasiadas personas".
Santorini es fatalmente pintoresco. Armadas de cruceros y líneas aéreas de bajo costo llevan a los adictos a las selfies y a Instagram a sus ciudades saturadas. Las propiedades en Airbnb reemplazaron a los residentes. Los burros de la isla se doblegan bajo la carga de los visitantes pesados. "Los turistas gordos dejan a los burros de la isla griega incapacitados", señaló el diario británico Express.
Para aprovechar el mercado chino, los fotógrafos griegos han creado sitios web con galerías de novias hermosas que posan lánguidamente o guían caballos blancos en la playa.
Los funcionarios de la isla, como sus contrapartes en toda Grecia, han ido tras la inversión china durante la crisis económica del país y valoran el aumento lucrativo en el número de visitantes chinos.
Luke Bellonias, funcionario de la isla, dijo que los chinos habían ampliado la temporada turística hasta entrado el otoño cuando la mayoría de los europeos y estadounidenses se van a casa. "Les encanta tomar fotos", comentó. "No les gusta tanto el sol". Aun así, reconoció, "la situación se sale un poco de control".
Los fotógrafos extranjeros, con maquilladores, grandes inventarios de vestidos de novia y estilistas, viven durante meses en la isla, pero eluden los impuestos, comentó Bellonias. La policía financiera rara vez aplica la ley, por lo que dan rienda suelta a la gente que "carga vestidos de novia sobre la cabeza junto con dos o tres bolsas, y corren de un lugar a otro", dijo.
Para muchas parejas, las tarifas que alcanzan las decenas de miles de euros son un pequeño precio que pagar por una imagen que, según ellos, encapsula el verdadero romance y la movilidad social.
"Es tan importante... quizá más que el anillo", dijo Olivia Martin-McGuire, directora de China Love, un documental sobre esta industria.
Además, para las parejas que no pueden pagar todo eso, hay estudios fotográficos en Shanghai que ofrecen montajes de Santorini.
"Es muy significativo", señaló Martin-McGuire.
Hacer que te tomen fotos antes de la boda en Santorini en sí parecía ser lo más importante en el mundo para Tzuchi Lin, de 26 años, y su prometida, Yingting Huang.
"Es muy emocionante. De hecho, no dormimos anoche", dijo Lin, que es conocido como Kenny, en su habitación de hotel. Su prometida de 30 años, que se hace llamar Penny, se ponía aerosol en el cabello frente a dos vestidos de novia colgados de las persianas.
"Ahora puede presumírselo a sus amigas: ‘Fui a Santorini a sacar mis fotos antes de la boda’", agregó.
La pareja, proveniente de Taiwán, donde algunos expertos dicen que comenzó la industria, se cambió a un atuendo menos cómodo. Lin usó un esmoquin con una corbata de moño color granate y Huang un vestido blanco ceñido en la cintura con un corsé de encaje. Guardó otro vestido en una bolsa de papel. "Los compramos en Taobao", dijo Lin. "El Amazon de China".
Comieron huevos en el hotel para cargar energía, pero el mozo insistió en que Lin bebiera un trago de ouzo, el clásico licor griego. "Ahora ya pueden casarse", dijo.
En el estacionamiento, se reunieron con sus fotógrafos: Toto Kuo, taiwanesa, y su esposo, con el que se había casado tres meses antes, Georgios Galanopoulos. Se conocieron "a la antigua, a través de un servicio de intercambio de hospitalidad", contó Kuo.
Ambos fotógrafos -que se rehusaron a que les tomaran fotos en su propia boda- llevaron a sus clientes a Oia, la ciudad en un extremo de la isla donde todos toman fotos, y donde montaron su negocio en la galería familiar de arte de Galanopoulos. Decidieron que la prometida debía comenzar a posar con el vestido que Lin llamó "más elegante", en lugar del más "sensual" que estaba en la bolsa.
Combatieron a las multitudes que se aproximaban hacia un lugar particularmente codiciado que tenía de fondo un domo azul, pero una pareja de Houston que posaba para sus fotografías profesionales de aniversario ya se había adueñado del sitio. Galanopoulos, de 50 años, dijo que los fotógrafos griegos de la isla habían estado discutiendo si debía haber una regla que obligara a permanecer solo cinco minutos en cada paisaje icónico.
Después de ponerse el último de los seis vestidos, la pareja pudo tomarse una foto con el domo azul de fondo y lograron tomar otra con una pose de propuesta en una azotea.
"¿Te casas conmigo?", dijo Lin en inglés. "Dile que sí", le dijo Kuo.
"Sí", contestó la novia. Una multitud reunida abajo aplaudió calurosamente.
The New York Times
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