Por decreto, Obama lanzará una reforma migratoria
Confirmó que se hará antes de fin de año; el plan evitaría la deportación de cinco millones de indocumentados
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WASHINGTON.- Empieza la nueva temporada política en esta ciudad. Tras meses de insinuaciones, el presidente Barack Obama confirmó que "antes de fin de año" producirá una reforma migratoria por decreto.
De ese modo, al tiempo que cumple parcialmente con una promesa largamente postergada, lanzó el primer órdago enjabonado a los republicanos, que aparecen ya fragmentados sobre la forma de reaccionar.
Cómo lo hagan finalmente será una dura prueba para el liderazgo de John Boehner y Mitch McConnell, los líderes de la Cámara de Representantes y del Senado, respectivamente, y encargados de la difícil administración del control que su partido acaba de ganar en el Capitolio.
A coro, ambos habían prevenido a Obama que no diera un paso de ese tipo. Ayer Boehner descalificaba la idea al hablar de "una amnistía por decreto". Pero, dentro de sus filas, las opiniones no son uniformes. Hay quienes hablan de declarar la guerra a Obama si da el paso y otros que advierten que, si no se tiende un puente con la inmigración, el partido jamás conquistará el voto hispano.
Los demócratas no están menos asustados. "Yo hubiese preferido que este anuncio se postergara un poco", confesó el -todavía- líder del partido en el Senado, Harry Reid. El veterano legislador teme que el anuncio de los decretos envenene demasiado el clima político y amenace con impedir que se apruebe el presupuesto necesario para mantener la administración funcionando.
Lo otro que también podría caer en un bloqueo republicano es la necesaria confirmación parlamentaria de Loretta Lynch como nueva secretaria de Justicia. Su designación fue enviada ayer al Congreso y en un clima hostil; es difícil predecir cuándo podría tener luz verde.
En términos más domésticos, otro tanto podría ocurrir con la ya demorada aprobación de Noah Mamet como embajador en Buenos Aires, al extremo de que ya hay quienes dudan que pueda ver la luz.
La Casa Blanca insiste en que aún no hay nada decidido. Pero todo apunta a que tan pronto como la semana próxima y apenas regrese de su gira por Oriente, Obama pase por arriba de la autoridad del Congreso y apele a una "medida ejecutiva" para amparar contra el riesgo de la deportación a millones de inmigrantes irregulares.
"Llegó la hora de actuar", avaló el presidente, al hablar con periodistas durante una escala en Rangún, la antigua capital de Myanmar, donde compareció junto a la líder opositora birmana y premio Nobel Aung San Suu Kyi.
"Durante meses previne a los republicanos que esto pasaría" si no trabajaban en el Congreso, dijo. Y ahora "esperar no es una opción", añadió. Lo hizo tras recordar que los Estados Unidos "es un país de inmigrantes", y que el actual sistema legal para acogerlos "está roto".
"Dije que si el Congreso no actuaba, yo usaría toda mi autoridad, que tengo por ley, para tratar de mejorar el sistema", sostuvo.
Lo que parece estar en danza es una orden ejecutiva provisional, que podría beneficiar a cerca de cinco millones de inmigrantes irregulares. La cifra está por debajo de los 11 millones de personas que, se estima, están en esa situación en este país.
La idea es que los inmigrantes irregulares que tengan hijos norteamericanos puedan acceder a un trabajo regular y así impedir el riesgo de deportación en el que están actualmente.
Sin precisar mucho más, el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, confirmó la idea al señalar que las medidas ejecutivas de Obama comenzarán con los inmigrantes "que han estado en las sombras durante más tiempo".
Críticas
Ante el inminente anuncio migratorio del presidente, un grupo de dirigentes republicanos liderado por los senadores Ted Cruz, Mike Lee y Jefferson Sessions amenaza con bloquear la aprobación de fondos para financiar el funcionamiento del gobierno y la "amnistía ilegal" que, según ellos, Obama pretende llevar a cabo.
Sin ir tan lejos, Boehner, el líder republicano de la Cámara de Representantes, reiteró que Obama "juega con fuego" y que cualquier acción unilateral que adopte eliminará la posibilidad de aprobar una reforma migratoria en el Congreso, además de "poner en peligro" el consenso bipartidista en otros asuntos. Hay otros que intentan serenar los ánimos.
"Esto es una gran prueba para el liderazgo. No podemos dedicarnos a escuchar solamente a los que más gritan y a los que más protestan en nuestro partido", previno Charlie Dent, un representante moderado de Filadelfia, que intenta hacer equilibrio entre las divisiones de su partido.
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