Retornan al poder hombres de Mitterrand
PARIS.- Algunos hablan del inicio de una "era Mitterrand II", otros de un gobierno del "déjà vu", pero si hay algo en lo que todos coinciden es en lo inesperado de los cambios realizados ayer por el primer ministro Lionel Jospin a su gabinete gubernamental.
Dos hombres de la "entraña" del fallecido jefe de Estado -y hasta ahora fuertes críticos de la gestión de Jospin -, Laurent Fabius y Jack Lang, volvieron al poder. Y, como en 1981, cuando François Mitterrand asumió la presidencia, el gobierno cuenta ahora con cuatro ministros comunistas.
El primer ministro también incrementó la participación del Partido Verde, miembro de su gobierno de coalición, aumentando a dos los ministerios en sus manos.
Pero de todos estos cambios, el regreso de Fabius es el más espectacular. Primero, porque se trata de la definitiva "resurrección" de la carrera política de quien fue el primer ministro más joven de la historia francesa (asumió en 1984 a los 35 años de edad), tras verse profundamente implicado en el escándalo de sangre contaminada que costó la vida a más de mil hemofílicos.
Segundo, y quizá más importante, es que pretende poner fin a más de 20 años de rivalidad entre el tradicionalista Jospin y el reformador Fabius, un hombre cercano a las ideas de la "tercera vía" que imperan del otro lado del Canal de la Mancha.
Jospin lo ha colocado nada menos que al frente de la cartera de Economía y Finanzas, donde se espera que pondrá ahora en venta acciones de empresas estatales como France Telecom y Thomson Multimedia, para financiar los fondos de jubilación de sus asalariados, un tema que empujó a la calle a miles de manifestantes en las últimas semanas.
Su predecesor, Christian Sautter, fue el único en renunciar ayer a su cargo, asegurando que el "conservadurismo de los sindicatos" le había hecho la vida imposible durante los seis meses que estuvo en el despacho, tras reemplazar a Dominique Strauss-Khan, investigado por corrupción.
El jefe de gobierno dio otra sorpresa al modificar el protocolo de modo que se considere a Fabius su segundo en el gobierno. Esto significó el desplazamiento de una de sus personas de mayor confianza, la ministra de Empleo Martine Aubry, hija del ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors y autora de la legislación que redujo a 35 horas la jornada laboral semanal, ahora repudiada por los empresarios y los sindicatos.
Jospin tuvo que hacer otro sacrificio para permitir el retorno del extrovertido Lang a la cartera de Educación, que ocupó entre 1992 y 1993, tras ser ministro de Cultura de todos los gobiernos socialistas, desde 1981 a 1993.
Su amigo de la infancia Claude Allegre fue expulsado ayer del cargo, tras ser blanco reciente de la furia de estudiantes, padres y profesores por intentar reformar la educación superior.
Con este gesto, sin embargo, Jospin logró que Lang abandonara su candidatura para alcalde de París, una posición desde la cual podría haber complicado las aspiraciones del primer ministro para las elecciones presidenciales de 2002.
Tanto con Fabius como con Lang, el líder socialista parece haber seguido el viejo adagio maquiavélico: "Si no puedes derrotarlos, úneteles".
Las razones de Jospin
Jospin atribuyó la reorganización de su gabinete a la "necesidad de reforzar la capacidad de acción de un gobierno que descansa ante todo sobre una mayoría plural".
La entrada de Michel Duffour, del Partido Comunista, como secretario de Estado de Patrimonio, y de Guy Hascoët, del Partido Verde, como secretario de Estado de Economía Solidaria, confirma estas palabras. Jospin también buscó satisfacer a las minorías en su propio partido colocando al socialista trotskista Jean-Luc Mélenchon en la cartera de Enseñanza Profesional, y a Michel Sapin, amigo del ex primer ministro Michel Rocard, al frente del Ministerio de la Función Pública y la Reforma del Estado.
Para la oposición, los cambios no han sido más que una señal de debilidad. El neogaullista Philippe Séguin lo acusó de "ceder a la presión de la calle" y de nombrar a "ministros simplemente porque se aburrían en sus casas".