Una mujer de la alta sociedad, un jardinero y un mensaje escrito con sangre: el asesinato que tiene en vilo a Francia desde hace 30 años
El brutal crimen de Ghislaine Marchal y la condena de su jardinero marroquí, Omar Raddad, se convirtió en uno de los misterios más duraderos y fascinantes del país europeo; ahora, la nueva tecnología de análisis de ADN podría conducir a un segundo juicio
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PARÍS.- La acaudalada mujer fue encontrada muerta en el sótano de su mansión en la Costa Azul. La única puerta estaba cerrada desde afuera, pero también trancada desde adentro. Y un mensaje escrito con la sangre de la víctima parecía apuntar como un dedo acusatorio hacia el jardinero.
A partir de aquel día de 1991, el brutal asesinato de Ghislaine Marchal y la subsiguiente condena de su jardinero marroquí, Omar Raddad, se convirtió en uno de los misterios más duraderos y fascinantes de Francia.
Ahora, tres décadas después, la nueva tecnología de análisis de ADN podría conducir a un segundo juicio que podría exonerar a Raddad, que siempre sostuvo su inocencia, y a la reapertura de un caso que si bien en apariencia quedó legalmente zanjado, nunca dejó tranquilos a los franceses.
Y la fascinación que sigue despertando el caso no solo responde a la inusual violencia desatada en un enclave de dignísimos hogares al norte de Cannes, ni a la clase social diametralmente opuesta de los protagonistas. A todo eso se sumaba el enigma de la puerta trancada desde adentro y cerrada con llave desde afuera, que nunca fue desentrañado de manera satisfactoria. Y el mensaje final… que contenía un error gramatical.
“Omar m’a tuer” (“Omar me matar” [sic]), parece haber escrito Marchal en el momento de su muerte, en vez de “Omar m’a tuée” (“Omar me mató”), como sería correcto en francés. Y ese error suscitó discusiones muy francesas sobre la clase social y el idioma, básicamente en torno a si una mujer de la posición de Marchal podía haber cometido un error tan trivial o si en realidad el jardinero había sido inculpado y condenado fácilmente por ser de origen árabe.
Condena
En el juicio original, Raddad fue condenado y sentenciado a 18 años de cárcel. Pero después de un pedido del rey Hassan II de Marruecos, donde el caso fue seguido de cerca, y de un indulto parcial del entonces presidente francés Jacques Chirac, Raddad fue liberado tras pasar cuatro años en la cárcel. Sin embargo, nunca fue exonerado del crimen.
En 2015, la nueva tecnología de ADN permitió descubrir que en la escena del crimen había rastros de la presencia de cuatro hombres desconocidos.
Actualmente, Raddad tiene 59 años y espera que la Justicia francesa responda a la solicitud que presentó en junio para que el juicio se realice nuevamente. El hombre sigue atormentado por el hecho, rara vez sale de su casa, y según su abogada defensora, Sylvie Noachovitch, desde entonces “dejó de estar vivo”.
La familia de la víctima, por el contrario, cree que Raddad es culpable y se opone a un nuevo juicio.
Norimitsu Onishi
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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