Una victoria para cicatrizar heridas
RÍO DE JANEIRO.- Fue una proeza política. Nunca antes en Brasil un partido político obtuvo cuatro mandatos consecutivos en las urnas y a través del voto directo y universal.
La garantía de 16 años en el poder, asegurada ayer por una aguerrida Dilma Rousseff, tendrá un efecto inicial de pacificación en el seno del Partido de los Trabajadores (PT).
En el corto plazo, la victoria ayuda a cicatrizar las heridas internas y hasta deja espacio para las reconciliaciones. Para empezar, entre la presidenta reelecta y su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, principal crítico de los gestos de "independencia" en la conducción del gobierno.
Un indicador de los límites de Dilma en sus relaciones con Lula, el PT y el resto de sus aliados se evidenciará en el proceso de selección del ministro de Economía y del presidente del Banco Central. Al celebrar la victoria electoral, Dilma anunció "grandes cambios", y envió señales al PT sobre rescatar la idea de un "plebiscito" para implementar una reforma política, idea que fue rechazada el año pasado por el Congreso.
La apretada victoria de anteayer ante el opositor Aécio Neves (51,6% contra 48,3% de los votos) implica limitaciones en los márgenes de maniobra de la presidenta en el Congreso. Y es allí donde el gobierno tendrá probablemente más dificultades, ya que la fragmentación partidaria llegó a un punto máximo, con 28 organizaciones políticas distintas.
Será un reflejo del comportamiento de la mayoría de los votantes de las regiones responsables de más de la mitad del PBI brasileño.
Anteayer, esos votantes repitieron en las urnas el mismo mensaje que enviaron en la primera vuelta: una oposición unida y revigorizada, en especial en el Senado. San Pablo, por ejemplo, entregó el 64,3% de los votos a Aécio.
A partir de hoy, el gobierno de Dilma tiene fecha de vencimiento: 1° de enero de 2019. Puede ser una oportunidad para iniciativas como el fin de la parcelación de los ministerios y las empresas estatales.
Ese tipo de políticas generó, entre otras cosas, un caso como el de la compañía estatal Petrobras, cuyas derivaciones en el gobierno y en el Congreso marcarán la agenda, día a día, durante los próximos 48 meses.
Traducción de Jaime Arrambide