Venezuela, paralizada por un paro nacional sin precedente
CARACAS.- La bulliciosa Caracas amaneció ayer con las calles desoladas y la mayoría de sus negocios cerrados en acatamiento al histórico paro nacional convocado conjuntamente por la principal asociación empresarial, Fedecámaras, y la poderosa Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
Empresarios y sindicatos llamaron a la huelga, de 12 horas, en protesta por un paquete de 49 leyes decretado por el gobierno de Hugo Chávez, entre las que figuran la de tierras y la de hidrocarburos, que consideran autoritarias y anticonstitucionales porque, aseguran, violan el derecho a la propiedad privada.
Chávez, en tanto, movilizó a sus partidarios y descalificó la huelga, a la que definió como la obra "insensata" de una "cúpula corrupta", y afirmó que la concentración de sus simpatizantes era una muestra de que el paro había sido derrotado.
Viagra
Vestido con su traje militar de campaña y su clásica boina roja de paracaidista, el presidente venezolano sacó a relucir su mejor repertorio proselitista y fustigó duramente a los empresarios por convocar a un paro que estaba "condenado al fracaso", al tiempo que cerró todas las puertas a un acuerdo y amenazó con radicalizar sus medidas.
Irónico, el mandatario afirmó, asimismo, que sus adversarios "tendrán que tomar Viagra" para parar realmente al país productor de petróleo.
"Yo creo que los oligarcas, si quieren parar algo, van a tener que tomar mucho Viagra", afirmó, en referencia al famoso fármaco contra ciertas disfunciones sexuales.
"¿Como se les ocurre a cuatro oligarcas que van a parar al pueblo de Simón Bolívar?", insistió el militar retirado ante varios miles de simpatizantes, principalmente campesinos y habitantes de empobrecidos barrios de la capital, congregados en la céntrica Plaza Caracas.
Además, Chávez amenazó con acelerar la aplicación de los decretos y radicalizar su "revolución bolivariana". "Voy a empezar a apretar tuercas", advirtió.
"Cacerolazo"
Sin embargo, el presidente tuvo que soportar, además del paro, un ruidoso "cacerolazo" de protesta que escuchó nítidamente cuando pronunciaba un discurso por el aniversario de la fuerza aérea.
Por su parte, el presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona, expresó su "asombro" por los encendidos comentarios del primer mandatario, pero expresó que aún abriga la esperanza de que éste se muestre más conciliador.
Chávez, no obstante, respondió que jamás irá "a una mesa de diálogo para traicionar a un pueblo mil veces traicionado", y amenazó con "llevar ante la ley" a los sectores más críticos de su gobierno, a los que acusó de "desestabilizadores".
Carmona, en tanto, se reunió en la tarde con el jefe de la CTV, Carlos Ortega, para celebrar lo que calificaron de "éxito rotundo" y "jornada maravillosa".
Según sus estimaciones, más de 3000 industrias, comercios, bancos, periódicos y medianas empresas se paralizaron ayer. La medida, aseguraron, tuvo un 90 por ciento de adhesión en todo el país.
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