
Vinculan a Al-Qaeda con el atentado en Bali
Culpan a su rama en Indonesia; hay 187 muertos y 300 heridos
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BALI, Indonesia (AP).- Cientos de turistas aterrorizados trataban ayer de escapar de esta isla paradisíaca convertida en infierno por el noveno atentado más cruento de la historia, la explosión de tres bombas en un zona poblada de jóvenes, anteanoche. Mientras tanto, el número de muertos llega a 187 y los temores de que Al-Qaeda haya llevado su campaña de terror a Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo, crecen con intensidad.
La mayor parte de los muertos y más de 300 heridos por las tres bombas que destruyeron un barrio de discotecas y bares en Bali eran australianos, además de canadienses, británicos, alemanes, norteamericanos y holandeses.
Hasta el momento, ningún grupo se responsabilizó por el atentado -el mayor desde el 11 de septiembre de 2001 en todo el mundo y el más sangriento en la historia de Indonesia-, pero todas las sospechas se dirigieron a Al-Qaeda y Jemaa Islamiya, un grupo que sería su brazo en el sudeste asiático y que busca establecer un Estado panislámico a través de Malasia, Indonesia y el sur de Filipinas. Está además acusado de complotar para volar la embajada norteamericana en Singapur.
El ataque terrorista llegó en el segundo aniversario del atentado organizado por grupos relacionados también con Al-Qaeda contra el destructor norteamericano USS Cole, en Yemen, que mató a 17 soldados norteamericanos. Además ocurrió en medio de señales de creciente actividad terrorista que condujeron en los últimos días al cierre de embajadas norteamericanas y a renovados alertas para los norteamericanos.
La destrucción comenzó anteanoche, cuando una pequeña bomba de fabricación casera explotó a metros de Paddy’s, una disco ubicada entre decenas de bares y discotecas en Kuta Beach, un barrio popular entre los jóvenes turistas extranjeros.
Pocos minutos después, una gigantesca explosión, provocada por una bomba escondida en una camioneta 4x4 estacionada a metros de allí, devastó el poblado Club Sari, la discoteca preferida de los surfistas. Una tercera bomba explotó muy próximo al consulado norteamericano, pero allí nadie resultó herido.
La segunda explosión destruyó el bar al aire libre y provocó una masa de llamas, alimentada por el estallido de cilindros de gas usados para cocinar. El techo de la disco se derrumbó, atrapando a cientos de personas. Las explosiones y el fuego dañaron al menos 20 manzanas de la isla y devastaron el área de los estallidos.
Muchos murieron carbonizados, por lo que la identificación de las víctimas era ayer lenta. Hasta anoche, sólo 26 cadáveres habían sido reconocidos; 19 de ellos eran extranjeros (13 australianos) y siete indonesios.
Lonny McDowell, un joven de 25 años, de Nueva Zelanda, estaba en Paddy’s en el momento de la explosión. Dijo haber visto a un hombre sin sus piernas y a otro con un cable que le atravesaba el estómago.
En Denpasar, la principal ciudad de Bali, el aeropuerto estaba cubierto de turistas aún en shock, en su mayoría jóvenes que, desesperados, decidieron acortar sus vacaciones para volver a sus hogares tras la noche más terrorífica de sus vidas.
En el aeropuerto, una multitud acampaba fuera de un McDonald’s tratando desesperadamente de conseguir pasajes de avión con sus teléfonos celulares. Muchos de ellos habían dormido en las playas, temerosos de ir a la zona de hoteles luego de los ataques.
La presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, viajó tras los atentados a Bali y lloró, conmovida, mientras recorría Kuta Beach. Sobre un posible vínculo de Al-Qaeda con los ataques dijo: “Eso será investigado continuamente, de forma tal que podamos resolver esto lo antes posible”. Prometió cooperar con otras naciones en la lucha contra el terrorismo.
Presión sobre Indonesia
El embajador norteamericano en Indonesia, Ralph Boyce, aseguró que todavía no es posible culpar a Al-Qaeda por el ataque, pero agregó que hay evidencia que confirma la presencia de la red terrorista en Indonesia, en semanas recientes, contactándose con extremistas locales.
“En las últimas semanas pusimos fin a un año de conjeturaciones sobre si Al-Qaeda estaba en Indonesia, o si había escogido Indonesia como su nueva base, luego de la caída de Afganistán”, dijo el embajador.
Con el argumento de que Al-Qaeda es fuerte en el país asiático, Estados Unidos y los vecinos de Indonesia urgieron a Yakarta durante meses para que aprobara una ley antiterrorismo, que languidece en el Parlamento. Sin esa ley, las fuerzas de seguridad no pueden arrestar a sospechosos de terrorismo si no cuentan con evidencia clara de que cometieron un crimen.
Mientras sus vecinos han detenido a centenares de militantes de Jemaa Islamiya, Indonesia ha hecho poco y niega ser un paraíso para los terroristas.
Hospitales desbordados
BALI (Reuters).– Un día después de los atentados en la famosa Kuta Beach, los hospitales seguían abarrotados de gente que hacía lo posible para tratar a cientos de heridos, muchos de ellos con quemaduras horrendas provocadas por las explosiones o los incendios. Algunos voluntarios dijeron que faltaban medicinas para tratar a los heridos.
Los cadáveres de las víctimas, envueltos en sábanas blancas, llenaron la morgue del principal hospital de la isla, el de Denpasar, mientras decenas de amigos y parientes buscaban a algunos de sus seres queridos desaparecidos.
Mark Donovan, uno de los voluntarios, que está colaborando en el hospital para tratar de encontrar a los desaparecidos, dijo que la mayoría eran australianos. “Pero tenemos gente de Sudáfrica, Holanda, Perú; de todos lados”, agregó.
Australia envió aviones Hércules C-130 hacia Bali para trasladar a los ciudadanos de su país que puedan sobrevivir al viaje.
La más poderosa de las tres explosiones demolió el Club Sari, una famosa discoteca entre los mochileros y surfistas que llegan a Kuta Beach desde todas partes del mundo, especialmente desde Australia.
“Había cuerpos por todos lados, gente quemada y aturdida caminando por las calles”, relató ayer Amos Libby, un norteamericano de 25 años que caminaba cerca del Club Sari al momento de la explosión, en el aeropuerto, mientras esperaba tomar su vuelo de regreso a casa.
Australia, de luto
- MELBOURNE (EFE).– El gobierno de Australia confirmó anoche que por lo menos trece australianos murieron, 110 fueron heridos y más de 200 se encuentran desaparecidos. Al tiempo que envió ayuda médica, el premier australiano, John Howard, llamó a su país a estar psicológicamente preparado para una “enorme tragedia nacional”, que sucedió en la “la puerta de nuestra casa”.
Los más sangrientos
EE.UU.: en septiembre de 2001, 3021 personas murieron cuando miembros de Al-Qaeda secuestraron aviones y los estrellaron en Washington y en Nueva York.
Irán: un atentado contra un cine de Abadán, en el sudoeste, dejó 400 muertos, en agosto de 1978.
Líbano: un ataque de extremistas islámicos a la embajada de EE.UU. mató a 241 marines en octubre de 1983.
Irlanda: en un atentado de los sikhs, en junio de 1985, un avión de Air India se precipitó a aguas irlandesas; 329 muertos.
Lockerbie: en diciembre de 1988, un avión de Pan Am explotó en vuelo sobre la ciudad de Lockerbie, en Escocia ; murieron 259 personas a bordo y 11 en tierra, en un ataque atribuido a Libia.
Kenya y Tanzania: dos ataques simultáneos contra las embajadas norteamericanas en Dar es Salaam y Nairobi dejaron 224 muertos el 7 de agosto de 1998.
Angola: un ataque de los rebeldes de Unita contra un tren mató a 260 personas en agosto de 2001.




