
Alma y Vida, desde el arcón de los 70
Regresa un grupo que conoció el éxito
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Los músicos de Alma y Vida se sientan a la mesa del bar como si se dispusieran a jugar un partido de truco. Carlos Mellino, el más verborrágico, bromea: "¿Quién tiene para hacer primera?" Pero pronto se pone serio y comienza a hablar del reencuentro de este grupo que formó parte del rock nacional de la década del setenta.
Con la mayoría de los músicos que integraron su formación inicial, Alma y Vida se presentará hoy, mañana y pasado mañana, en La Trastienda, Balcarce 460, y grabará los temas para publicar un CD en vivo. Mellino (voz y teclados), Juan Barrueco (guitarra), Bernardo Baraj (saxos y flauta traversa), Carlos Villalba (bajo) y Mario Salvador (trompeta), con la novedad de la incorporación del joven Marcelo Baraj, hijo de Bernardo, que reemplaza al baterista Alberto Hualde.
"Hay una razón de suficiente peso, que es la demanda de la gente, que fue incondicional. Ellos nos estimularon a juntarnos. Y hoy hay una radio como la Mega, que se dedica al rock nacional, y una serie de condiciones para llevar adelante estas presentaciones", explica Mellino.
Según el cantante, lo principal es la deuda con sus fans. ¿Pero no habrá también una deuda con ellos mismos? "Con el escenario siempre hay algo pendiente -asegura Mellino-, y si no nos reunimos antes fue porque no se habían dado las condiciones de organización, promoción y esponsoreo. "
La historia del grupo comenzó en 1970. Varios de los integrantes del combo eran sesionistas de Leonardo Favio hasta que el cantor y cineasta les dio un descanso para dedicarse a sus películas. El 20 de junio de ese año debutaron en el teatro Opera. Al poco tiempo fueron fichados por el sello Mandioca, donde editaron sus primeros simples, hasta que accedieron a los long plays por RCA. Durante los cinco años siguientes, y con algunos cambios, grabaron media docena de álbumes que registraron su sonido personal.
La voz de Mellino, la inusual incorporación de vientos y la fusión de estilos fueron algunos de sus sellos de fábrica. "Algunos veníamos del jazz, otros del rock, del tango y de la clásica -recuerda Bernardo Baraj-. Eso generaba una buena alquimia y mucha libertad, porque cada uno ponía lo que tenía ganas."
A mediados de los setenta, los proyectos individuales de los músicos le dieron curso a la disolución. En 1990, algunos volvieron a agruparse, pero sin intenciones de darle continuidad al proyecto. "Siempre fuimos antiespeculativos. Nos juntamos hace treinta años e hicimos una ensalada que pegó -aclara Mellino-. Todos éramos músicos profesionales, pero sentíamos la frescura de este proyecto y estábamos seguros de lo que íbamos a hacer en el escenario y de lo que iba a pasar con la gente."
-¿Qué es lo que van a dejar registrado en estos próximos conciertos?
Baraj: -El repertorio incluirá los temas que fueron más populares en los setenta, con un mejor sonido y el desarrollo musical que cada uno de nosotros consiguió en estos años. Pero nos seduce pensar en preparar un material nuevo para más adelante, aunque sería demasiado apresurado definirlo.
-¿Cómo cae esta propuesta dentro del marco del rock nacional modelo 2000?
Mellino: -Todo el derrotero que hicimos y el que vamos a hacer nos sitúa dentro de la misma actitud que nos distinguió en esa época. El negocio no es lo más significativo. Además, el que conoce de esto sabe que se necesita mucho más que una serie de conciertos para darles de comer a seis personas. Acá volvemos a buscar la misma esencia de hace treinta años.
-¿No tienen miedo de quedarse sólo en el revival?
Baraj: -Tampoco creo que el revival sea una idea descalificadora. Creo que se siente una necesidad de reencontrarse con la atmósfera de los setenta, opuesta a este presente. La que tenía gran espíritu de lucha, una juventud que pensaba que las cosas podían cambiar y que la dictadura se encargó de hacer desaparecer. Es una manera de encontrarse con esa atmósfera, aunque más no sea desde la fantasía. En este sentido, el revival trasciende el calco musical.
La charla se extiende. Hablan de gente que salió a bailar durante un solo de batería, de un grupo de tenientes que coreaba: "Hoy te queremos cantar" (dedicada al Che Guevara) durante un show en una escuela de suboficiales de Córdoba, y de una cena en Tucumán, con unos desconocidos que resultaron ser miembros de la cúpula del ERP.
El turno de la música de Alma y Vida será el 1º, 2 y 3 del actual, en La Trastienda.



