Así nos ven: dobleces judiciales y prejuicios al desnudo
Así nos ven (estados unidos) /Creada por: Ava DuVernay / Guión: Ava DuVernay, Julian Breece, Robin Swicord, Attica Locke y Michael Starrbury / Elenco: Asante Blackk, Caleel Harris, Ethan Herisse, Jharrel Jerome, Marquis Rodriguez, Felicity Huffman, Aunjanue Ellis, Vera Farmiga, John Leguizamo, Niecy Nash, Jovan Adepo /Disponible en: Netflix./ Nuestra opinión: Muy buena
Si bien el talento de la realizadora Ava DuVernay ya se vislumbraba en Selma –una biopic correcta sobre Martin Luther King Jr., aunque algo sobrevalorada–, y especialmente en su documental nominado al Oscar, Enmienda 13, es con Así nos ven donde se consolida. La miniserie de cuatro capítulos que la directora concibió para Netflix es una experiencia dura, pero necesaria, una mirada al engranaje judicial de los Estados Unidos, a la impericia en las investigaciones policiales deliberadamente apresuradas y funcionales a la opresión de las minorías, y a la vulnerabilidad de los jóvenes que no cuentan con las herramientas para defenderse ante un sistema que los estigmatiza y los condena. Los adolescentes Kevin Richardson (Asante Blackk), Antron McCray (Caleel Harris), Yusef Salaam (Ethan Herisse), Korey Wise (Jharrel Jerome) y Raymond Santana (Marquis Rodriguez) estuvieron el 19 de abril de 1989 en un sector del Central Park de Nueva York. En otro sector del parque, Trisha Meili (Alexandra Templer), una banquera que había salido a correr, era brutalmente atacada y abusada sexualmente, episodio que la dejó 11 días en coma y con secuelas irreversibles.
En el afán de resolver el caso con rapidez para tranquilizar a una ciudad cuyo índice de criminalidad era alarmante, la fiscal Linda Fairstein (Felicity Huffman, en una interpretación escalofriante, similar a la que brindó en la segunda temporada de American Crime) presiona a su equipo para que interrogue a todos los jóvenes que estuvieron en el lugar de los hechos, directiva brindada con un mensaje subyacente: apuntar a los afroamericanos, violar los protocolos y fabricar evidencia en su contra.
Con una progresión narrativa similar al film Los hijos de la calle, de Barry Levinson, y con planos que Duvernay parece haber heredado de Barry Jenkins (Luz de luna). Así nos ven se reserva el último capítulo para Korey Wise, el único acusado mayor de edad que, al ser trasladado a una prisión para adultos y no a un centro de detención juvenil como el resto, es tratado de manera infrahumana. Jharrel Jerome, como ya podíamos prever con el film de Jenkins, es una promesa que aquí avasalla con una actuación indeleble. DuVernay lo sabe, y por eso le dedica desde secuencias oníricas que no resultan disonantes hasta flashbacks donde su miniserie también alude a otras problemáticas, como la identidad de género, la venta de drogas como vía para salir de la pobreza, y otra clase de brutalidad: la mirada familiar.
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